jueves, 24 de mayo de 2018

Roca pura y dura



No es un estilista, ni mucho menos, ni un ortodoxo, más bien se le podría meter en el saco de los tremendistas, tan necesarios históricamente en el escalafón, al que espabilan  como nadie y calientan a las adormiladas filas como ninguno, y en cuanto lime defectos y serene sus ansias, si tuviera esa capacidad, podría convertirse en un torero grande de corte clásico.
Va a mandar en esto, seguro, el as de la baraja llega con las dos cualidades fundamentales para ser figura máxima del toreo, un valor seco y frío impresionante y un poder de conectar con los tendidos tan grande que electriza al espectador, saltando chispas, que se le entrega sin miramientos rendido por completo.
Se queda muy quieto, que es lo que de verdad estremece arriba, no rectifica jamás, tozudo, ni se alivia, y posee una muñeca cordobesa de rodamientos recién engrasados que mueve al toro alrededor de una cintura prodigiosa a centímetros escasos de la bragueta. De brazo largo, patilargo, como Luis Miguel, este niño peruano de veintidós años está aquí para poner las plazas boca abajo y para mandar a su casa a tanto manta de luces que circula por esas ferias sin jugarse un alamar.
Enhorabuena, joven, le felicito y me alegro mucho de su aterrizaje entre nosotros, Andrés Roca Rey, bienvenido sea.

En cuanto a la decepcionante corrida de Victoriano del Río, alarmo: ayer se mató otro toro en el caballo, el segundo, de nombre Cantaor. Lo desangraron hasta tal punto que el animalito, a la hora de la muerte  y con la sangre cubriéndole por completo desde la testuz al rabo, goteando hasta por detrás de la orejas, agonizaba embistiendo.
Y la atontada afición venteña torista de hoy día sin levantarse en armas y amotinarse ante tan vil crimen, porque ahora lo importante y molón es acribillar a Roca Rey.


Cantaor, al inicio de la faena

jueves, 17 de mayo de 2018

Sólo tú



Anoche me puse para dormir una camiseta blanca, de algodón, que me regaló Alejandro Talavante.
Lleva en la pechera, con su letra, una inscripción que pone así:
"Estoy solo, no hay nadie en el espejo".

lunes, 14 de mayo de 2018

Sobre el sexto toro de Ibán



Al sexto toro de ayer de la importante y bonita corrida de Baltasar Ibán a la que me hubiera gustado ver en otras manos, que la cogen Paco Camino, el Viti y Miguelín, por ejemplo, y se suben encima, de nombre Barberito, lo mataron en varas para que no diera la guerra que se suponía. Así de simple, no le den más vueltas, y la plaza de Madrid no se enteró porque si se enteró y no hubo un motín con la plebe levantada en armas y la policía a punto de entrar en los tendidos en plan redada, es aun peor.
Me gustó ese toro, que se volvió de salida, ojo al dato, hasta que el animalito se iba desangrado a medida que transcurría la faena de muleta y una manta de sangre le cubría por completo los cuartos delanteros, por ambos lado, hasta la pezuña, y un fino canalillo de sangre le escurría lomo abajo hasta llegar al rabo a la hora de su muerte, cuando fue cuadrado, sin que Barberito facilitara la labor de entregar su vida y, en las últimas, demostrar su condición de bravo y poner en un verdadero aprieto al soso matador que le tocó en suerte, cuando estuvo a punto de irse vivo a los corrales agonizando. 
Lo que parece mentira es que una plaza, con una afición completamente desnortada como la actual venteña ahora que los aficionados históricos han volado, que sobrevalora la suerte de varas el talibaneo nefasto, pues la suerte de varas es una suerte más dentro de la ciencia exacta de la lidia, esté permitiendo que se maten los toros en los caballos en espectáculos dantescos tarde tras tarde, sin inmutarse.

No he encontrado una foto que pudiera demostrar lo que digo, y eso que está plagado el graderío de fotógrafos, así que tiro de una de archivo de Andrew Moore de otra plaza donde se aprecia la carnicería que la puya  en vigor hace en los toros.
¿Saben? Hasta no hace muchos años, desde cualquier localidad de cualquier plaza, el toreo parecía a simple vista un espectáculo incruento y se daba el caso de que a algunos ejemplares se les metía dos cuartas del palo.

sábado, 12 de mayo de 2018

El toreo


Fortes, al natural, perfecto de pies a cabeza como se aprecia en esta foto del maestro Andrew Moore.
Enhorabuena, al torero y al hombre, de parte de su más fiel partidaria.

En cuanto al toro: ejemplar equino, de los seis caballos alazanes que Pedraza de Yeltes trajo ayer a Las Ventas, tan del gusto de la actual afición madrileña que los ha logrado imponer como puntillazo definitivo para estas arenas, cuyas turmas se le ven completamente secas al caballo, como si estuviera capado.
Ayayay, que me sabe a Calisay.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Periscoperos



Hablando en serio, ¿tan interesante les resulta a los nuevos aficionados la plasta esa de ver el apartado de los toros incluso a través del invento del maldito periscope del demonio?
¿Qué conclusiones sacarán?
A mí concretamente, que soy tan aficionada como el primero, torista de pura cepa, y más veterana que la repipi muchachada talibán, me importa un pito asomarme a una barandilla a media mañana y desde lo alto ir viendo como abajo en el foso entra y salen lomos de bueyes y toros mientras se abren y cierran puertas, pues lo que a mí me gusta, y es un momento fundamental de toda corrida de toros según la educación taurina recibida, es verlos salir por los chiqueros y analizar sus reacciones en cuanto pisan la arena. Uno a uno, sin tener ningún tipo de dato de ninguno de los animales que se van a lidiar, pues es en la salida del toro, sin premeditaciones ni imágenes preconcebidas, cuando el toro canta muchas cosas de las que lleva dentro absolutamente útiles para calibrar su posterior comportamiento en las distintas suertes que le esperan.
A los matadores tampoco parece, o parecía, gustarles mucho conocer su lote antes de que suene el tararí, incluso hubo una moda, traída a España por los hermanos Girón, que consistía en taparse la cara con el capote en cuanto el torilero echaba mano al cerrojo y quedaba abierta la puerta del túnel negro.


El escamocho de la Leticia Ortiz de la Titulitis, de Burgos,
aquella osada criatura que me acribilló en plan gallita en otro tiempo,
se recuerda, anda hoy por tuiter, móvil en ristre, sustituyendo en los corrales al célebre
venteño @aibabur, nuevo en esta plaza, y va la  impresentable gacetillera del periscope y a esa idiotez la llama "los directos", jijí, haciendo el más completo de los ridículos que en
periodista de la especialidad se recuerda.