Señora Esperanza de Triana, pero qué largas son las saetas de hoy, Virgen María, cuando la saeta, según se concibe, debe ser simplemente un grito de garganta rota elevado a Ti, por lo que sea.
Me recuerdan estas saetas desentonadas a las faenas kilométricas de los toreros a los toros, oh, Sevilla, de mi arma, y de mi corasón, guapa, guapa y guapa, cuánto pegote del norte...
Que no estáis dando la talla, se aprovecha para decir, abonados de a pie a la sacrosanta Maestranza, el templo, aficionados de siempre, sabios, en quien tenemos depositada nuestra confianza a la espera de una reacción sonada por vuestra parte, de las vuestras y a vuestro estilo.
Feliz Viernes Santo, sevillanos.
1 comentario:
La Maestranza, hace décadas que dejó de ser santo y seña de nada, casi se puede decir, que murió con la despedida de Curro Romero, no es más, que un complemento turístico,de la capital andaluza.
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