Otra cosa a revisar de urgencia, y también tiene la palabra el graderío, y hablo en exclusiva de la plaza de Madrid, es la concesión de orejas, devaluados y adiposos trofeos como raquetas de tenis que empiezan a dar hasta asco al ser paseados ante nuestra jeta.
De complicada solución pues el público es soberano, todo, y el isidro es un personaje venteño clásico, y con literatura, el rigor de la Monumental peligra y nos vemos obligados a conseguir recuperarlo entre los fijos, de la forma que sea y sino que se arme una revuelta cualquier tarde, o de lo contrario la gloria de la puerta grande queda desde ya pulverizada, puerta ganga para toreros baratos, y eso sí que es sagrado.
¿Por qué no empezamos por restaurar la torerísima vuelta al ruedo cuyo olvido es culpa nuestra por pitarla por costumbre?
Foto: toro Curioso, de 534 kilos, negro bragao meano, de la ganadería de Victoriano del Río, sexto de la tarde corrido ayer en Las Ventas: bravo.
Lo mató Paco Ureña y le cortó una oreja.
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