Hoy, 31 de julio, San Ignacio de Loyola, fecha que como todos los años y por los medios que sean se aprovecha para felicitar a Barquerito que andará por los Azpeitia donde es fijo desde hace décadas durante su feria, se cumplen dos años de la muerte a los 61 años de edad de Antonio Corbacho, que en mi corazón llevo.
Aunque resulte sorprendente porque no le pegaba nada, no he conocido a nadie más coplero que a Antonio, a nadie que se supiera absolutamente todas las letras de todas las canciones del género del artista que fuera, siendo Pepe Blanco -¡Ay mi sombrero!- su ídolo.
Aquí el riojano, en Bodas de sangre, cantándole al grande entre los grandes Antonio Gades, que eso es un grande que hizo escuela y no la gimnasia del palíndromo de la Sara Baras, pues ya nos dijo un día el tío Fati de los Pelaos a Juan Verdú y a mí que ahora los flamencos bailan tan rápido "que parecen máquinas de coser".