miércoles, 12 de julio de 2017

Roca Rey



La foto de este tigre herido enseñando las fauces al toro que le cogió ayer en Pamplona, los ojos desorbitados, me ha recordado vagamente a unas declaraciones que hizo Carmelo Pérez en España narrando cómo mientras lo llevaban por el callejón tras la cornada fatídica que le dio el toro Michín en el Toreo de la Condesa, toro que lo "mató", se miraban ambos fijamente mientras el toro le seguía por fuera de las tablas, barbeando, hasta perderlo de vista al entrar por la puerta de la enfermería, por donde desapareció Carmelo, roto.
Y es ahí donde empieza la epopeya de Silverio.

No hay comentarios: