Mi admirado Mike Tyson, de los Pesados
Vaya mañanita primera del año que me he pagado surtiendo de información a un taurino de alto copete negado para el manejo de las redes sociales, referente al asunto de Fernando Galindo vs Vicente Zabala, que debería premiarme con algún humilde óbolo en este 2014 el taurino de alto copete, por buen y desinteresado comportamiento de la que aquí firma.
¿Y qué foto pongo yo ahora para ilustrar de estos dos con la cara rota?
Porque la imagen dada por ambos en cuanto el asunto salte a titulares de alcance va a hacer mucho daño cara al exterior, y, aunque a mí no me escandaliza, no me gustaría contribuir a la difusión de tan demoledora información gráfica.
Pero tiene fama una de ser la mujer más optimista del planeta, hasta sirvo de risión por tal motivo, y me quedo pensando y llego a conclusiones paranormales que se las cuento vía mail al taurino de alto copete, para llegar por aquí y compartirlas con todos ustedes.
Que esto hay que limpiarlo lo sabe hasta Carracuca y el combate entre periodista y torero hasta puede servirnos de alerta, muy positivamente, dentro de la profunda depresión que nos causa conocer al dedillo los entresijos de esta industria del cuerno pocho y la dolorosa sensación de que la maraña es tan gorda que nada más se puede desenredar a base de palos unos con otros.
Que para comenzar a mover las alfombras, que tiemblan bajo los pies de todo 'quisqui' que esté en activo y con las correspondientes y honrosas excepciones, aquí tiene que arder Troya lo entienden hasta lo niños de pecho, pero ¿no tienen ustedes argumentos para arreglar sus diferencias profesionales de otra manera, señor Fernando y Vicente Zabala de la Serna, y ahorrarnos el sofocón?
¿Es preciso que dos tíos tenga que pegarse un curra de tal calibre?
Y lo pregunta una apasionada del far west, nada ñoña con estas cosas, dada a la sangre caliente, peleona, natural de un pueblo de la raya portuguesa en el que todos los domingos de su infancia veía en la matinal salir del baile dos mozos enganchados por la pechera a cate limpio...
y por la tarde en la plaza los días de toros, ni les cuento.
y por la tarde en la plaza los días de toros, ni les cuento.
Yo no soy nada de "haz el amor y no la guerra", más bien soy de aquello de "quien a hierro mata a hierro muere", y además creo entender con el respeto debido la locura.
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