lunes, 3 de abril de 2017

El novillo de Madrid



Ni más, ni menos, tal cual, que lo que se observa en la foto de Andrew Moore
Variada y vareada novillada de La Quinta lidiada ayer en Madrid, remendada, eso sí, en tipo y con las clásicas hechuras de lo que siempre fueron los novillos, tan lejos de los zambombos de mármol de otras tardes, sebo puro, y a la que para más dicha no mataron en varas, ¡hurra! 
No tonta la novillada ni mucho menos, lo que permitió a la buena entrada que acudió a la plaza en tarde soleada de primavera volver a encontrarnos con lo que siempre fue un festejo menor, más con la grata sorpresa de ver a un novillero en eso, en novillero, Ángel Sánchez se llama, que debe hacer oídos sordos a los cantos de sirena de una afición venteña, sin olfato, inventora temporada a temporada de toreros, pésimos, a los que borra de la memoria al año siguiente para encapricharse con otro pegapases insoportable al que le vuelven hacer creer que es Lagartijo.

Enhorabuena por vuestro debut venteño, Simón Casas y Nacho Lloret,
 que hasta las más afamadas talibanas
 tras despellejarte hasta hace nada, Simón, con José Tomás como diana de sus tribulaciones, te comen ahora en la mano, amansadas. De lo cual me alegro, chavorró.

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