domingo, 26 de diciembre de 2010

Una de buen rollo

Aunque es un personaje presente en mi vida desde que tengo memoria
-en Salamanca lo conocen hasta las piedras y es un ídolo total-
conocí a Dámaso Gómez personalmente hace la tira de tiempo en un incendio, del que escapamos de milagro aunque salimos de pavesas hasta las cejas negros como Baltasar, y la que firma, dada a la fabulación, ha creído siempre que es un incendio el sitio ideal para conocer a un tipo como Dámaso Gómez.
Por lo tanto, he tenido muchas ocasiones, como así he hecho y confieso que con la esperanza de que me dijera que sí, que es verdad, de preguntarle si la anécdota que les narro a continuación con el fin de quitarnos el mal rollo que los últimos acontecimientos nos han podido acarrear y levantar en el personal sano una sonrisa torera, es cierta que pasó, o no. 
Y siempre me ha respondido que no, que no es cierta aunque la conoce, que es un invento, que él no hizo nunca eso, que nunca ocurrió y que me deje de preguntar bobadas, que es un invento de la gente que tiene la lengua muy larga, que la gente es que tiene la lengua mechada y como un día se la muerda casca el que más y el que menos envenenado en su propio jugo.
Sea cierto o sea leyenda, porque en otras épocas los toreros, todos, tenían leyenda y eran seres literarios a tope con los que daba gusto hablar mientras los de hoy parecen opositores a notarías, unos muermos todos cortados por el mismo patrón de los que procuras huir, el caso es que los hechos la información oral los sitúa en la plaza de toros de Barcelona o en la de Bilbao, años cincuenta, y de compañeros de cartel de Dámaso Gómez dan los nombres de Antonio Ordóñez, como seguro, y de Julio Aparicio o de Miguel Báez, Litri, como probable uno de los dos, aunque también circula el nombre de la planta carnívora César Girón, por si fuera poco arroz.
Fuera la plaza que fuera, en ella se presentaba como matador de toros Dámaso Gómez, un debutante, escoltado por dos maestros, consagrados, que estaban en lo mejor de su carrera y los públicos se los rifaban.
Total, que se abre la puerta de cuadrillas, se organizan las filas, Julio Aparicio, supongamos, a la izquierda, Antonio Ordóñez, a la derecha, los peones en hileras detrás dispuestos para el paseíllo, y en esto va uno de los maestros, el más antiguo, levanta la mano, mira la formación volviéndose a los de plata, y dice:
"Señores, vamos palante".
Va el segundo por antiguedad y remata:
"Que Dios reparta suerte, palante, señores".
Y en esto Dámaso Gómez, ni que decir tiene que hasta las mismísimas trancas y se conoce que para ahuyentar el miedo, mira a la izquierda y ve a Julio Aparicio, mira a la derecha y se encuentra con Antonio Ordóñez, traga saliva y, antes de echar a andar, va y salta con gallardía:
"Vaya dos mierdas de toreros".
Moraleja: Dámaso, el León de Chamberí, añaden, no hizo el ridículo aquella tarde.
Obviamente de haber intervenido César Girón, hubiera dicho "que Dios reparta cornadas".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Condesa, leimos TODOS los comentarios que se hicieron de esta y las demás entrada del blog así que "nadie nos quitará lo bailao". Respecto de Cesar Giron, es cierto aquella anécdota según la cual al momento del paseillo cuando sus alternates decían,que Dios reparta suerte,él terminaba diciendo:"y cornadas también". Conoce alguna otra anécdota del "zambo" Giron.

Saludos,
JORGE PACCINI BUSTOS

La condesa de Estraza dijo...

Jorge Paccini: Sí, es cierta la anécdota aquella de César Girón cuando al hacer el paseíllo decía en vez de que Dios reparta suerte, "que Dios reparta cornadas".
Lógicamente yo no lo escuché jamás, pero los testimonios son tantos, sin existir desmentidos, que la historia debemos darla por cierta.
No sé mucho sobre el gran torero americano, aunque aficionados mayores que yo, que le vieron, le tienen en un altar y le consideran uno de los más grandes de su época. ¡Aquellos dos rabos en aquella feria de Sevilla!
Y luego en Pamplona, creo que el mismo año, ¿1954?, hizo lo más grande que puede hacer un tío en una plaza de toros: bronca con toro al corral, en el primero de su lote, y dos orejas y rabos con la gente bramando en el segundo, oséase un torero.
Gracias por la fidelidad de ustedes, amigos aficionados del Perú.

La condesa de Estraza

Anónimo dijo...

Condesa, gracias al aporte de mi amigo y gran aficionado peruano German Urrutia Campos,transcribo su comentario en relación a una faena de Cesar Girón: “ el gran César Girón Díaz, cortó pata en el año de 1,954, toreó 3 tardes en la temporada más una extraordinaria(mano a mano con Chicuelo II) . El memorable triunfo fue el 1º de Noviembre en que alternó con A. Bienvenida y R. Ortega y los toros fueron de Huando. En el tercer toro, lo hizo todo muy bien, capote, banderillas y una estocada. Dos orejas y rabo.En el sexto, cortó la pata, fue una faena variada,con pases de todas las marcas,emocionó al público y un estocada en toda la yema. Si mal no recuerdo,vistió de rosa y oro…”

Saludos,
POCHO PACCINI BUSTOS

La condesa de Estraza dijo...

Gracias, Pocho Paccini Bustos, por su información sobre aquella tarde del gran César Girón, aunque no nos dice la plaza en la que se´realizaron las faenas, y hágalo usted de paso y en nuestro nombre a su amigo Germán Urrutia Campos.

La condesa de Estraza

Anónimo dijo...

Condesa la faena fue en Lima, en la Bicentenaria Plaza de Acho, con motivo de la "Feria del Señor de los Milagros" que se celebra todos los años.

Mea culpa
Fue mi error la omisón de este relevante dato.

Saludos.

POCHO PACCINI BUSTOS

Anónimo dijo...

Aquí un fragmento del libro MORADO Y ORO Anecdotas de la Feria del Sr. de los MIlagros, una joya escrita por uno de los mejores periodistas de Lima, Jaime de Rivero, sobre Cesar Giron:

"El carácter de Girón

El diestro venezolano solía aprovecharse de su fuerte presencia y personalidad para intimidar a sus alternantes, preferiblemente, a los matadores españoles. Desde la puerta de cuadrillas ya estaba tratando de atemorizarlos. Tomando aire, sacaba el pecho, enderezaba su postura y con una sonrisa indiferente comentaba en voz alta frases como: “hoy huele a hule”, “cachupines, ahora van a ver que es el toreo” o “Vamos a torear de verdad como hace tiempo no se hace en España”.

Carlos Ugarte