jueves, 21 de julio de 2016

El Difunto



Les recuerdo a ustedes, beatos de la lengua y yo ya no sé dónde vamos a llegar con tantas restricciones en el habla y tanto decoro falso, que a Manuel Rodríguez -"no me llaméis Manolete"- en los ambientes más manoletistas del mundo, entre lo más elitista de la afición, cualquier rendido partidario de su doctrina y yo he sido testigo en conversaciones con los grandes entendidos que le veneraron, siempre me refiero a  partir de la tragedia de Linares -no te pares- a Manuel Rodríguez Sánchez, digo, decía, se le llamó en círculos de peso cuando cualquiera evocaba su figura como el Difunto, sin que se escandalizara nadie y se echaran las campanas a vuelo con torpeza ñoña.
Es más, algunos hombres, vistos por mí, inclinaban e inclinan la cabeza cuando escuchaban y escuchan recordar al Difunto, como tal, y su glorioso paso por el toreo durante las más variadas tertulias que se montan cada dos por tres los venerables ancianos. 

SOS: el fenómeno anti tiene su letal raíz, con gangrena
 extendida, en el lenguaje. La cal de los huesos de la vida. las palabras, sanan y matan, acercan y alejan, destruyen, y la guerra está perdida si no recuperamos
 para empezar el vocablo muerte, mal vista en sociedad actualmente, y todo lo que acarrea el fin de la existencia humana sin reparos.
Otra palabra a caer en desuso es sangre.

2 comentarios:

el Chulo dijo...

hubo el ausente tambien!

La condesa de Estraza dijo...

Así es, Chulo, pero yo creo que lo del Ausente se lo pusieron antes de que lo matara el toro.
¿Matar, morir? Pero si ahora no se mata como se debería de matar y ya no se muere, ahora la gente en España, no sé en Francia, no se muere, se va.
Se va, ¿adónde?, porque el que se va digo yo que se irá a algún sitio, ¿no?

La condesa de Estraza

Pd: estoy intentando sacar tiempo para reanudar nuestra correspondencia, todo llega.