Les recuerdo que este afamado espacio propiedad de la señora condesa, fue pionero en denunciar la peligrosa deriva que tomaba a velocidades de vértigo la cartelería de toros, una vergüenza rozando en lo criminal, lo cual se aprovecha para informar que aquí en cuanto alguien denuncia algo, lo más simple, no tarda en llegar el bocinazo del de turno avisándote de que te pegan el primer aviso.
Nunca la advertencia es cara a cara, ni para preocuparse una como en tiempos de auténticas amenazas talibanas, ni viene nunca de parte de los magnates del toro, ellos pasan y van a lo suyo sin otra distracción, sino por parte de ese magma que se pierde delictivo por el twitter en donde está el zurriburri desoficiao. Pues no me imagino yo a José Luis Lozano -saludos pezoneros, don José Luis- dejando señales por las redes mientras nos enseña la patita sobre lo que se trilla en la calle Ferraz y si acaso está ya la casa de La Sagra toledana maquinando para atacar Madrid y hacerse los nuevos empresarios en el inminente concurso de la Monumental.
Ahí tienen en la foto nuestra carta de presentación, un cartel, que anuncia
un espectáculo y a cuyo reclamo tienes que poner en marcha a la clientela.
Verán, como veo yo, una marina sencilla y llanamente, con su toro
en la arena de la orilla al borde de las olas, relajado, mirando los barcos del horizonte, parece pensativo el toro como un bañista observador, mientras un absurdo personaje en primer plano, encorbatado y vestido
hasta con medias, descompone la escena por ajeno al conjunto de esta terrorífica estampa, en la calurosa tarde playera de un domingo de verano.
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