Novillo de Cubero Buendía
Lo suelto porque me puede el ansia de comunicárselo a ustedes, aficionados, aunque no está contrastado ni mucho menos, ni lo voy a hacer, sobre todo porque no me lo creo pues si me lo creyera entonces sí rogaría a la Autoridad que aprovechando el invierno la Monumental de Madrid fuera cerrada a cal y canto, por ruina humana.
Todos ustedes saben lo politizados que han estado los preliminares de la novillada concurso que cierra el ciclo de encastes minoritarios esta tarde en la plaza de toros de Las Ventas. Pues bien, aprovechándose muy torpemente que el Tormes pasa por Salamanca y que el ejemplar de Barcial ha sido rechazado, por gordo, hemos tenido que soportar verdaderas barbaridades estos días atrás, la mayor de ellas el echarle la culpa gracias a las infames campañas de determinados personajillos a la empresa Taurodelta, que esta vez se va de vacío por mi parte pues su responsabilidad en este caso concreto, y sin que sirva de precedente, ha sido impecable.
Al lío, tras lo de Barcial, informan mis topos y topas que viene rulando una consigna por esos andurriales de la calle de Alcalá, zona taquillas mayormente, en el sentido de reventarle el novillo traído a concursar a los criadores de Partido de Resina, que abrirá plaza, asegurándoseme que la puñalá trapera procede del 7, no todo el 7, que el 7 es muy grande, con ramificaciones variopintas la consigna que podrían llegar a señalar a algún salvapatrias como ideólogo supremo de la fechoría: Simón Casas, que no te enteras, que a ti lo único que te faltaba, tío, es englobarte más de la cuenta con lo de José Tomás en ese Nimes.
A la vuelta, tendrán ustedes noticias de lo que pase, que no pasará nada.
El gran problema de la plaza de toros de Madrid en estos momentos es que los piantes, pían fuera, dando el cante por esas redes de Dios. Luego llegan allí y achantan como moscas, no sea que ahora que te pueden retratar hasta con el teléfono de bolsillo se vea inmortalizado alguno en plan levantisco y periodista o no periodista lo lleve a portada inmortalizado, con más mala leche que la mar.