viernes, 23 de julio de 2010

Homenaje a El Chaqueta (Camarón)



Todo es llevadero en esta vida excepto la mediocridad. La Fiesta actual es mediocre y sus protagonistas, más: que la prohiban.
Dicho lo cual y como somos tan amigos de comparar el toreo con el flamenco, sin tener nada que ver una expresión artística con la otra salvo la misma localización geográfica aproximada que les da cierta familiaridad, llevo varios días moviendo la cavilosa sobre cómo ha evolucionado uno y otro mercado durante los últimos treinta años.
Hundido el toreo en un pozo de mierda que le llega hasta el pescuezo, mientras el cante, el baile y el toque gitanos están demandados en todos los grandes escenarios del mundo y sus intérpretes tratados como verdaderas luminarias, copando titulares y codeándose los músicos con las celebridades internacionales que se rinden a sus pies y los adoran como a verdaderos dioses. Pero no siempre fue así y hubo un tiempo en el que el toreo, actividad por la que corría el dinero a espuertas hasta no hace tanto mientras ahora no hay un puto duro, hasta llegaba a mirar por encima del hombro a las troupes del bronce llenas de pulgas que vivían de sus migajas en humillantes fiestas de señoritos, o a aquellas compañías de artistas con los baúles a cuestas de feria en feria pueblerina tal que el hacha del turronero, y el taurineo mientras tanto en hotelazos de lujo hartos de todo aquello que se le antojara al último monicaco. Muerto Franco, con quien se llegó a identificar ambas manifestaciones absurdamente y tanto el toreo como el cante eran asuntos franquistas para los progres setenteros y otras canciones protesta, los jóvenes aficionados de entonces tuvimos que defendernos incluso con más virulencia que ahora con el rollo antitaurino y catalán, pues fuera uno de la ideología que fuera si acaso te declarabas aficionado entre aquellos novatos demócratas en reuniones de amigos variadas, ya te estaban tildando de facha y dándote la tabarra derechona. Los años ochenta trajeron a la Fiesta cuatro acontecimientos que volvieron a meter gente en la plaza, por lo menos en Las Ventas contribuyendo al fenómeno la Movida madrileña que volvían los modernos a los tendidos y ayudando al boom una gestión muy abierta de Manolo Chopera. Los cuatro acontecimientos fueron las muertes de Paquirri y Yiyo, propaganda a costa de la vida del héroe perdida, y las reapariciones de Antoñete y Manolo Vázquez, inolvidable revelación para la gente de mi edad, mientras en el flamenco se consagraba Camarón de la Isla tras el bofetón que supuso su disco 'La leyenda del tiempo', denostado por la afición rancia, que no le entendió a lo tendido 7, pero sin embargo haciéndose el amo José Monge de la industria discográfica y convirtiéndose en una referencia españolísima para la juventud de entonces. Sin perder pureza, ni venderse ni prostituirse, sin alardes ni ansias ni mucho menos dejar de ser el que era, sin cuentas corrientes millonarias ni sumando hectáreas, dando ejemplo, con la única mancha de su adicción a las drogas, de las que más que víctima fue un mártir. El Cigala es a Ponce, la imagen que proyectan cara a la sociedad española el uno y el otro se quiere decir, lo que sería un turismo de alta gama puesto en una autopista a un carromato roando por un camino vecinal, pura modernidad acondicionada al siglo XXI frente a lo anacrónico de un vehículo digno de un museo del carruaje. Y es ahí donde reside muestra ruina para empezar, no en el toro afeitado, ni en el torero tramposo, ni en el empresario buitre, ni en el ganadero subnormal, ni en el periodista del trinque pesetero que los hay que escriben por un bocadillo, que va, por ahí no van los tiros, eso se arregla en cuatro días. La Fiesta va a morir, si acaso no está muerta ya, por culpa de los personajes que la dirigen, vulgo taurinos, personajes a los que se les ha parado el reloj hace lustros, mentirosos individuos cuyo discurso está agotado y ya no cuela, telepredicadores a los que no cree nadie, ancianos fuera del tiempo que no abandonan la poltrona ni a la de tres, sinvergüenzas variados, castradores de ideas nuevas, familias enteras que vienen mangoneando desde hace décadas sin soltar los mandos endogámicos ni a la de tres. Porque aquí se ha trabajado durante un cuarto de siglo a favor de la mediocridad, que no pía por domesticada y le es rentable a los cuatro oligarcas, puliéndose todo el talento que pudiera llegar con campañas feroces, echando fuera de órbita todo aquello que pudiera molestar a los intereses de unos pocos. Aquí no se da la rebeldía, no se admite, imprescindible contrapeso para que todo funcione, se persigue y se aniquila, porque resulta que a nosotros también nos llegó nuestro Camarón de Isla, ahora retirado tras la campaña más atroz que artista alguno pudo aguantar y ahí está la hemeroteca, y pulir el talento de la manera que se viene puliendo por costumbre sólo conduce a la vuelta de no tantos años a encontrarnos con una industria del ocio, en competencia con una oferta apabullante de todo tipo de entretenimientos, a que el día menos pensado se tenga que cerrar el quiosco definitivamente, asunto que espero y deseo que ocurra lo antes posible. Las grandes víctimas de la Fiesta pertenecemos a ella y va la masacre desde la primera figura del toreo al último ayuda de mozo de espada que pida dignidad para su oficio, somos muchos los arrinconados buscándonos la vida en otros menesteres, y tan panchos, ¿alguien conoce una actividad humana donde se desperdicie el talento del mismo modo que se desperdicia en el toreo? Pues con su pan se lo coman: prohibición por orden gubernamental, ya, cuánto mejor morir con dignidad que ser testigos de que aquella pasión que tuvimos, por la que mucho hombres han dado la vida, es hoy una pantomima sin sentido donde todo sentimiento expresado con valentía para lo único que sirve es para verse uno condenado a muerte pasado a cuchillo por verdugos que no se han jugado en la vida un alamar. Aquí tienen, por último, a Camarón, grandioso, haciéndole un homenaje a Antonio el Chaqueta y va José y lo supera como se puede comprobar facilmente, lo mismo que si pusiéramos ahora mismo al July en video y su embuste de ayer en la plaza de Valencia y comprobáramos que el simple muchacho de Velilla está por encima en su quehacer de, por ejemplo, Joselito el Gallo.

7 comentarios:

MARIN dijo...

Completamente de acuerdo con que el reloj de muchos se paró hace tiempo. Enhorabuena por la entrada y gracias por recordarnos a este monstruo, José Monje Cruz... Camarón de la Isla. Casi ná.
Saludos.

Raúl Delgado dijo...

!! Qué formas y, sobre todo, qué fondo !!. Enhorabuena.

En mi casa ha saltado un espontáneo en forma de anónimo. Y me pregunta el por qué de enlazarla a usted. De risa.

El Coronel dijo...

Admirada Condesa, disculpas por la tardanza en visitar su casa, pero ya sabe...... ha sido dificil.
De acuerdo con el comentario sobre la mediocridad, pero yo la haria tambien extensivo al flamenco. Ahora el flamenco va por otro camino mas facil y mas peligroso a la vez. Vease a modo de ejemplo, los ultimos discos de Merce y El Cigala. Lo mismo por citar un caso y aprovechando el video del blog, que Camaron, El Chaqueta, Chaqueton y toda la familia.
Siempre a sus pies y besos
Salud

Ludovic Pautier dijo...

Camaron y chocolate. comida de las buenas. como canta Jose esta dificilisima solea a golpe de nudillos ! si no hay fotos del chaquete y de la perla en la peña de que habla camaron, hay fotos de toreros historicos en el cruce del campo charro. un dia estaba una joven promesa torera, francesa y buena persona, y miraba las fotos en la pared. estaban todos. ni conocia uno.joder, que vamos a hacer que si los de las escuelas o los apoderados no le dan el minimo de cultura taurina.
esto huele a naufragio.
un beso.

ludo

pd : mi coronel , que si hay Merce pero tambien al actuar, hay Juana la del Pipa o el Rubio de Pruna ( una chachi y un churumbel como bien decia el chaqueta )

La condesa de Estraza dijo...

Meto la baza, Marín, Raúl, Coronel y Ludo, aunque luego más tarde, si eso, me pienso explayar. Qué empacho de toros, de taurinos y de aficionados a los toros creyéndose el centro de mundo y salvapatrias sin patria, y saco para empezar la cara por El Cigala, para mí siempre Dieguito, pues lo de Cigala es nuevo y lo decide un estúpido cuando la industria decidió lanzarlo por todo lo alto.
Yo como a Dieguido he escuchado cantar a muy pocos, alante, en directo y desde niño, aunque su discografía no es buena y eso también lo reconozco. El Diego canta 'pa' reventar, se sabe el cante como pocos y es un artista que en escena impresiona pues tiene una extraordinaria personalidad. Cuentan que no sé en qué teatro de NY cuando no era nadie salió por martinetes, bastón en mano, y no había empezado ni medio a entonar cuando ya estaba toda la gente de pies, bramando, su problema sé cual es y me han dicho que el último disco, el de los tangos argentinos, es una puñetera mierda, pero cantar, canta, vamos que si canta, Dieguito canta que coge al Rubio de Pruna y se lo merienda, con deciros que yo he sido testigo de cuando Camarón llegaba a Madrid y le mandaba llamar para escucharle.
Espera una, y desea más que otra cosa en el mundo, que haga por fin un gran disco de flamenco, por soleá he visto a ese nivel a muy pocos, y por bulerías, actualmente, ninguno.
Al Diego hay que verlo en directo, desnudo, acompañado únicamente a la guitarra por esos tocaores tan raros que sólo le gustan a él (también le pasaba lo mismo a Chocolate con El Poeta y otros similares). Luego es de los que más oficio tienen pues ha cantado para el baile mucho tiempo, la gran escuela, según dicen.
A Mercé ni me lo nombréis, no aguanto a ese artista, y por último y aunque le doy toda la razón a El Coronel y la pregunta sería ¿dónde está el Fernando Terremoto de hoy, o el Gallina, o ese Macandé y toda la tropa de los Morcilla anteriormente?, debo decir que el flamenco, comparado con el toreo, tiene vida para rato a pesar de que los productores de la discográficas deberían ser atravesados a cuchillo.
Luego también el pueblo gitanos ha sufrido muchas bajas masculinas, como Zaíra y tantos otros por culpa de las drogas, concretamente la heroína.
Pero gente hay, vamos que si hay. miren existe una niña veinteañera, Farina, llamada Tamara, no la bolerista, sino una prima segunda suya, de Salamanca, Tamara Salazar Salazar de nombre, nieta de una hermana de Rafael, a su vez hermana la abuela de la Aurora la madre del Cigala, que como esa niña con ese cante tan personal han existido muy pocas, cigalea más de la cuenta, pero podría ser una grande entre las grandes si no la hubieran casado tan joven y fuera ya hoy una madre de familia a tan corta edad.

La condesa de Estraza

El Coronel dijo...

Admirada Condesa, estamos de acuerdo, yo no digo que el Cigala o Merce canten mal, ni mucho menos, menudas voces cantando por derecho, lo que digo es que los flamencos, se han pasado a cantar otras cosas y han abandonado el cante bueno, por dinero, por la compañias discograficas o por lo que sea.
Ahora, van por otro palo. Otro ejemplo.: Pitingo, ¡vaya tela! y se hace llamar flamenco.
Lo de los toros es otra cosa, porque ya esta hundido totalmente y sin posibilidad de recuperación.
Muchos besos
Salud

La condesa de Estraza dijo...

Una cosa, mi querido y admirado Coronel, haga el favor ya que ando un poco delicada, y usted lo sabe y como amigo del alma tiene la obligación de velar por mi salud, de no mentarme al Pitingo nunca más, que se me revuelve el estómago más de lo que lo tengo, incapaz de comer bocado desde hace aproximadamente un mes, que no sea el bocado Juan Ramírez y algún otro disidente de la celebridad.
Estoy estragada, no me entra ningún tipo de alimento, todo me da asco, miro alrededor y me repugna cualquier cosa, ¿qué me pasa doctor?, que me nombran al Pitingo -ya no digo a Rafael Amargo- y las tripas se me ponen de punta y parece como si quisieran salírseme por la boca.

La condesa de Estraza