Todo lector de este espacio conoce la campaña emprendida contra mí, perfectamente orquestada sin que realmente a día de hoy la que firma sepa muy bien por quien ha sido dirigida, desde diciembre de 2006 hasta hoy.
Los frentes del ataque, tan bien organizado, han sido varios: San Sebastián, Zaragoza, Burgos, Madrid por descontado, Badajoz, Granada, incluso desde un frente del que jamás lo pude esperar, dolorosa sorpresa, pues ahí han visto torear, han entendido el toreo y conocen de maravilla las reglas de juego, y lo más triste de todo resulta cuando pienso que a punto se estuvo de romper una amistad inquebrantable de muchas décadas a prueba de bombas.
He servido de risa, como un pelele, sola, a cara descubierta, para un conjunto de aficionados que actúan en grupo, ¿que hubieran hecho ustedes si son conscientes de que están sirviendo de risa como un pelele?
Intentando pasar al saco del olvido a los grandes depredadores cuando le pusieron precio a mi cabeza hasta el punto de que hasta hicieron circular por la red un soneto vejatorio dirigido a servidora que publicado está y cuyo autor desconozco, soneto que lo llevo clavado aquí y que cada vez que me muevo siento su punzada como la de un puñal, intentando el olvido, me ceñiré a los sucesos de los últimos meses a la vista de todos en este blog con sólo repasar las entradas recientes, blog cuya propietaria es un ser inofensivo, de una reputación intachable, con sus defectos y virtudes como todo el mundo, encastada eso sí, una res brava, un animal no domesticado, pacífica que no pacifista, a la que no le entra en la cabeza ser el blanco de un palizón semejante sin siquiera permitírsele el humano recurso de defenderse.
He perdido mucho el tiempo dedicándolo a mis agresores, lo reconozco y me arrepiento, cuánto mejor haberlos ignorado desde el principio pues me han dado un gran trabajo y un desgaste importante, agotador, que bien dedicado a otros asuntos de más provecho hubieran saneado el blog y esto sería un mar en calma con su correspondiente balsa de aceite por mi bien y el de mi amada audiencia.
No hace falta remotarnos al inicio de la blogosfera, ya digo, basta ceñirnos a los últimos meses y recordar: que yo me he posicionado en contra de la cubierta venteña, zaca, pues no les ha faltado tiempo para salir comentando aquí, sembrando la duda y como si mi opinión no fuera tan válida y respetable como la de cualquiera, que servidora decía una cosa en público y otra en privado cuando lo que yo mantengo en cualquier sitio va a misa y estas personas ignoran con quien me relaciono más allá del blog.
Que daba cuenta una en el blog de un homenaje rendido a Ángela en reconocimiento por su titánica lucha hasta conseguir que fuera reconocido el derecho a que las mujeres pudierámos torear, años setenta, Franco vivo, informada del acto por otra amiga como así hice constar y haciéndolo partícipe a ustedes, pumba, al minuto ya estaban aquí de nuevo descalificándome con el vano argumento de negar que mi informadora, íntima y cuyo nombre oculto, fuera amiga del alma por considerar lo más seguro que esa mujer pudiera ser superior en algún aspecto a mí.
Que he ido por una calle de los aledaños venteños tras una corrida, acompañada por mi familia, y un tipo me ha saludado inesperadamente cuando ese hombre sabe perfectamente que no puede saludarme ni mirar a la cara mientras viva, yo lo he parado en seco con una sola palabra y hemos seguido nuestro camino sin atender a provocaciones, pues alguien del coro salta como como un gamo lanzándome dos perdigonazo, ignorando que en los asuntos de otros no es recomendable meterse por peligroso, que los terrenos ajenos hay que respetarlos por muy amigo que se sea de una de las partes, que una de las primeras lecciones, la del conocimiento de los terrenos, todo aficionado debe aprender como las primeras letras del catón en cuanto presencia no más de media docena de corrida de toros.
Que voy el otoño pasado a una conferencia del CEU de mi interés, impartida por uno de los mejores aficionados con presencia en la red, integrada la que firma perfectamente en el grupo que posteriormente comenta el acto en un bar próximo mientras se le da su merecido a un piscolabis, pues entonces ya los tenemos otra vez por aquí contándoles a aquellos que lo quieran leer que yo me encontraba sola, desplazada, negando la mayor pues todos los presentes -unas cincuenta personas- son testigos que a mí nadie me hizo de menos, ni mucho ídem, que los separados sin relacionarse con nadie fue el grupito de cinco personas de donde salió el infundio, cuyos nombres recuerdo perfectamente.
Jamás pensé que lo haría, y me duele hacerlo como nadie se puede imaginar, pero este blog ha encontrado la solución perfecta para evitar males mayores, y la solución nos es otra que la censura.
Censurar, editar únicamente los comentarios favorables a la autora, que son muchos, como hacen en otros blogs, pues me apetece hablar de toros en exclusiva y compartir mis pensamientos con ustedes. Acudir sin malos rollos a la plaza que no deja de ser un lugar de esparcimiento, donde soy muy popular ya que estoy abonada desde niña, muy querida también pues las muestras sobre el particular son constantes por mucho que digan, y circular por aquellos territorios sin prohibiciones de entrar o no entrar donde me plazca, como me avisan, porque mis límites me los pongo yo.
Ya saben, a partir de ahora, censura.
Jamás pude pensar que iba a caer en tal aberración, la más abominable práctica de entre todas las posibles en las relaciones humanas, junto y a la par y todo hay que decirlo con la de las listas negras que, para aquellos que no lo sepan, son siniestros listados donde se incluyen nombres de personas, dictadas por otras personas de no mejor calaña, que no cuentan con los mismos derechos que el resto, por ejemplo el derecho a un juicio con todas las de la Ley.
Este texto ha sido prácticamente redactado del tirón y en unas condiciones técnicas lamentables, ruego disculpen su magra calidad y sus posibles faltas de ortografía y mecanografía.