lunes, 31 de marzo de 2008

La pincelada currita (para El Fundi)

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Bastaría que El Fundi solicitara un micrófono a un medio de comunicación cualquiera y hablara, para que se removieran en veinticuatro horas los cimientos del toreo. Hago memoria, he aquí algunos apuntes acerca de la durísima carrera de un torero, hoy consagrado forever, que, desesperado, tuvo ya que retirarse de novillero. Que se portó muy bien Joselito con él y con su compinche José Luis Bote, y le dio una alternativa en Villaviciosa de Odón estando José Pedro Prados en el dique seco.

Por si esta situación no fuera jodida, el 22 de mayo de 1988, día de santa Rita de Casia, abogada de lo imposible pues todo lo que se le pide te lo concede aunque la tía pone condiciones, y tarde en la que un toro mató a Antonio el Campeño en la plaza de Madrid, va El Fundi y se encara con el tendido "7".
Cuando el "7" era el "7", cuando la afición venteña imponía su ley, y no como ahora que aquello resulta un nido de intereses garbanceros que da grima verlo. Ave, Rosco, ave, Salva, ¿cuando veremos ese sobrero castaño que me tiene loca por sus hechuras?

¡Vamos que si los del "7" pararon a El Fundi! Con razón, pues a pesar de que una es humana y entiende que cualquiera puede perder los papeles y la compostura ante la dramática situación de encontrarte en los brazos con un compañero agonizando, no es menos cierto que una también le exige a los toreros dominio escénico y el control de sus sentimientos cuando se está en la arena. ante la dramática situación de encontrarte en tus brazos a un compañero agonizando con el cuello atravesado por una cornada, no es menos cierto que una también le exige a los tororos dominio escénico y control de sus sentimientos personales cuando se está en la arena. ante la dramática situación de encontrarte en tus brazos a un compañero agonizando con el cuello atravesado por una cornada mortal, no es menos cierto que una también le exige a los toreros dominio escénico, teniendo en cuenta que son los amos y señores de las más genuína de las representaciones. La radical, y tan clásica por otra parte, reacción en contra del torero por parte del sector más decisivo de la plaza de Madrid, fue aprovechada por los medios de comunicación de siempre para organizarle una campaña en contra, descalificándole con saña, que no tuvo otro remedio que exiliarse en Francia, mordiendo el polvo como el caballo de Diego Ventura.

El calvario ha durado la friolera de veinte años, y es la hora de volver a quitarse el chapeau ante la afición francesa, que recibieron al de Fuenlabrada con los brazos abiertos y sin ponerle ningún pero. También ha llegado la hora de reconocerle a Eduardo Canorea su tesón no dejando de poner a El Fundi en Sevilla machaconamente, lo que demuestra que el hijo de don Diodoro y doña Carmen, otras cosas tendrá pero es buen aficionado. Hora es, así mismo, de recordar que este torero en sazón -¡qué dos faenas la temporada pasada en Salamanca, madre mía!- es al que pensaba rescatar José Tomás metiéndolo en sus carteles, antes de que el taurineo haya decidido echar de los ruedos a base de mentiras, por segunda vez, al mejor torero que yo he visto a lo largo de mi vida.

Habla, Fundi, habla.

A Gadito, de Palha, sospechoso de pitones como toda la corrida portuguesa, primer toro de la tarde, le hizo El Fundi la que puede ser una de las faenas de la temporada para mi gusto. Del toro, fiero como lo de Ibán cuando tito Balta vivía, debe tenerse en cuenta que de salida blandeó en exceso, concretamente la pata derecha la llevaba lastimada como se pudo ver en los primeros galopes, pero de puro bravo se olvidó de la lesión en cuanto entró en calor, y no volvió a cojear durante su lidia. Ya en banderillas le dijo a su matador de qué iba a ir la vaina con la muleta y hubo tres tiempos durante la faena. Los primeros muletazos, agónicos, en los que Gadito se quería comer al torero, luego una fase intermedia en la que surgieron naturales de quejío grande, para concluir el trasteo con el toro exprimido como si fuera un limón, brageta alante de un torero valentísimo en un desplante de esos que ya no se ven desde que se fue Curro Romero.


Un pero, El Fundi se pasó de faena, un pelín, y esa es la causa de que, a mi entender, no le metiera la espada hasta la bola al primer intento, cuando tras el desplante mencionado el toro le pedía la muerte absolutamente vencido.

Me alegro mucho de lo ocurrido el sábado en Sevilla, por el torero, por su familia y por sus dos grandes partidarios incondicionales, que es que están los dos que se salen y yo no los aguanto ni un minuto más. Me refiero a mis queridos amigos José Luis Suárez-Guanes, conde de Valle de Pendueles y crítico de ABC, y a Jorge Laverón. Laverón: al paredón (por rojo).

sábado, 29 de marzo de 2008

La pincelada currita

Todos aquellos que tenemos puestas nuestras esperanzas en el trabajo de Adolfo Martín, nos hemos desfondado un poco más de lo que estábamos a primeras horas de la mañana de hoy viernes. Saltaba la noticia entonces, fotos haylas, de que el sobrino de Victorino también había sucumbido ante el preocupante asunto de enfundar los pitones de los toros. Que no tiene otro fin el invento que garantizar el que el animal olvide, por falta de uso, el manejo con precisión de la herramienta con la que le dotó la naturaleza para defenderse.
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Tremendo daño le va a hacer al criador de Saltillo el que se haya descubierto el pastel. Decepcionados ahora sus fieles partidarios, entre los que me encuentro, gracias a una reacción incomprensible por parte del ganadero que le ha echado el error, a lo tonto, en brazos del enemigo. Traicionando Adolfo con ello a la afición que le tenía concedida patente de corso, que es por añadidura la afición y hasta que no se demuestro lo contrario, su verdadera clientela.
Yo ya no entiendo nada, a estas alturas me da vueltas la cabeza como a la niña de El Exorcista, en rotación, ora de izquierda a derecha, ora de derecha a izquierda, y presiento que en breve comenzaré a arrojar sapos verdes por la boca.
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Una pregunta, ¿esto de la fundas no se podría considerar un delito ecológico? Que no se eche en saco roto la propuesta, vamos a estudiarla que anda la sociedad española muy sensibilizada con estos temas, pues pudiera darse el caso que por ahí fuera precisamente por donde pudiéramos salvarnos, y liberar con ello al tótem de tan humillante y descarada castración.
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Primer acto Domecq en la Maestranza, una soporífera novillada con tres de las más rutilantes estrella del escalafón inferior. De los cuales dos de ellos dieron claras muestras de no haber sido elegidos para transitar por el largo y tortuoso camino del toreo. Concretamente Antonio Nazaré y Oliva Soto, que no valen para destino tan elevado y el que diga lo contrario, flaco favor le hace a unos muchachos que podrían estar buscándose el futuro en otros lares y no perdiendo el tiempo por aquí. Al tercero del cartel, José Luis Rodríguez, no El Puma sino un joven manchego que asienta los pies y se coloca, se le va a dar crédito de momento. Que estuvo como la chata también el chaval, pero hizo un quite de presentación para ir soltando el nervio -¡en Sevilla!- muy sereno el quite, templado y clasicón, y aunque más tarde nos molió así mismo con un concierto pegapasista impresionante, no se debe pasar por alto que pechó con un primer novillo que era un toro, pero un toro, un tío, mucho toro para un debutante en unos arenales con la categorías de los del Baratillo. Otra suversión más, el trapío impresionante con el que salen muchos novillos, comparadas con las monas indecorosas con las que se anuncian las figuras del toreo.
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Sospechosa (casi me atrevería a escribir para no andarme con remilgos, que afeitada) la novillada. Visualmente con mucha astilla en los pitones, ummm, porque esos seis con dos leños por delante, mucho ojo... Y sin saber los pobres, lógicamente y debido al rasurado, para qué les servían esos pitones. ¡Animalitos! Incapaces de hacer presa, como ocurrió en la seria voltereta que se llevó Nazaré en el que abrió plaza. No lo duden y rebobinen, si el novillo llega a estar en puntas, lo atraviesa.
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Y es para este novillo de la ganadería de El Serrano, que abrió plaza,para el que va la "pincelada currita" de hoy en depezonarabo. Me gustó mucho el novillo, no había pisado la arena y ya había levantado del suelo a un descolocado Oliva Soto, para galopar hacía afuera con mucho soniquete en el primer cite de su matador con la muleta y morir resistiéndose a caer sin haber vuelto la cara jamás en la pelea. Y eso que la escabechina que sufrió el pobre ¿utrero? en el caballo fue de tal envergadura, que el animal a medida que iba transcurriendo la faena, se iba desangrado.
Impresionante resultaba contemplar la mancha roja que le cubría el lomo por completo, los cuajarones, el reguero que le caía por las patas y sus pezuñas empapadas como esponjas que dejaban un charco allá donde las posaba.
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La carnicería me dio un sopor insuperable, y doblé en el sofá como descabellada por Roberto Domínguez. La imagen en primer plano de Curro Díaz, presente en barrera, evitó las pesadillas que me acosaban cuando me fulminó el sueño, mientras de música de fondo a modo de nana del pésimo sonido de la retransmisión acompañaba, y Chenel con carraspera.
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Cotilleo: me han soplado que el nuevo torero a batir esta temporada encontrándose las hordas palabreras con coordinación suficiente como para el ataque en toda regla, es Curro Díaz. Me aconsejan que las crónicas referentes al torero de Linares las oiga y lea entre líneas, y yo así se lo aconsejo a ustedes para que pillen cuanto antes la consigna que dicen que han lanzado desde las alturas más altas los del oligopolio del toro.
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Foto: Curro Díaz por opinionytoros

jueves, 27 de marzo de 2008

Una anécdota

Me chifla esta foto de Luis Miguel Dominguín y Lucia Bosé, él con un solo pie en el suelo, ella flotando, tan de "Vacaciones en Roma", el cuento de hadas en imágenes mejor contado de la historia del cine, Peck y Audrey mano a mano a bordo de una moto Vespa, con Roma al fondo.
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Nunca hubiera una sido partidaria del torero madrileño nacido en la calle de San Bernardo, a mí los toreros me suelen gustar como más enfermizos, pero en cuanto al personaje, al torero puesto en la vida, aquí tiene el hijo pequeño del señor Domingo el de Quismondo a su más apasionada admiradora. Le conocí, pues mi cercana relación con la Casa toledana me permitió frecuentar a esta familia de genios a través de Peloncho, hijo de Pepe, y de Dominguito, hijo de Domingo, jóvenes de mi edad con los que hasta llegué a compartir casa.
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Era Luis Miguel el seductor en estado puro. Del torero y de la persona tenían que enamorarse por narices hombres, mujeres y niños, desde Ava Garner hasta el gañán, todos, y si acaso no fuera posible el flechazo por cualquier circunstancia inesperada, no se preocupen ustedes, que él te tejía una red maravillosa hasta que le notaba a uno rendido ante sus muchos encantos.
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Muy inteligente, simpatiquísimo, brillante, pedante al gusto, culto, varonil a tope, de los del a pan pan y al vino vino, ni feo ni guapo, gran narrador y con una seguridad en sí mismo que apabullaba, es Luis Miguel el caballero más largo que yo me he echado a la cara. De tal manera largo, que en su círculo más íntimo se le solía llamar así precisamente, El Largo, o El Patas, pues además hasta físicamente lo era por su elevada estatura muy por encima de la media española de aquellos tiempos.
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Tan largo como para esto:
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- Oiga, Luis Miguel, ¿cual de los tres hermanos es el comunistas?
- Los tres, Excelencia.
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Y se quedaba el matador tan pancho ante el matarife Francisco Franco, tras haberle pegado al Caudillo semejante pase por alto.
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Anda el ombligoblog del cuerno revuelto -qué nivel, Maribel-así que se inicia hoy aquí una sección de corte frívolo para neutralizar tensiones. No es bueno en prensa el erre que erre, el machacar el mismo clavo por costumbre crea un efecto en la audiencia contrario al que se propone. Sitio pues para la frivolidad por tanto, un respiro, de lo contrario o bien cae el informador en una línea densa como una piedra y de difícil digestión para el lector, o bien se te ve el plumero de la amargura.
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La nueva sección sera un clásico en periodismo, y se recurrirá a ella cuando la temperatura en grados, tanto la de aquí como la del exterior, este a punto de reventar el mercurio del termómetro y nos encontremos al borde de resultar de carbonizados. Lo de siempre, entre la col de la denuncia, la lechuga de una anécdota, inédita a ser posible, historias de toreros legendarios que a mí me contaron y que yo quiero contárselas a ustedes.
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Pasó que en una feria de una ciudad española del norte se contrataron Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez cuando la rivalidad entre los dos cuñados puso el toreo al rojo vivo -verano sangriento- aguantando cada uno el tirón del otro como si se tratara de dos tigres. No lo puedo asegurar, pero creo que a dos corridas por barba se contrataron, en la que en una de ellas coincidirían.
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Quizás fuera por los acoples de fecha, o por causa de una sustitución que cogió, el caso es que Luis Miguel se vio obligado a permanecer casi toda la semana de feria en la ciudad y, en tardes de asueto, se acercaba por la plaza para presenciar la corrida del día, seguramente, acompañado por un amigo.
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Y observó cómo un espectador mientras veía torear a Ordóñez bramaba como un poseso, ido, y se echaba la manos a la cabeza en señal de que no se podía torear mejor. Recordó que el mismo aficionado le había chillado a él sin compasión, dándole la paliza en su primera comparecencia, y decidió esperarle para ver su reacción en el festejo en el que alternaría con el marido de su hermana Carmen.
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Cómo se podrían de revolucionado aquel hombre en el tendido, tanto a favor de uno como en contra del otro, que hasta llegó a contagiar al público, pero Luis Miguel no se arrugó y logró dar una vuelta al ruedo con las dos orejas de un toro en la mano. Y al pasar por debajo de la localidad de semejante energúmeno comprobó como el aficionado se levantaba de su asiento y moviendo el dedo índice de su mano derecha para un lado y para otro como si fuera la aguja de una balanza, le negaba cualquier clase de mérito a su labor.
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Total, que llega Luis Miguel a territorio de capotes y le ordena a Chavola que investigue acerca de quién es tan molesto aficionado. Regresa poco después Chavola con la noticia, y le dice al matador: "Maestro, se trata de un óptico que tiene puesta una óptica aquí de nombre Perenganito. Es un partidario furibundo de Antonio y un detractor suyo tremendo".
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Pero a la mañana siguiente saliendo del hotel camino de una comida que tenía concertada con su gente, vio Luis Miguel un enorme letrero en la fachada de un local en el que ponía "Óptica Perenganito". Rápido, no había alcanzado la puerta del establecimiento cuando, zas, ve que sale un empleado a subir el toldo ya que iban a cerrar, y que no era otro que el óptico ordoñista. También el óptico se percató de la aparición de su inesperado cliente, que antes de que saliera de su asombro, se dirigió a él con estas palabras:
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- Buenas tardes, ¿puedo comprar unas gafas de sol?
- Desde luego, señor, pase.
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Solo los dos con el mostrador por medio, el óptico Perenganito sacó un par de muestrarios y le fue ofreciendo modelos al torero. En un momento dado Luis Miguel se encajó una de las gafas y le comentó con toda naturalidad al volado Perenganito:
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-Qué gafas más raras, no se ven nada más que hijos de puta.
-Extraño, pues concretamente las gafas que tiene puesta son de una firma americana que viene sirviendo un género de una calidad excepcional. No obstante, ¿me permite?
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Se cala el tío la gafas, mira fijamente a Luis Miguel a través de los los cristales ahumados a medio metro de su nariz, y salta:
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- Pues tiene usted razón, sólo se ven hijos de puta.

lunes, 24 de marzo de 2008

José Tomas pone a cavilar a los empresarios

Tras veinte años escribiendo aquí no hará falta recordar del pie que cojea una, no obstante, matizo. Soy de esa clase de seres que siempre va contra el poder. Como código de la circulación fijo, plantándole cara al empresariado, que es el que nos desloma obligándonos a trabajar durante toda nuestra vida, quedándose siempre el patrón con la parte del león de las ganancias que generamos.

Esto para empezar. Después, y ya hablando de toros, el toreo, amén de una de las Bellas Artes, es un pugilato más duro que el de los pesos pesados norteamericanos. El as de la baraja, el soberano que ocupa el trono, la figura de una partida en la que está en juego la muerte, pero también el hombre que tiene la responsabilidad de decidir el futuro de la Fiesta. Cuando mandaban los matadores de toros, el Toreo, con sus alivios que los ha habido en toda época,llegó a calar en la sociedad española de una forma tan profunda, que no se puede comprender la primera mitad de nuestro siglo XX sin tenerlo en cuenta.

Pero los grandes trush empresariales que surgieron en los años sesenta se propusieron -y lo consiguieron- crear una serie de matadores domesticados, atajando cualquier foco de rebeldía, hasta llegar a encontrarnos en la actualidad con un escalafón de funcionarios de luces incapaces de rebelarse ante la dictadura que les gobierna desde las mazmorras de los despachos. Tontos del culo estos muchachos, pues al menos ellos se juegan el físico y por contra los fonflones del dinero, que no paran de sumar fincas de cientos de hectáreas, lo más cerca que ven a un toro es cuando se sientan en un burladero de callejón.

Ahí lo tienen, negociando desde noviembre su presencia en Las Ventas y sin confirmar hasta la santa fecha su presencia en la plaza de Madrid. Lo siento por "el viejo" al que no le deseo yo curro de más, pero me alegro por Manuel Martínez Erice, su hijo, para que así se vaya bregando en el rompecabezas que debe suponer la contratación de un torero grande con el mando en ristre. Ya era hora, y que se olviden todos y cada uno de los potentados del cuerno de esa fea costumbre que consiste en recibir al héroe como si fuera un villano, acomodados a media mañana en las poltronas y rodeados de teléfonos y de chivatos. Manolo, me pongo en tu caso y te compadezco, tío, no veas la suerte que tengo de pasar Semana Santa relajadita y sin tus quebraderos de cabeza.

La gente es boba, la gente se cree que el único motor que rige la vida de muchos de nosotros es el dinero, pobre gente, y con una explicación del género infantiloide se convencen a ellos mismos de que el mejor torero de los últimos cincuenta años es un fulano ávido en sumar ceros en sus cuentas bancarias hasta que se le pongan los billetes completamente pochos. Un tipo, José Tomás, que vive como un ser normal y corriente en su casita, con el mar como compañero de fondo y al que no se le conocen alardes, ni poses, de nuevo rico. No acudes a una cita de trabajo con taurinos ni te tomas una caña en un garito de aficionados, que no salga a relucir la tortuosa negociación, el pulso diría yo, que José, no es que le esté echando a Taurodelta en exclusiva, sino que se lo está echando a la clase empresarial completa y a todos los poderes ocultos del toreo.

Su tozuda postura tiene mucho que ver con las cifras astronómicas que trae consigo la trampa para osos de la televisión, y su reparto, pues sospechas hay de que aquí se esta llevando la tela el más pintao, sin que muchos de los hombres que se ponen delante de la fiera, vean correspondida su labor como se debiera. ¿Cuánto cobra un tercero de cualquier cuadrilla en festejo televisado? Pero algunos aficionados de nuestros días parecen críos, son de una ingenuidad total, y ahí los tenemos perdidos en estériles debates acerca de si JT es un farsante -¡ese!- sin reparar en que les están haciendo el trabajo sucio a los verdaderos culpables de una situación injusta que no tardando mucho podría llegar explotar.

Sesgadamente, pues todo el que se visten de luce mata el mismo toro, o peor, y es concretamente a El Juli al que se le deben más escándalos en este sentido, y sin embargo nadie dice nada. Lo de siempre, el caer en gracia o ser gracioso, pues del de Velilla es aquel pasote en Castellón hace unos años con la célebre corrida de Victoriano del Río y suyo es así mismo el de este año con una de Zalduendo que salió sangrando por los pitones en la misma plaza de La Plana. La campaña que viene sufriendo José Tomás desde que puso el pie en las arenas siendo un chaval, hasta hoy, ¿por qué será?, resulta desde el punto de vista que se quiera mirar realmente feroz.

Quizás la más dura que ha recibido un artista contemporáneo jamás -que tenemos memoria- y sin duda alguna mucho más vergonzosa que la que se le aplicó despiadadamente a Manolete. Y lo curioso es que en el afán de tirarle a degüello con esa saña para minar la moral del que viene a poner muchas cosas en su sitio que tan histérica me resulta (sí, Vicente Sánchez-López, majo, por mucho que te empeñes) coinciden las dos puntas extremas del cordel absolutista del toreo. Los que hablan desde su bolsillo interesado e insaciable, y los que hablan desde una soberbia descomunal, ignorante, enfermiza y pobre.¡Qué ganao!

(El presente artículo fue publicado el pasado miércoles 19 de marzo en LA GACETA DE SALAMANCA, firmado por Carmen Esteban)

Taurinear (avance)

El jambo de la izquierda no es Sarkozy en el momento de ser recibido por un representante del gobierno egipcio al tomar tierra en el aeropuerto de El Cairo, que se trata del inefable Javier Salamanca, tesorero de la Asociación el Toro de Madrid, entrando con todos los honores en la finca donde pasta la ganadería de Montealto en la mañana del sábado 15 de marzo.

Foto: ToroAlcarria

sábado, 22 de marzo de 2008

Cambios en el decorado

Se nos echó ayer el tiempo encima a Rosa Jiménez Cano y a mí. Aunque como podrán comprobar la jornada resultó fructífera y bien aprovechada por mi parte, y fue tal la cantidad de lecciones recibidas, que traigo los apuntes cosidos hasta en las bragas.
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Dos trabajadoras natas pero opuesta la una a la otra como la noche al día, y es precisamente en las diferencias que existen entre ambas donde estriba nuestra inquebrantable amistad. Mientras Rosa es uno de los seres más resolutivos que conozco, por carácter y preparación, aquí mi cuerpo serrano pertenece al grupo de los perfeccionistas, de los contemplativos y dados al flipe desde la cuna, chungo, no teniendo inconveniente una en desperdiciar la tarde entera sólo para elegir un simple ramo de flores que abra la cabecera, perdida entre la cantidad de posibilidades que ofrece la interminable carta de color.
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Le había adelantado a Rosa a través de nuestras comunicaciones por correo y con el fin de que acudiera a la cita lo más empapada posible acerca de mis gustos decorativos respecto al blog, y va la tía y llega con la interpretación perfecta sin que sea necesario perder un solo minuto para intercambiar pareceres. Esteta una y géminis para más señas, mis duales deseos a la hora de conseguir el diseño soñado para la página iban -como comprenderán los que sepan medio interpretar el horroróscopo- del blanco al negro tizón sin conocer el término medio.
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Una de dos, o conseguía montarme un blog con algún revolver danzando por aquí y sobria factura propia de la serie negra en homenaje a Edward G. Robinson y en recuerdo de la segunda película que dejo tocada mi mente infantil cuando era niña (La mujer del cuadro, 1945) o directamente me presentaba ante el vecindario maqueada a lo Dolly Parton sin faltarme un detalle. Una condesa del género country, la condesa de Estraza, y nada dada a las verdes campiñas inglesa que amuerman a las ovejas y se vuelve el personal manso perdío con tanto green. Que los miserables tiempos goyescos fueron superados por fortuna, "vivan las caenas", y ahora lo que mola son las nobles españolas forradas hasta el canalillo con lentejuelas doradas.
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Mucho neón o sea, rosa a tope para la pared y flores en todos los jarrones de la suite rosa. Pelín zorrón así mismo, a qué negarlo, loca una por encontrar al rey de la hamburguesa texano que me han dicho que para con frecuencia por Las Vegas tras las chicas fosforito de portada.
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No había pestañeado yo y ya estaba la Bruja de El País probando tonos, tijereteando patrones, saltando como un gamo de una plantilla a otra, con lo que sin darnos apenas cuenta dimos rápido con el primer y definitivo boceto. Y aquí están los resultados, pasen y vean, y tómense algo a mi salud en esta lluviosa tarde de un sábado de marzo.

jueves, 20 de marzo de 2008

La afición

En el toreo, el público congregado forma parte del espectáculo. No sólo en el sentido ornamental al completar con su presencia la extraordinaria escenografía que la representación supone, pues un festejo sin un alma en los tendidos no se puede considerar desde ningún punto de vista una corrida de toros. Tampoco porque el gentío contribuya a su inconfundible acústica, ya que nos resultaría imposible imaginar una faena en el más completo de los silencios desde que sale el toro por los chiqueros hasta que lo arrastran. El clima, el ambiente, el olor, el sabor, la policromía, todo y más, lo pone el público.
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Tanto protagonismo quedaría en un mero elemento decorativo, sino fuera porque al público le concede el toreo la gracia de ser parte fundamental del mismo. Sin nosotros no habría matadores de toros, pues somos testigos de unos hechos concretos y, como tales, poseemos la capacidad para dar fe de ellos ante las altas instancias de la Historia. El público de toros es el notario de la Tauromaquia de su tiempo, la legitimiza y la rige. Una alternativa concedida por un viejo maestro a un novillero que se presenta al doctorado, tiene su testigo: el público, y sin la presencia del público no hay alternativa que valga, y tiene su padrino. Sí, padrino en singular, pues hasta hace cincuenta años sólo el espada más antiguo salía al ruedo para entregarle los trastos al discípulo, aunque modernamente y por patearse las viejas costumbres, como siempre, salgan los dos a figurar.
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La tradición la pulverizó Antonio Ordóñez, como otras tantas, que impuso la nueva fórmula y cuajó forever. Ocurrió cuando el 26 de agosto de 1956 le concedió la alternativa a El Ciclón de Jerez, con Litri en el cartel, y como a las dos figuras los apoderaba el águila Jose Flores, Camará, se aprovechó la coyuntura, que era Camara catedrático en el dominio de la gramática parda y no es menester despreciar la oportunidad de chupar plano.
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Todo este protagonismo con el que se sabe atribuido el público crea, por lógica, un modelo humano intermedio entre los verdaderos protagonistas del toreo y la masa amorfa: el aficionado. Elite responsable del transcurrir de la Fiesta desde que reinaba Carolo III, ya que cuando se goza de privilegios también se tienen que asumir deberes, y, en consecuencia, responsabilidades. Harta una de denunciar a todos los estamentos del toreo allí donde me han dejado, he llegado a la conclusión de que la situación crítica que atraviesa el toreo se debe en primer lugar al aficionado, pero esa miga la dejo yo para otro post, futuro. Adelanto que resulta muy curioso -y dañino- el comprobar como nos encontramos ante la única actividad artística, cultural, o de ocio para el hombre, en la que los aficionados se dividen en dos categoría: los buenos y los malos, los buenos aficionados y los malos aficionados.
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Y esta clasificación la dictan unos engolados tiparracos que se creen más que nadie, ahuyentando a los que no son de su gusto, o de su postizo rigor, procurando desterrarlos lo más lejos posible. No he encontrado yo a lo largo de mi vida un melómano que se mofe de un partidario del pop que hace la arrítmica y pegamoide Alaska, ni que le eche las culpas del desastre musical a un seguidor de la pachanga más total. Tampoco he conocido a un cinéfilo que ataque a un forofo de las películas porno, como ejemplo de las producciones de más baja calidad, ni por supuesto a un coleccionista de pintura que atribuya el estado de las Artes Plásticas a otro coleccionista de bodegones de calendario.
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A muchísimos aficionados de altura les sobra soberbia, excluyentes ciudadanos que suelen crear reducidos grupitos de acólitos afines, sectas auténticas, que no tienen otra cosa que hacer que enfrentar a su congregación con el resto de los compañeros de viaje. Infantiles rencillas domésticas que a lo único que conducen es a un derroche de energía escandaloso. Y eso sí lo saben los taurinos, que serán unos granujas pero tontos no son, que conocen perfectamente que la afición no es que esté dividida, es que está fragmentada. Pasados los taurinos de compás, conocedores de que todo lo que sea intentar buscar alianzas para depurar problemas desde cualquier otro frente, contando con ellos, con los aficionados de postín, es una labor que a lo único que conduce es a perder el tiempo en muchos casos, y el prestigio personal, en otros.
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Pero bueno, esta clase de aficionados al menos se limita a hacer el ridículo y a presumir en su bloque de que la paciente vecindad se encuentra delante de todo un pilar destinado a salvar la Fiesta, y ahí queda todo, no hay que darle la mayor importancia por que estamos ante gente que no cuenta para nada. Lo terrible llega con esos otros aficionados que, ocupando un puesto dentro del oxidado engranaje del toreo a través de sus cargos en las más diversas peñas, usan su teórica integridad personal, ja, y van por la vida como los abanderados de una Fiesta sin mácula.
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Todo, para meter cabeza en el cotarro y hacerse con un nombrecito dentro de la maraña de intereses que rondan las plazas de primera, y sus alrededores. Taurinos natos esta carroña de tíos, que se les hace el culo agua de limón ante un profesional cualquiera, yo lo veo constantemente, pero que se venden como antitaurinos y como seres inmunizados contra todo peligro de contaminación. Trepas, arribistas, cizañeros, traidores, pelotas y arrogantes, a la vez, depende, todo depende, horterones y falsos. Personajes que no tienen inconveniente de, para tirarse el rollo ante sus paisanos del pueblo en tarde de toros en Madrid, pegarle un abrazo a cualquier celebridad de las letras toreras, verbigracia, de la que más tarde te enteras que es desollada sin piedad por el mismo gachó, a sus espaldas, cuando la situación así lo requiere.
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Cuídese, José Carlos Fernández, que me da a mí en la nariz que aprovechando de su desgaste, comienzan a moverle a usted la alfombra bajos sus nobles pies.

domingo, 16 de marzo de 2008

Carta a Kalikatres

Kalikatres:
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Con mucho gusto le contesto con esta nueva entrada al comentario que usted ha dejado en el post anterior. Ante todo quiero comunicarle que me ha resuelto un problema importante, pues había creído entender que tiene abierto un blog y no daba con él ni a tiros. Buscándome la vida andaba sin resultados dadas mis limitaciones informáticas, así que superado el tema en cuanto acabe esta carta (y que mal rayo les parta... ¡Ciutti!) me pasaré por allí y me tendrá como una visitante fija.
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Observo a través de nuestra correspondencia que usted y yo compartimos una misma pasión, baja la pasión pero literaria a tope, y eso me me llena de alegría porque tan profundos sentimientos unen tela en la batalla emprendida.
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Pero difiero con usted en el sentido de que yo no considero que la impunidad absoluta campe a sus anchas actualmente por Internet. Es de dominio que desde aquí se organiza mundialmente la pederastía, se controla el tráfico de personas y de órganos, cunde la prostitución y las más grandes estafas, se sabe que nos estamos codeando con la elite del terrorismo y sus terrores, y lo que hasta hace muy poco podía ser un coladero para toda clase de delincuentes, hoy es una de las pistas más fiables para la persecución de los grandes crímenes.
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Según mi escasa experiencia, pero experiencia al fin y al cabo, creo que las autoridades comienzan a sensibilizarse al respecto, pues actualmente están surgiendo a nivel internacional patrullas policiales extraordinariamente preparadas, técnicamente, en todo lo que tenga que ver con la red. Dotadas con los sufientes medios por parte de los gobiernos, para evitar que el sistema de comunicación por excelencia entre lo habitantes de la aldea global se convierta en un arma de fabulosas proporciones y con efectos letales, contra el hombre.
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Dejando a un lado tan espeluznantes crímenes, tampoco es de ley levantarse por la mañana y leer que determinado caballero es maricón. O que una dama le aplicaba tocamientos lascivos a un señor en una plaza de toros, o, como en mi caso, recibir una noche el mensaje de un amigo en el que me informaba que en un blog aparecía un comentario -el pasado 18 de febrero- en el que se aseguraba que servidora está enferma. Comentario que poco más tarde la torpe administradora del blog suprimió por extremadamente duro, aunque yo lo tengo archivado, seguramente siguiendo los consejos de alguna mente más lúcida que le advirtió del riesgo. Lo firma el siempre jiñón anónimo, que, pásmense de la pesquis, le das las gracias posteriormente a esta muchacha -¿asustado?- por no editarlo.
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¿Enferma de qué? Si lo único pendiente que tengo clínicamente es una revisión dental y, a mi edad, cojo yo a la señorita administradora del mencionado blog una tarde de San Isidro en el bar del "7" con ese puntito mío, y es que le hago el télefono de Arruza.
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Pero lo anterior es pecata minuta, también de mí, y de otras mujeres, se han dicho en determinados blogs cosas tan abolutamente vergonzosas, siempre ciscando ahí donde nos duele a la chicas, que me da asco volverlas a repetir. Hasta se hizo pública una sentencia con mi nombre -de cuando el señor conde de Estradas me llevó a los Tribunales- y, según todos los código civiles, esos documentos personales desde Justiniano para acá y para proteger la intimidad de las personas, son secreto sumarísimo. Puede creerme, Kalikatres, que en mi caso y después de haber consultado con los más afamados profesionales, sí se pueden los hechos acaecidos considerar delito y, por lo tanto, la ofensa es desde todo punto querellable.
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Pero yo no soy un "perro ladrador, poco mordedor", que soy un perro que duda. Un perro shakesperiano que pasea de noche por su azotea bajo la luz de la luna con una calavera perruna en el brazo, sin decidirme todavía a presentar una denuncia en comisaría, o no decidirme. No es indulgencia hacia el perro que me agredió ruinmente, pues mi indecisión se debe a dos motivos muy diferentes y de corte personal:
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1- Si me convenciera a mí misma para dar el paso, probablemente saldría dañado otro blog que está realizando una extraordinaria labor a favor de la Fiesta, y que firma un aficionado al que le tengo gran estima.
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2- Soy el ser más supersticioso de la tierra y sigo las enseñanzas de los mayores que me las inculcaron. Así, con tal de evitar que pudiera corporizarse en mí la célebre maldición gitana "juicios tengas y los ganes" -la peor, al que le cae no vuelve a levantar cabeza- podría indultar a un par de miserables que circulan por el graderío venteño, tan campantes, haciendo una verdadera escabechina de la reputación ajena. Juicio tengas y los ganes, la sabiduría secular del pueblo del bronce, que entiende que todo se puede solucionar con el diálogo y que recurrir a las altas instancias de la Justicia sólo es aconsejable para los asuntos muy graves y que afecten a más de dos persona.
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Qué le vamos hacer, si soy gipsy y me guío exclusivamente por mis principios. Un abrazo y buen domingo, Kalikatres, que ando pilladísima de tiempo. Voy a la corrida de toros y aún estoy sin vestir, ¿qué me pongo?, si es que con este tiempo no se sabe como acertar.
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Nota añadida (I): En la cena de anoche estuve acompañada por mi abogada y por un colega suyo que representa a otra persona que desea que se demuestren ante un juez algunas acusación que se le han hecho desde este medio de comunicación poniendo en duda su honestidad. Lo digo mayormente para que a alguno no le de por elocubrar más de la cuenta.
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Nota añadida (II): dadas las lamentables condiciones de edición con que fue publicado el presente texto a primeras horas de la tarde y debido ello a las prisas, he considerado oportuno revisar sus faltas y volverlo a imprimir debidamente corregido.

sábado, 15 de marzo de 2008

Tablón de anuncios

AVISO
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Vengo de una cena y tal como me han informado, informo. Nos encontramos ante la posibilidad, y digo posibilidad porque no ha habido quórum, de momento, de que tres blogueros (3) puedan verse frente a los Tribunales por insultos continuos y acusaciones, graves, dirigidas contra determinados profesionales del ramo que desean que esas imputaciones sean demostradas ante la Justicia.
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Es lo que tiene la escritura amateur y envalentonada, que a la larga te busca la ruina.
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Help!

jueves, 13 de marzo de 2008

La suerte de varas

Ni la ignorancia supina de los terrenos, ni el profanar los sacrosantos cánones, ni el patear el orden geométrico, nada, ni el percherón inmóvil por chutado, mi la coraza piedra del peto, ni la máquina de picar carne de la vara, ni un puyazo por costumbre en los riñones, alevoso, letal, único, y que por único cercena toda posibilidad de la competencia en quites. Los quites, sabios, oportunidad para que el titular del toro pueda analizar el comportamiento de este desde fuera del toreo, y apreciar el público al mismo tiempo las cualidades de la embestida en tres capotes diferentes. ¿Cuántos toros no les descubrirían los viejos maestros a los pipiolos de turno en semejante tesitura?
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Pues nada, todas estas aberraciones que enumero, y otras, cometidas contra el animal aprovechando una suerte básica para el transcurrir de la corrida, siendo graves, gravísimas, son secundarias. A mi entender, la raíz se encuentra en algo más elemental por primitivo, asunto que hasta que no se consiga solventar, todo lo demás no tiene solución: los picadores de hoy no saben montar a caballo.
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Era el caballo en mi infancia un elemento imprescindible en la dehesa, válida mano de obra y medio de transporte para el hombre en las distancias cortas. A cuántos niños de mi edad nacidos en la Raya, no se los habrá echado su padre a la grupa encajándolos en el arco de la montura de la jaca, de paseo tras la merienda, gozando como enanos los pequeños al trote por entre el ganado al anochecer. Pero a primeros de los años setenta el caballo fue desapareciendo del encinar, al hombre moderno le van los motores una cosa mala, y los coches de potentes cilindradas atraviesan desde entonces el campo bravo como si las veredas fueran las pistas del circuito de Le Mans.
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Eran los picadores de toros hasta hace nada el único personaje de la corrida que, junto con el mayoral, provenía genuinamente de la finca. Jóvenes, fuertes y aguerridos muchachos que se llevaban unas costaladas monumentales, rudos, con fama de sanos en las relaciones con los demás y que nada tenían que ver con la conducta más metropolitana y roneante de sus compañeros de a pie. Pero amigos, llegó la moda de que la familia directa de las luminarias del toreo consideran la carrera del valiente chaval como una empresa -S.A.- y adiós picadores camperos de toros bravos.
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Un buitrerío más, pues estos profesionales con el oficio muy bien asimilado desde chicos fueron desplazados por unos intrusos de acelerado aprendizaje, que lo más parecido que había visto a un caballo era la Mula Francis. Intrusos que coparon a partir de entonces los puestos de las más importantes cuadrillas, escabechando toros, riéndose de la afición, y a viajar de hotel en hotel se ha dicho. Aunque antes de Espartaco (uno de los toreros que más daño ha hecho a la Tauromaquia según mi opinión) se conoce algún caso aislado de picador que al rebufo de su hermano se curraba las ferias de postín masacrando animales y llevándose la tela por masacrar, fue a partir de Juan Antonio Ruiz cuando la excepción se hizo regla y ahí tenemos a medio escalafón de hermanos, auténticos costales bajo el peso redondo del castoreño, picando la mayoría de los festejos con verdadera saña.
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Saber montar a caballo, escuela ecuestre, decíamos, es el primer objetivo que se debe intentar conseguir por los métodos que sean, a la hora de organizar un esfuerzo colectivo con el fin de regenerar la prostituida suerte de varas. Lo contrario es empezar la casa por el tejado, marear la perdiz, teorizar y perder tiempo y dinero, a lo tonto, para después no conseguir resultado alguno. Es de urgencia exigir a los profesionales que el picador sepa, para empezar, montar a caballo. Es obligado recuperar a los buenos jinetes, ahí reside la prioridad, mientras tanto que nadie cuente que se pueda medio restaurar el tercio, sino que esté preparada la afición para comprobar como cada vez se realiza peor.
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¿Por qué pican tan bien Anderson Murillo y el Loco Acosta? Pues porque son dos plumas a caballo. Convendría observar la mano izquierda de ambos caballista americanos, en acción, y compararla con la misma mano de todos y cada uno de los picadores españoles.
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Los espectadores fijos de la plaza de Las Ventas hemos visto no hace tanto como un picador durante uno de los festejos de feria y de cuyo nombre no me acuerdo, a las órdenes de no sé que importante matador de cuyo nombre tampoco me acuerdo, era incapaz de abrir el caballo hacia la puerta grande. Retrocediendo terreno, recuperando posiciones, para volver a situarse en la suerte. Tuvo que ser el director de lidia, tras varios minutos y múltiples intentos, el que cogiera por las riendas al caballo y, tirando de caballo y caballero, desplazara a ambos pencos hasta su punto de partida. Y eso que la afición desde el graderío, pasada la afición, le indicaba a voces al zote varilarguero la técnica para conseguir mover la cabaldura hacia atrás, dominar el espacio, hasta lograr darle el pecho tanto de la bestia como del hombre al toro, al citarle de nuevo.

miércoles, 12 de marzo de 2008

A Chicote

Aterrizó en España procedente de Cuba con el fin de prosperar en la vida. Un tipo emprendedor con la edad en la boca, que tuvo suerte en la aventura, tanta, que un día se vio como nuevo propietario del templo de la cultura madrileña del siglo XX. Un local en el olvido tras varios años cerrado, sin saber el cubano a ciencia cierta el valor del patrimonio que le había caído de repente entre las manos. Es Alexis Rojas.
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Con tan insólito traspaso, la legendaria coctelería del número 12 de la Gran Vía tuvo todas las papeletas para sufrir la chacarina misma que hicieron los gringos tiempo más tarde cuando se quedaron con el hotel Victoria: simplemente lo arrumbaron. Pero el bellísimo habanero en vez de meter la piqueta y llevarse toda magia por delante, restauró pieza por pieza, y a mano, los elementos del bar desde el más chico al más grande. Luego el bar está exacto a como estuvo y cuidado a tope. Baste con decir que la legendaria puerta giratoria, del año 1932, tiene un cuidador para ella sola que la viene a nivelar y a engrasar todas las semanas al menos una vez.
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El toreo caro, la afición con buen gusto, la chanadora, le debe un homenaje de reconocimiento a Alexis Rojas. Porque tiene mucho mérito llegar allende los mares sin haber oído hablar jamás sobre el toro y el torero, fiesta tan dura de entender, y no pegarle un cerillazo al archivo encontrado entre las telarañas. Más mérito todavía, el recuperarlo y restaurarlo para mostrárselo a la clientetela tal y como fue en vida de los mitos que pasaron por allí. Un homenaje de reconocimiento porque Alexis (en cuanto viene un equipo de televivión, prensa o cine y venga de donde venga) siempre impone el toreo como materia fundamental de la historia del bar más famoso del mundo.
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El otoño pasado me pidió que interviniera hablando de todo lo que unió a Chicote con los toreros para un documental de altos vuelos, y allí me presenté para rodar a primeras horas de la mañana de un domingo muy frío. Me enteré esperando mientras que los técnicos iluminaban el plató, de que también colaboraba como aficionado a los toros y a la noche mi querido maestro Antonio Olano y que había bordado su turno dos días antes, en Lhardy, frente a un potente cocido de esos que se aprieta el extraordinario escritor gallego.
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Brama el teléfono, hay días que son para echarse a templar telefonícamente, y voy y lo apago. Pero los amigos dan con una ya que dominan mi sistema de comunicación divinamente. Es Alexis y llama para invitarme al estreno del documental, mañana jueves, 21.30 horas, que tendrá lugar en el mismo "Chicote" con el más variopinto personal urbano.
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Gracias siempre, guapo, nunca la afición madrileña te estará lo suficientemente agradecida.

lunes, 10 de marzo de 2008

El estado de la cuestión

Superada la avería. Los hay manitas. Hay gente que es que hace virguerías, pues que Dios le conserve la facultad eternamente.
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De nuevo con ustedes, regreso con unas tremendas ganas de escribir tras haber pasado la última semana prácticamente metida en un hospital sin otra cosa que hacer que observar los alrededores, tras haber sido operado mi señor padre el pasado viernes de una delicada intervención en la vejiga. Gracias a todos aquellos amigos que se han interesado por nosotros, dando ánimos a la familia, algunos de ellos visitantes de este blog o lectores de otras tribunas, o las dos cosas a la vez.
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Superado un periodo de prueba, le ha llegado el momento a servidora de pegar el salto en este medio de comunicación que desconocía y, ahora o nunca, a mojarse tocan. Por lo cual, y aunque poco a poco, lo prioritario será decorar esta leonera para que ustedes se sientan cómodos con los máximos adelantos posibles. Aunque en edición, por experiencia lo digo, cualquier cambio por acertado que sea se convierte rápido en un riesgo importantísimo. Seguir, sin abandonar la línea informativa que me impuse el primer día y sin prisas -que aún me queda alguna guardia nocturna a pie de cama- que las prisas sólo son buenas para los ladrones y para los malos toreros. Cogiendo el toro por los cuernos con la intención de contribuir a la limpieza de la Fiesta, que urge, y todas las fuerzas por mínimas que sean nos son imprescindibles.
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No me abandonen que cuento con ustedes, salgo chutando: hasta pronto.