lunes, 12 de mayo de 2008

El loberío (mansos)

No sé si ustedes observarían el arreón que uno de los toros de Dolores Aguirre, echado y con una estocada hundida, muerto el toro, le pegó al puntillero en cuanto lo vio merodeando cacheta en mano por sus alrededores. Para que luego me vengan diciendo a mí que el jabonero de Prieto de la Cal que se lidió en la celebre corrida concurso zaragozana y se paró en la muleta, se debió su nula acometividad en la faena que le presentó Serafín Marín a una presunta falta de gas a causa del fragor que empleó el animal durante la suerte de varas.

La ganadera vasca -hosti, tú, mucho cudiao- lidió ayer en Madrid una mansada de libro como es costumbre en ella, con la que estuvo para mi gusto muy requetebien la terna. Vamos, que a esos seis garlopos no les da fiesta ni el que inventó el toreo y bastante tuvo Fernando Robleño, Sergio Aguilar y Joselillo de poder con ella, que pudieron, y salir andando de la plaza tras el trago vivido.

Un Joselillo al que algún pitoniso le había puesto reparos al verlo anunciado en los carteles, ay, si es que más de uno no debería píar, y que estuvo frente a su lote como deben estar los toreros con hambre de toros. A mí me recordó a los toreros de los años sesenta, garra, garra y garra, querer ser, muy sincero ante los toros el debutante de Valladolid, jugándosela, porque se la jugó, torero macho, y no le pongo un pero a la oreja arracada al sexto porque fue una oreja de ley ganada tras una tarde en la que un hombre, que tenía todo en contra, volvió la tortilla a base de valor seco y oficio, y ahí queda eso.
A Robleño, más revoltoso, más movido de pies, ratonerillo a su estilo, en el debe debemos anotarle el que al segundo de su lote, cuarto de lidia ordinaria, permitiera que se lo matara el picador por todo el morro. Salir del caballo el toro y manar un chorro de sangre como si el lomo del armario de doña Dolors fuera un surtidor, fue todo uno.
Mientras, Sergio Aguilar, buen torero, valiente, pero muy frío, resolvió su compromiso muy bien colocado dando siempre el pecho, enganchado su trasteo en ocasiones, pero es que a estos búfalos no se les debe plantear la pelea a base de naturales y derechazos del buen corte que gasta el vallecano, mucho menos enseñarle las alturas comenzando por estatuarios. Búfalos a los que lo suyo es currarlos por abajo, todo por abajito y sobre las piernas, y dejar las florituras para cuando salga por los chiqueros la burra que va y viene sin rechistar.

Ya digo, seis mansos de libro, pero seis mansos con los que yo no me aburrí y que mantuvieron la atención del espectador desde que comenzó el festejo hasta que concluyó. Mansos/mansos, nada encastados, pues a mi manera de ver no existen los toros mansos y encastados, ya que opina una que todo encastado, es bravo. Ahora bien, y he aquí el matiz, toros mansos dignos representantes de la cabaña brava a la que pertenecieron. Es decir, sin casta ninguna, luego sin bravura, pero sí con el suficiente sentido para vender muy cara su vida como mínimo, que es lo primero que se le debe exigir a cualquier toro de lidia para que recordemos que su origen nada tiene que ver con otras especies vacunas domesticadas por el hombre para encalomarlos en el matadero a traición y hacerlos filetes.
Es decir, toros de casta los de Dolores Aguirre, que no toros encastados.
¿Me explico?

(Foto: Paloma Aguilar)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Se la entiende señora condesa,yo tampoco me aburri,ese tipo de corridas a mi me txanan,con mas toreros mejor.un saludo.

EL CABALLERO NEGRO dijo...

Magnifico matiz al final, Condesa, mansos o no manos, mansos encastados? la eterna polemica un cartel con toros de la Dña. es garantia de emociones y toro de lidia de verdad aunque sea manso, no es la vaca lechera que suele salir a las plazas y que tanto admiran ciertos aficionados y desean la mayoria de toreros.

EL CABALLERO NEGRO dijo...

Gracias a la Providencia o a quien sea, ahora me dispongo a ver la corrida de la Doña, mañana o despues, porque si me da tiempo quiero ver la de Iban tambien echare mi cuatro de espadas, siempre con su noble permiso.

Unknown dijo...

Se explica, condesa, se explica. Es un lujazo poder aprender de toros con usted.

Anónimo dijo...

Kaparra, Kalikatres y Noelia: si os parece aparco la contestación a vuestros comentarios a este post para otro momento.
Es martes, hijos, y no veaís la sábana que me queda por rellenar antes de que suene el taraí,
que te vi,
y logre estar sentada en mi fastuosa localidad venteña,
de baracalofi el asiento.

La condesa de Estraza

Unknown dijo...

Pues nada, al toro, que le va a cortar usted las dos orejas.

Pañuelos blancos y olés, que no besos, que ya le mando muchos.

EL CABALLERO NEGRO dijo...

Admirada Condesa esperaba ver en condiciones -tecnicas- si no lo aclaro nuestros amigos me diran borracho, las miserias se cuentan en persona, la corrida de Dña Dolores para entablar una discusion semantica sobre mansos y mansos-encastados, no puedo porque lo de la Dña, este año fue una mansada que solo admite el calificativo de interesante por la emocion que daban al ser volitivos.

Solo un apunte entiendo que manso y encastado es una contradiccion,pero entonces pongamonos de acuerdo en definir a ciertos mansos, como la corrida de la Dña. del año pasado.

Anónimo dijo...

Gracias, Noe, y te cuento.
Hoy durante el aperitivo en Embassy (te digo el sitio para que te hagas una idea del pelaje del personal) se ha valorado mucho el que hayas incluido en el programa de la plaza la faena de Tigrillo primándola sobre las demás. Yo aún no lo he visto pues como comprenderás estoy liadísima, pero sé que lo estarás bordando porque eres una pedazo de periodista, y de amiga.

Kalikatres, entre los aficionados a los toros existen dos categorías perfectamente diferenciadas:
los aficionados urbanos y los que procedemos del campo. Unos saben más de toreros, los otros del toro. Oyendo hablar a ganaderos, mayorales, vaqueros y pigorros te das cuenta que definir el comportamiento de un toro, no es tarea fácil.
Yo insisto en que un toro encastado no es un toro manso, a partir de ahí los matices son inumerables.