domingo, 6 de marzo de 2011

La condesa enamorada

Debe ser cosa de condesas porque la condesa de Estraza, lo mismo que la condesa del Asalto, se encuentra perdidamente enamorada del encinar extremeño, la tierra de casta más ganadera del mundo, sin puntilla la De Estraza para más inri, que dice la tía que ve un chaparro y el corazón se le pone como centrifugando.
Diferencias hay entre las tituladas damas, mayormente de hectáreas, aunque ambas pertenecan al grupo de las de la cara lavada por el llanto y a las dos les guste el tono azul añil para la decoración, nueva tendencia un poco braga para pintar los muros de las plazas camperas coronadas de merengue.
No se lo pierdan, aquí.

3 comentarios:

el chulo dijo...

Que maravilla de texto, amiga condesa!
un beso!

Anónimo dijo...

Madre mia, Sra Condesa, como decían por ahí, parece de Los Santos Inocentes
manda narices que la mayoría de las mujeres que hay en este mundo, en lugar de intentar poner ese punto femenino diferente, se empeñan en seguir aquilatando los roles masculinos
así nunca cambiaremos
feliz día de la mujer TRABAJADORA...que siempre se olvida lo de trabajadora

Andrés de Cáceres

La condesa de Estraza dijo...

No veas si me animas, Chulo, pues a punto estaba de apuntarme a un taller de escritura impartido por un barbitas gafapasta, viviendo sin vivir en mí, desde que el Rosco me dijo hace días en los Carabancheles que una no sabe escribir... y razón llevará don Faustino, para qué vamos a engañarnos.

Qué alegría de verte por aquí, Andrés de Cáceres, papi.
Ay, las mujeres, cerca de ochenta fueron las pasadas a cuchillo por otros tantos hombres el año pasado y este creo que ya llevamos catorce en apenas dos meses, qué vergüenza más grande me produce el género masculino, tan inferior en todo a nosotras, las reinas de la creación y lo de la costilla bíblica 'pa' ti, las que hemos tirado del carro históricamente, esclavizas y humilladas, violadas, es la hembra humana superior con diferencia hasta en este invento de los blogs como hablábamos ayer por telefón, muchísimo más resistentes nosotras que vosotros, más valientes, donde la mujer llega no llega el hombre ni en sueños.
Besos a M.

La condesa de Estraza