Ante el boicot de la afición a la marca Nestlé, que cogerá Nestlé y hará números para ver quién le conviene más si los aficionados a los toros o los propietarios de los perros cuyos piensos fabrica, va desde su cuenta twitter
don Rafael el Pipo y versifica:
"Si Nestlé no echa a su pelirrojo fuera
No meto Maxibon en mi nevera,
Helados DIA, aunque me muera"
Echarle humor es lo que nos hace falta.
Peste de solemnes y de solemnas, la guasa
es una cualidad que se debería recuperar de urgencia en un mundo como el del toro, donde siempre abundaron unos personajes con una gracia con más arte que la mar.
Se me ocurre que, si aquí no hubiera tantos prejuicios, tantos complejos, tantas vanidades garbanceras, tan mal
rollo, iba ahora la afición en su conjunto y ponía a don Rafael a currarse una letrita
con Nestlé y más Nestlé en el estribillo, y venga @jpelirrojo, buscábamos una música chundarata, se grababa un vídeo casero y al youtube de cabeza, que lo mismo nos convertíamos en la canción del verano y hasta en un fenómeno viral.
Pero resulta que afición llegada con el siglo, más activa y seguramente aprovechable todavía, es un muermo que bebió en aguas conspicuas, que diría Marcelo Fortín, un cursi latinoché horroroso y vaca sagrada de aquel balbuceante internet de toros que arrasaba hace apenas una década, talibán, autor de un blog de apoyo a la causa pues corría de boca en boca que estaba tieso canino y vio 'jurdó' al repartir ganancias futuras en nombre de una fiesta íntegra, no al fraude.
Blog al que les enlazo, última entrada, y que no deben dejar de leer los interesados en los acontecimientos que voy relatando, y relataré, y que afectaron gravemente a la plaza de toros de Madrid con unas consecuencias actuales comatosas.
Leerlo hoy de sopetón pone a cavilar, es un texto pésimamente escrito pero imprescindible
para comprender el estado actual de la Monumental y conocer a los protagonistas del atentado, procuren pillar la carga oculta que lleva el panfleto de este impresentable y desconocido personaje que se llegó a creer una autoridad entre el variopinto y bien avenido público venteño de toda la vida.
Dice muy claro lo que yo quiero decir en el twit que pego abajo la Leticia Ortiz de la Titulitis, aquel cacho de carne con ojos que acusaba en páginas y páginas a servidora de no tener la carrera de periodismo, de intrusismo, la inútil largona de Burgos abanderada del cisma. Perfecto el resumen el de la Ghosty, que así firmaba por entonces, lo que oculta esta muchacha es que ella formó parte activa de la gentuza a la que denuncia, apaleando a otros simplemente por figurar en el grupito de moda y hacerse la importante.
Pero, ¿qué coño es esto, en qué mundo viven algunos?
¿No se les pasó siquiera por la cabeza que cualquiera puede tener memoria, paciencia y las suficientes agallas como para quitarles la máscara de un tirón?