Se dice que estaban toreados

Creo que han pasado escandalosamente desapercibidas, sin darle la importancia que tienen y las consecuencias que deben acarrear, de máxima transcendencia en círculos ganaderos y se informa que en otros tiempos no se hablaría de otra cosa, las declaraciones que, por lo que cuentan, hizo ayer Sánchez Vara en cuanto dobló el sexto barrabás de Moreno Silva: enhorabuena, toreros todos, pueden ustedes sentirse orgullosos de su paso por la feria. 

En ellas, el hombre que estuvo más cerca de semejante morucho, manso pregonao, un tío rudo de los de pelo en pecho y de los que se dan poca coba, aseguraba que el toro podía estar toreado, y dicho eso por un pirata de los mares del sur, de Guadalajara, que tanto capeo lleva encima, eso va a misa.

Gravísimo.

Cuentan también que Emilio Muñoz confesó por los micrófonos del Plus al finalizar el festejo que él también había pensado lo mismo pero se reservó la opinión, entiendo que por la nefanda cobardía mediática, y muy conservador el de Triana no se atrevió siquiera a insinuarlo durante la retransmisión.

Y yo pensé lo mismo, exactamente igual que ambos y no sería la única espectadora en coincidir, en cuanto ese mismo toro cuarto, de salida, ya parado y fijado, le hizo un extraño a Sánchez Vara por el pitón derecho tirándole un hachazo directamente al pecho, traicionero y seco, certero, que hizo que se me helara la sangre.

Una preocupación me corroe: ¿comenzarán a gustar en la plaza de Madrid en un futuro próximo los toros toreados? 

¿Derivará el torismo por esos derroteros? 

¿Cómo es posible que entre la afición no se tenga siquiera en cuenta semejante crimen, confesado por el que lo sufrió, y no se denuncie públicamente como es debido?

Tengo tanto que largar sobre la corrida de ayer porque la corrida tiene que dar que

 hablar, y tan poco tiempo, que hasta me produce ansiedad tamaña impotencia.

Foto: El País