viernes, 11 de diciembre de 2009

11 de diciembre

Hoy, 11 de diciembre, día de santa Robusty, patrona de este blog, también se cumplen años de aquel homenaje que la intelectualidad nacional, de la derechona, le tributó a Manolete en Lhardy, en 1944.
Quizás el acto más politizado del panorama artístico del franquismo, con todo el Poder sentando alrededor del torero en los salones de la planta alta del restaurante de la Carrera de San Jerónimo, estoy segura de que el homenaje contribuyó a la carga que la legendaria figura de Manuel Rodríguez arrastró, una vez consumada la tragedia de Linares, tachándosele hasta la desvergüenza y gracias a la más indecente manipulación, de ser un consumado y repugnante fascista.
Aquella noche, a estas horas estaría entrando al comedor perfectamente vestido de corto para escuchar una retahíla de versos que en su honor se compusieron y leyeron, algunos de indudable valor poético, se sirvió el siguiente menú:
. Petite marmite
. Langosta a la americana
. Arroz blanco
. Tournedos financiére
. Legumbres variadas
. Bizcocho helado
. Tejas y Argelinas
Acompañado por:
. Gran reserva Cepa Rhin
. Maqués de Riscal 1933
. Champán Codorniú y Licores
Esta fue la única y excepcional vez que a Manuel Rodríguez se le vio llorar en público. Ocurrió a los postres cuando, de pie en la mesa presidencial dispuesto a dar las gracias por las muestras de cariño recibidas entre una atronadora ovación que no tenía fin, al mito se le escapó una lágrima que escurrio por su mejilla sin poder disimularla y que limpió con el puño izquierdo de la manga de su camisa, sin duda ninguna la lágrima con la que le pintó Salvador Dalí.

Fuente: del libro 'Lupe, el sino de Manolete'

2 comentarios:

El Coronel dijo...

Espero y deseo Sra. Condesa, que p`ronto se acabe con esa carga de fascista que planea siempre sobre Manolete y que gracias a la lectura de su libro, he descubierto que no era asi.
Gracias y besos
Salud

Anónimo dijo...

Sra Condesa

pues sí, tiene razón El Coronel. Yo también le tenía por un fascista y además muy hijo de puta (ya sabe las leyendas negras sobre él), pero su libro me cambió esa imagen

un saludo


Andrés de Cáceres