#6sueños1torero, de @jvegavara
Que conste que yo prefiero a un tío que dice lo que piensa aunque lo que piense sea un disparate, incluso a un bocazas prefiero, que a otro que piensa una cosa y dice otra, especie mayoritaria en el cochambroso mundo del toro, en ruina, por donde campan los fariseos, a sus anchas, peligrosos como ellos solos y escrito está desde antiguo.
Vivo últimamente al margen de toda actualidad taurina y creo que los lectores fijos lo han observado en el blog, así que pregunto porque estoy en la higuera, ¿qué es eso de ?
Me choca la novedad por el enunciado ya que lo que aquí se practica es un sueño, el dinero ruin, y seis toreros, malos, que cobran menos que los buenos, son más manejables y dan menos ruido, ¡Viva José Tomás!, seis toreros baratos envueltos en celefán para consumo de rorros.
Y en esto que llega Simón Casas, otro chiripitifláutico francés, exactamente igual que el Viard, pero al revés, de esos franceses con charme si los comparas con el Raboso, mayormente, ahora ya con la edad Simón Casas cruzando mares en plan bucanero de la toreabilidad.
Que dicen que ha dicho Simón Casas, más o menos, que a los veinte o veinticinco aficionados que somos capaces de alzarnos en una plaza de toros habría que gasearnos, y tiene razón, desde su punto de vista, pues esa magra proporción de levantiscos podemos arrumbarle completamente el negocio si nos diera la gana.
Pero lo que no tiene en cuenta el "atracactivo" empresario francés es que los veinte o veinticinco a los que se refiere estamos hasta los mismísimos cojones, y la razón nos asiste como él debería saber pues lleva toda la vida en esto, reconociéndole servidora el fabuloso don de la oportunidad, ya que su sincero exabrupto no hubiera sido siquiera sugerido -la baza es suya, que se la apunte- si aquí hubiera de verdad dos docenas de tíos en los tendidos dispuestos a amagar con quemar una tarde una plaza de toros, y eso Simón lo controla mejor que nadie y por eso pía.
Muy feo el comentario por otra parte, Simón, que deberíamos hacértelo tragar. Tú, que en lo personal pareces un hombre de buen gusto y has pasado por ser un personaje ilustrado a estilo galo hasta hace muy poco dentro de la analfabeta dehesa española, largando así, a no ser, gato pardo, decadente Simón Casas, que lo que pretendieras intencionadamente fuera calentar el ambiente, a favor de obra.
El público, mi querido amigo, es intocable, sencillamente, y aunque sólo fuera porque el público de toros es protagonista del acontecimiento igual que el torero y el toro, el público que se sienta en una plaza de toros donde en la arena hay muerte ejerce de notario, nada más y nada menos, todo el público, sin excepción.
Fuera ya de una vez la clasista división entre aficionados y público en general, entre vituosos abstemios y gintoneros, napalm, napalm, fuera ya el cisma entre talibanes y clavereros, dándose el caso de que existen clavereros a cientos que saben más de toros que los cuatro mamarrachos del torismo atroz, sobre todo en la plaza de Madrid cuando el graderío está repleto.
Del mismo modo, los veinte o veinticinco aludidos somos público también, y ya digo que el público es protagonista principal -que no el empresario, ya quisiera- y eso te lo demuestro yo a ti, Simón, con únicamente sacar a relucir la ceremonia sagrada de la alternativa, la ordenación sacerdotal del barbilampiño novillero al convertirse en matador de toros con espolones en milésimas de segundo, cuando todos los presentes como testigos del doctorado estamos legitimidos para asegurar que así ocurrió ante nuestros ojos.
Podría darse el caso, todo se andará, de que el día menos pensado se organizara una alternativa a puerta cerrada, con todos los elementos intervinientes, incluso con las cámaras de televisión que darían fe, pues bien, esa alternativa no sería válida.
Otra cosa; dejaos los gobernantes del Toreo de hacer experimentos bailándole
el agua a cuatro tontos con ese nuevo invento de anunciar
a un solo torero con seis toros de diferentes ganaderías, que no encastes, a eliminar también
esa otra formúla aberrante de lo desafíos ganaderos, tunantes, la organización secular de la corrida de toros es intocable. Queremos
seis toros en el cartel de la misma ganadería, rateros, que sois
unos rateros más listos que los ratones coloraos.
Pero este tema irá en capítulo aparte.