lunes, 11 de mayo de 2015

Ayer en Madrid


 
 Morenito, en una torerísima foto de Juanpasmo (*)


Me gusta Eugenio de Mora, ya está dicho en este blog desde el verano pasado, a mí Eugenio de Mora de Toledo comparado con los toreros de hoy me parece el mismísimo Domingo Ortega
No me gusta Morenito de Aranda de Burgos, que está en son y eso no lo niega nadie, lo cual tampoco va a alterar el sistema solar interplanetario dados mis raritos gustos tan poco en boga, pero me alegro mucho de sus triunfos y exijo desde mi humilde posición toros para él en todas las ferias de postín, ahora que parece que se ha sacado la espina del inolvidable Estío, de Domínguez Camacho, toro, se recuerda, que fue protestado por el talibaneo antes de pisar la arena del ruedo de la Monumental.
Los mexicanos de ahora me interesan poco o nada, a mí, devota de esa secular escuela de torear y con Silverio Pérez puesto en un altar, desde que la deslumbrate escuela mejicana se españolizó, lamentablemente. Tiempos de Paco Camino, que arrasó allí, del Chaparrito o de Manolo Martínez -Manolo Telones- y a partir de ahí pare usted de contar, y hasta  ahora, la vulgaridad absoluta, salvo Silveti, Alejadro, que fue el último torero mexicano que pisó la plaza de Madrid trayéndonos aire de aquellas tierras, con la sorpresa del pase cambiado por la espalda que en España por entonces no se veía, comienzo de faena muchas tardes a estas alturas del siglo y al que yo llamo sencilla y llanamente el silvetazo.

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