No tengo tiempo para extenderme y decir las cuatro cosas que me gustaría decir sobre el particular, lo siento mucho, pero aquí estoy aunque les llegue a ustedes la pincelada escrita bajo unas condiciones técnicas lamentables y encuentre incluso el lector algún gazapo mayúsculo en el improvisado texto.
Pero tampoco puedo pasar por alto dejar de hincarle el diente a semejante disparate carente de la mínima torería, y cuando digo torería digo torería, esa cualidad propia de los toreros que debemos exigir como mínimo a coleta cualquiera, y si ustedes lo desean entramos en debate en el apartado de comentarios, que me encantaría siempre entendiendo las circunstancias actuales del blog, porque esto ya está pasando de castaño a oscuro y la horterada que muestro nos viene a indicar, sin ningún género de dudas, que estamos en manos de auténticos gañanes que desconocen por completo como debe conducirse una luminaria que pretenda serlo en la parrilla al rojo vivo del ruedo.
Para empezar, pensemos cada uno de nosotros en un torero de nuestro gusto de cualquier época, deleguemos es su apoderado, ¿qué torero grande mendiga guarrindongos reconocimientos en premios absurdos que no sirven para nada?
Pero esta pregunta, siendo la clave, se queda en nada ante la torpeza que supone el daño que le va a hacer al premiado la osadía en cuanto se le vaya un pie, mayormente en la plaza de Madrid, que tiene memoria, o sino al tiempo y después de la feria de San Isidro hablamos.
La foto está sacada de la máquina de picar carne del twitter
y se la debemos a un twittero que se anuncia @XMachos,
al que le enviamos nuestro agradecimiento desde aquí
por la prueba irrefutable que aporta de unos hechos que venían coleando
pero que no se podían demostrar hasta ahora.