viernes, 10 de mayo de 2013

Dispuesta a que me linchen

Me gustó la corrida de José Luis Pereda en términos generales y siempre a mi manera de ver, con su par de mansos correspondientes, y sin haber consultado servidora la opinión del resto de aficionados por esas redes de Dios, ni haber abierto aún periódico alguno, para evitar contaminaciones. 
Pero para explicar yo, única y exclusivamente a los aficionados que vieron la corrida en la plaza y no por la televisión pues el secreto de lo percibido por la que firma estuvo en la cantidad de detalles que posiblemente no se vieron por el Plus de la Rien y taparon las limitaciones de una pantalla, para explicar yo, digo, decía, por qué me gustó la corrida necesitaría tres o cuatro días dedicados a la escritura y no dispongo ni de media de hora escasa, aunque apelo a la sección de comentarios para explayarnos si ustedes lo desean, mucho menos cuidada, luego más ligera y con menos trabajo.
Un dato: el sexto toro, Agotado, toro al que en una de las varas que recibió, creo recordar que la última pues jamás tomo notas, le metieron el palo barrenando de tal manera que parecía la puya un destornillador apretando un tornillo.  
Una especie don Agotado como de cárdeno salpicado, burraco incluso, o vaya usted a saber la capa del toro que eso me importa poco -aunque nunca ensabanado- que se fue al caballo como una exhalación, para empezar y abandonando capotes, en cuanto olió a la acorazada de picar aparecer en la arena cuando apenas iba la acorazada por las tablas del tendido 10 a tomar posiciones para realizar la suerte en los terrenos correctos. 
Ni colocado en suerte ni leches, se fue el toro para el caballo como una bala, recto, galopando, qué fijeza, le dieron su merecido como es natural muy bien dado, y, ni corto ni perezoso, se echó a los lomos a caballo y caballero sin contemplaciones queriéndoselos comer en cuanto los tuvo en suelo. 
Sacado de allí, se emplazó el toro en los medios, amo y señor del redondel, mientras rulaban por los alrededores diecisiete tíos, contados uno a uno por servidora, diecisiete, los diecisiete tíos bajo control absoluto de Agotado, moviéndose los toreros para un lado y para otro, en círculo y a prudencial distancia, a ver cómo le metían mano. 
Mientras, el toro permanecía quieto en la boca de riego, girando sobre sí mismo y apuntado a todo el que diera un paso al frente, emplazado, y como diciendo el animalito para sus adentros:
"a mí, toreros".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a mí también me gustó el sexto toro. Sobre todo en su pelea con el caballo en esa primera puya. El toro se arrancó de muy lejos, se recorrió más de media plaza, atacó de frente al caballo embistiendo bajo, centrado hasta que lo tiró por fuerza y siguió con el caballo. En alguna crónica he leído que la primera entrada fue al relance, no, al relance es que el toro tras un capotazo se encuentre con el caballo encima, este se arrancó solo, a 10 o 15 metros, error del torero por no haberlo sabido evitar y ponerlo como Diós manda.
Disfruté mucho con esa pelea de varas. Luego se apagó en el la muleta y Morenito tampoco supo darle su lidia.

Anónimo dijo...

Olé por la Condesa. Dice lo que piensa sin temor a los malandrines que dictan cátedra. Yo no pude ir, así que tendré en cuenta su opinión de aficionada.

FD. Vengador.

malagueto dijo...

Pues ayer a la hora que masacraban a ese burraco, un excelente amigo común y servidor, nos tomábamos unos vinos a tu salud Condesa.
Como eres inteligente, no digo el nombre. Ah, me dijo que tenía algunos almuerzos pendientes contigo...

Saludos

DANIEL LOZANO dijo...

Lo cierto, es que el día no fue el mas idóneo, ni para esa corrida ni para ninguna, pero para la de Pereda menos aún, y me explico:

El encaste de Núñez, es de los mas sensibles a los toques, las distancias y sobre todo los enganchones, son de los que mas broncos se ponen cuando tocan las telas, por no hablar de las distancias y los terrenos, esos toros como los de ayer tan cerrados en tablas ( por el aire ) pesan mucho, pues vienen apretando y en ocasiones arrollando. Estoy convencido que de no haber soplado tanto el viento en la tarde de ayer, se hubiese visto una corrida completamente distinta, y lo digo por que estoy cansado de ver toros tan fríos y mansitos como los de ayer, terminar embistiendo con clase y desplazándose ese famoso "tranco de mas" que tan famosos hizo a los Núñez.

Eso sí, cuando las condiciones imposibilitan la correcta colocación, distancia y que no toquen las telas, pasa como paso ayer.

Este encaste necesita venir muy enganchado en el muletazo, para eso hay que dejársela muerta alante y esperar a que la tomen, además, tardan unas décimas de segundo mas de lo normal mas que otro tipo de animales, cosa que desde abajo se hace un mundo, evidentemente esto, con el viento que sopló, se hace imposible.


Por cierto, yo pensé que los linchamientos eran cosas de otras épocas o de paises bárbaros.

el Chulo dijo...

tambien soy inteligente pues, malagueto. a ver si un dia nos encontramos con este amigo y la condesa!

malagueto dijo...

Pues Chulo, mucho me ha hablado de ti y siempre todo bueno, te admira.
Yo siempre estoy dispuesto a charlar con buenas gentes y si son buenos aficionados, no existe el tiempo...

Saludos