Ya saben porque ha sido trillado aquí que he pasado el verano veraneando en Dalí y, por mucho que su "Torero alucinógeno" que ilustra la presente entrada ya esté manido en el blog por las varias veces que en este espacio ha sido reproducido -1968-1970, oleo sobre lienzo- no encuentro la foto de otro retrato anterior realizado por el genio de Figueras al Monstruo de Córdoba.
Existir, existe, yo lo he llegado a ver y supe de su existencia hace ya muchos años gracias a Chiqui Abril, mi descubridor de cosas en la mocedad, siendo Rosa Jiménez Cano una noche después de una cena en casa de sus padres, verano del año 2005, la que enredando con sus aplastantes conocimientos en todo lo relacionado con Internet, dio con el cuadrito de mínimas dimensiones, poco más que un folio, titulado The Face, pintado según creo recordar en la década de los años cuarenta y perteneciente a la colección particular de un coleccionista norteamericano, y hablo de memoria, luego puedo estar equivocada,
O sea, Dalí pintó dos veces a Manolete.
Choca, ¿no?
O no tanto, porque lo que resulta de una lógica aplastante es que a Salvador Dalí no le llamara la atención el bellísimo rostro cincelado a escoplo del torero más literario de todos los toreros, y el águila surralista ampurdanés pasara por alto el acontecimiento nacional que supuso la presencia de Manuel Rodríguez en los ruedos.
Historia pura y dura: el 30 de agosto de 1984, justo antes del amanecer, Gala/Gale según gloriosa acuñación también de André Breton ya muerta, Dalí, con una depresión de caballo por la desaparición de su musa, postrado y con mala salud a sus ochenta años debido al uso y abuso de una pera que tenía en la cabecera de su cama para avisar a la enfermera de turno, Carme Fábregas en este caso, produjo un cortocircuito debido al mal estado de los cables eléctricos de la instalación del palacio de Púbol, dónde su entorno lo tenía secuestrado hasta el culo de ansiolíticos según todas las sospechas, produciéndose un incendio de considerable importancia, ardiendo el colchón por completo y resultando el anciano pintor seriamente dañado.
Así, hoy 29 de agosto de 2013, lagarto, lagarto, y Dalí era el más supersticioso del mundo, 66 años después de la muerte de Manolete, traemos a la palestra una entrevista realizada por el inolvidable Santiago Amón el 29 de abril de 1985, que se copia y pega tal cual el pasaje que nos interesa y así dice:
"En sus manos no queda la menor huella de las quemaduras ni de la operación subsiguiente. Adoptando un aire grave, casi compugido, me dice: "Las huellas, y también los dolores, van por dentro".
-¿Tiene usted fe en los médicos?
La fe hay que destinarla a cosas trascendentales. Me hubiera gustado, eso sí, tener por médico a Manolete. Encarnaba ese hombre insigne la elegante seriedad, la parquedad, el estoicismo y el temple de un genuino personaje a la española.
-¿Un torero convertido en médico?
Manolete, que en vida me honró con su amistad, era más, mucho más que un torero: un gran protagonista. Y yo aseguro que un gran protagonista sólo puede ser tratado, en cualquiera de todos sus alcances, por otro gran protagonista".
Gloria a ti, Manuel Rodríguez, siempre en nuestra memoria por los siglos de los siglos.
4 comentarios:
Entré a leerte, querida, como quien espera agua para la sed, lluvia para el campo reseco. Sabía que hoy sí. Sabía que hoy Manolete. Sabía que hoy, siempre, magistral.
Tienes un regalo en mi ventana berrenda.
Gloria, siempre, a Manolete.
Eso segun Vd. lo dijo el loco y cuentista en 1985.
¿Se podría comprobar?
Hoy me ha dejado sin palabras la "Berrendita"; y luego dice que yo se las robo... Es por ello que hoy transcribo el comentario, cuya respuesta me debe, de fecha expresada al final del mismo. Lo recordará.
"Decíamos querida Condesa, y trás comprender, ha tiempo, la mística de Teresa con Jesús, de qué usted estuviere -aún lo está- enamorada de Don Manuel; para usted, sin duda, "Manolo" en el éxtasis.
Para la Sino de Manolete, posiblemente menor el amor que tanto usted como yo, y el mismísimo Dalí, le venímos prefesando desde aquél día: el que lo vimos por primera y única vez, como es mi caso; desde que supo de él por primera vez, como sin duda es el de usted querida Condesa, a pesar de no haberlo visto en su vida ¡ya es amar!; o como, sin duda desde que le/nos quitaron a Federico y lo dejaron solo con la insuficiente Gala, cómo es el caso de Dalí. Qué pena que un maricón se enamorase de Manolete; pero el amor es irremediable, lo tengo claro; aún sin entender a esos...Habiendo mujeres como usted, como la Bronchalo, o cómo las mías.
Fíjese, dibuja -me interesa más el dibujo en Dalí- a todas las mujeres sin brazos -como la Venus- sin duda para que se lo tocasen; Gala -solo el rostro- en esta esquina y en la diagonal de abajo -muy pequeñita de cuerpo entero- casi invisible, mientras las abejas van y vienen del panal,EL TORO; libando, chupando, exprimiendo lo que pudiera quedar de él.
La obra es algo así como la premonición de lo que La Fiesta, El Toro y el Toreo habrían de ser a partir de su muerte. Punto álgido de la Historia en el que este humilde servidor de la Fiesta contextualiza el final de la Edad de Oro del Toreo que había partido con Gallito y acabó con Manolete.
Todo el 27 viviente estuvo enamorado de José, de Gallito; y de haber vivido con Manuel, también se hubieran enamorado de él; incluyo a Federico y a Sanchez Mejias entre los posibles enamorados, como lo somos usted, como yo y como Salvador Dalí, el mejor dibujante de la historia de la pintura.
No creo que en casa alguna se le haya llorado, cómo se le ha llorado en la mía. Soy capaz, incluso, de incluir la casa de Doña Angustias...
Hay muertes que se producen al gusto de demasiada gente.
Saludos de Gil de O.
27 de abril de 2013 16:10
P/D Yo también estoy convencido de que Islero llevaba Amor aquél día. Me niego rotundamente a que le llamen "asesino".
Su Alfonso Navalón dijo que era un cuento, y todos los males vinieron
de Manolete.
¿En que quedamos?.
Que pega Vd, supuesta Condesa, jajajajajaj, más gatichazos con su Manolete que cualquiera.
Y ahora está de moda Manolete, reflexione.
VENTEÑO
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