Antonio, con el corazón en la mano te deseo una pronta y satisfactoria recuperación tanto en lo físico como en lo emocional.
Escucha esto, torero: para el carro si acaso es preciso, descansa mentalmente, ponte en manos de buenos especialistas si lo necesitas, que los hay extraordinarios, y siéntete orgullo de ti mismo, sin reprocharte nada, oídos sordos, buena compañía, con la cara alta siempre, pisando fuerte, mirando al frente, y ya que como hombre el valor te sobra pues tienes el suficiente para enfrentarte al toro, échale huevos y ya verás como algún día todo será, sea lo que sea, un lejano recuerdo de aquel remoto tiempo en el que nos dolió el alma.
Te lo dice alguien, Antonio Ferrera, quien aquí firma, que sabe de lo que habla, con un fuerte abrazo y mi admiración.
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