No es un estilista, ni mucho menos, ni un ortodoxo, más bien se le podría meter en el saco de los tremendistas, tan necesarios históricamente en el escalafón, al que espabilan como nadie y calientan a las adormiladas filas como ninguno, y en cuanto lime defectos y serene sus ansias, si tuviera esa capacidad, podría convertirse en un torero grande de corte clásico.
Va a mandar en esto, seguro, el as de la baraja llega con las dos cualidades fundamentales para ser figura máxima del toreo, un valor seco y frío impresionante y un poder de conectar con los tendidos tan grande que electriza al espectador, saltando chispas, que se le entrega sin miramientos rendido por completo.
Se queda muy quieto, que es lo que de verdad estremece arriba, no rectifica jamás, tozudo, ni se alivia, y posee una muñeca cordobesa de rodamientos recién engrasados que mueve al toro alrededor de una cintura prodigiosa a centímetros escasos de la bragueta. De brazo largo, patilargo, como Luis Miguel, este niño peruano de veintidós años está aquí para poner las plazas boca abajo y para mandar a su casa a tanto manta de luces que circula por esas ferias sin jugarse un alamar.
Se queda muy quieto, que es lo que de verdad estremece arriba, no rectifica jamás, tozudo, ni se alivia, y posee una muñeca cordobesa de rodamientos recién engrasados que mueve al toro alrededor de una cintura prodigiosa a centímetros escasos de la bragueta. De brazo largo, patilargo, como Luis Miguel, este niño peruano de veintidós años está aquí para poner las plazas boca abajo y para mandar a su casa a tanto manta de luces que circula por esas ferias sin jugarse un alamar.
Enhorabuena, joven, le felicito y me alegro mucho de su aterrizaje entre nosotros, Andrés Roca Rey, bienvenido sea.
En cuanto a la decepcionante corrida de Victoriano del Río, alarmo: ayer se mató otro toro en el caballo, el segundo, de nombre Cantaor. Lo desangraron hasta tal punto que el animalito, a la hora de la muerte y con la sangre cubriéndole por completo desde la testuz al rabo, goteando hasta por detrás de la orejas, agonizaba embistiendo.
Y la atontada afición venteña torista de hoy día sin levantarse en armas y amotinarse ante tan vil crimen, porque ahora lo importante y molón es acribillar a Roca Rey.
Y la atontada afición venteña torista de hoy día sin levantarse en armas y amotinarse ante tan vil crimen, porque ahora lo importante y molón es acribillar a Roca Rey.
Cantaor, al inicio de la faena |