miércoles, 17 de abril de 2013

Las orejas

¿A qué viene ese escándalo con las declaraciones de José Mari Manzanares acerca de que el toro de Victorino Martín lidiado en su fracasada encerrona sevillana movía las orejas?
Desconocer la historia se llama eso, pues el primero que habló así fue Rafael el Gallo, que catalogaba a los toros por las orejas y a todo aquel que las movía constantemente el gitano montaba la espada sin contemplaciones y le arreaba un sartenazo en los blandos al animalito, a paso de banderillas, que lo tumbaba patas arriba.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Sra Condesa


me he perdido. Explique, explique

ha dicho que le acojonaron las orejas o algo así?

Andres de Cáceres

La condesa de Estraza dijo...

Mas o menos. Al parecer el Manzas tras la corrida de seis toros para él solo en la Maestraza hizo unas declaraciones en no sé dónde diciendo que el de Victorino Martín, lidiado en tercer lugar -¿acertaron los responsables en el correcto orden de salida de los toros?- movía las orejas como si fueran soplillos, dando a entender que tal circunstancia le desconcertó, seguramente para taparse, y la gente novata ha puesto el grito en el cielo y no veas la que le han dado al pobre muchacho por tal motivo: la del pulpo.
Lo que viene a decir mi post es que lo mismo que ha dicho el de "Alacant" dijo Rafael el Gallo, que ya sabes como era, pues a la hora de estirarse con un garlopo, fuera como fuera, siempre tenía en cuenta el movimiento de las orejas, mucho, y si ese movimiento no le molaba al gitano, por rápido o nada parejo una oreja con la otra, según la personal traducción de Rafael acerca del movimiento de las orejas ajenas, no se lo pensaba dos veces y le metía un sablazo chalequero al animal y él se tiraba de cabeza al callejón dando con los huesos en tierra.
Eso es lo que quise decir y lamento si no se me ha entendido, ah, Andrés de los Cáceres, la próxima entrada creo que te va a gustar, va sobre Manolete, Manolo mío, Manolo de mis amores...

La condesa de Estraza

Francisco dijo...

Ay condesa, me anonada usted. Las orejas u apéndices en términos taurinos, en los bóvidos son siempre movibles. Lo raro sería que permaneciesen tiesas todo el tiempo.
Y no me compare al divino calvo con el nene de Manzanares padre.
Un saludo

V. Azcune dijo...

No recordamos muchas citas escritas sobre el movimiento de las orejas de los toros y su significado, pero en un libro que ha llegado hoy mismo a nuestras manos, hemos encontrado una que, aunque no se refiere al "Gallo", no nos resistimos a copiar. No creemos que haya muchas, pero suponemos que otro más versado en citas y libros antiguos de toros podrá recordar otras:
"Los propios toreros, que saben mejor que nadie el miedo que da ver a un toro adelantar una pezuña o mover una oreja, admiraban a Manolete por su impasibilidad y su firmeza de valor para quedarse quieto." (Don Luis, "Toros y toreros en 1947 a 1950" (Madrid: Editorial Pueyo, 1951), Pág. 449.

La condesa de Estraza dijo...

Francisco: el que me anonada es usted a mí pues, aunque esperaba que alguien tiraría por ese lado, yo no he comparado a Manzanares, hijo, con Rafael el Gallo, ni creo que se atreva nadie a hacerlo.
Simplemente, ante la absurda paliza que se le ha dado al torero alicantino tras su estrepitoso fracaso sevillano por unas simples declaraciones, con guasita pero sin gracia ninguna, paliza propia de niñat@s y no de aficionados, traje la coincidencia de unas idénticas declaraciones de otro torero a la palestra por si a algún lector le interesabna.
Tampoco me refiero a si el ganado mueve las orejas, constantemente, o no las mueve, sino a determinada forma de moverlas, que tampoco sé cual es, pero puede creerme que El Gallo habló al respecto y tenía una versión fundada de semejante hecho.

V. Azcune siempre al quite, gracias, también sobre el adelantar una pezuña, concretamente la izquierda, servidora ha oído hablar. Oí que es bueno que así sea, levemente, a la hora de entrar a matar, mucho mejor incluso y seguro que por alguna razón anatómica, según me enseñaron, que el que ambas estén igualadas y juntas como se ha dicho toda la vida, pero vete tú a saber.

La condesa de Estraza

La condesa de Estraza dijo...

Intervengo ante determinadas alusiones, y algún comentario que me he visto obligada a censurar, como es costumbre últimamente en este blog.
Servidora no ha intentado salvar a Manzanares en su desastrosa encerrona sevillana, no la vi, luego no opino, estando escrito en este medio que su autora no comulga, ni mucho menos, con el toreo del bello matador alicantino, no me gusta este torero, simplemente, ni de novillero siquiera y encontronazos tuve con algún gran aficionado venteño en este sentido en aquella época, que ahora cuando le veo le recuerdo con bastante mala milk mis prediciones.
El mejor con la espada que yo he visto, que todo hay que decirlo, aunque pareciera que le ha perdido el sitio pues el sitio frente a los toros se pierde como frente a la vida, aunque también es verdad que se puede recuperar, pero los dos defectos que le encuentro a Manzanares principalmente son los siguientes, siempre hablando desde mi humilde punto de vista:
1 - no me gusta el sitio donde se coloca y ya saben los lectores, por repetido, que para servidora el toreo es colocación, colocación y colocación, para empezar a hablar.
2 - lo suyo son dos, a lo sumo tres, y el de pecho, con ese empaque suyo, pero... ¡nasti!
Mi queja iba por la bordería del palizón inhumano que se le ha pegado, absurdo, sin gracia, cogiendo el rábano por las hojas, por unas declaraciones acerca del movimiento de las orejas de los toros al referirse al ejemplar de Victorino Martín, que en su derecho está el torero de hacerlas, esas y, como todo hijo de vecino, las que le dé la gana.

La condesa de Estraza

Francisco. dijo...

nsCierto condesa, usted no comparó a Manzanares con el Gallo,
Entiendo que la "paliza" a Manzanares por lo de las orejas puede que sea demasiado pero mira qué ocurrencia la suya el parapetarse en el movimiento de las susodichas para justificar el no poder con el victorino, ni él ni su cuadrilla. Muy infantil de su parte.
Un saludo.

La condesa de Estraza dijo...

Pues me entró un mosqueo mediano con usted, Francisco, cuando lei su último comentario y a punto estuve de cepillármelo. Ya sabe, el gato escaldado del agua fría huye y a este blog y a servidora se nos viene aplicando el quinario, hasta que dije hace unos días "hasta aquí hemos llegado" y voy y me censuro todos los días un par de mensajillos, o tres, con amenazas incluidas en lo físico, mientras me río de Janeiro.
Y me entró semejante mosqueo porque pensé que a la que usted le estaba diciendo que "...muy infantil de su parte" era a servidora, en plan chungo, y a no a papá José Mari Manzanares, al que se le felicita desde este espacio por el nacimiento de Julieta y con una boca más, lo mismo se ciñe más.
Al grano, pues yo creo que más que el término "infantil" utilizado por usted, a los toreros, a este y a todos, excepto uno y ese se llama José Tomás, lo que les pasa no tiene que ver con la infancia, sino más bien reside en que viven incomunicados, blindados casi, no se tratan con las demás personas 'peatonas' con naturalidad. Viven en una nube rodeados de cobistas y torpes mercaderes, con la matraca del toro como único tema de conversación, plomizos, "acobardaos", lo que les lleva a desconocer a la sociedad española por completo, su clientela, aislamiento que no les ocurre a otros protagonistas de otras disciplinas artísticas que chanan perfectamente la calle y se los encuentra usted en plan grunge paseando por el centro de Madrid como caulquiera. Salvo momias, claro está, como Julio Iglesias y otros pergaminos de su estilo, que ya no cuentan.
A los treintañeros coletas de hoy les pone usted un micrófono y la cagan el noventa y nueve por ciento de las veces, sólo dicen bobadas, tópicos encadenados unos con otros, postureo oral vacuo, utilizan verbos que nos pejudican, expresiones siempre las mismas, lugares comunes, remoquetes, se imitan no ya el lenguaje sino hasta los mismísimos gayumbos y otros paños menores.
Eso por un lado, pero también tiene usted ahí el caso del sábado en Zaragoza de Javier Castaño y sus castañistas, telita, y ¿se ha averiguado algo? ¿Por qué toreros, ganaderos y empresarios, con la prensa dispuesta a contarlo (perrea, perrea) no informan de lo que tienen que informar a la afición sobre lo que está ocurriendo, que es mucho y gordo, GORDÍSIMO, y nos muelen con trolas de todo tipo que no se creen ni ellos y, además, aburren a las ovejas?
¿Temen desenredar la maraña? Pues adelante,y escribo la presente sábana porque pienso que es la única forma de que la Fiesta se salve de una muerte segura.

La condesa de Estraza

Francisco dijo...

Pues me alegro interpretase bien mi mal redactado comentario. Y sobre lo de Castaño he encontrado esto de Cañamero.
http://glorietadigital.es/spip.php?article1088
Un saludo.