
Hoy es el día de Curro Díaz.

La semana pasada fui contratada por la Diputación de Zaragoza para dar dos conferencias, una en la capital y otra en Egea de los Caballeros, con Manolete como protagonista de ambas. ¡Cuánto me he acordado de Salamanca en este viaje! Pues parece mentira que una ciudad que no hace ni un cuarto de siglo era una más de las de interior con su correspondiente toque provinciano, sea hoy una urbe cosmopolita que no le tiene envidia a las más vanguardistas de Europa. Taurinamente resulta un paraíso con las autoridades implicadas a fondo con la Fiesta, invirtiendo en ella millones de euros (cuatro le han echado encima a la plaza de la Misericordia) y con un programa de exposiciones y eventos culturales relacionado con el toreo, que a mí concretamente el comprobarlo me ha dejado turulata.Artículo aparecido hoy en La Gaceta de Salamanca firmado por Carmen Esteban. Foto: galería superior del palacio de Sástago, al fondo la puerta que da paso al salón del Trono.
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El pavo que aquí presentamos fue un pájaro pinto de nombre Palomito, que tuvo de palomito lo mismo que yo de cura. Sexto de la tarde de la gran novillada de Montealto lidiada ayer en Madrid, con mucho poderío y con mucho que torear, cosa buena. Ahora bien, si repasamos detenidamente la foto de Manon que tuvo la fortuna de retratarlo de perfil y así poderlo apreciar de lleno, nadie me negará que estamos delante de un toro con toda la barba.
Vamos, a uno así no lo ven las figuras del toreo por esas ferias ni en sueños. Largo el toro, lustroso de pelo, pareciera astiverde en la imagen pero no lo fue, rabo al suelo con jopo abundante, serio, lució cara de catedrático y dos brillantes y astifinas güampas en la frente, que es como se le llama en Argentina a la cornamenta. Un toro, y una subversión como otra cualquiera, toros para los que debutan y novillos para los rutilantes nombres que copan la cabecera del escalafón de matadores. Subversión que, además de injusta, trae consigo un fenómeno digno de tener en cuenta: la cantidad de jovenes con posibilidades que toman la alternativa sin la debida formación profesional en un precipitado intento de escapar de una situación denigrante -la de apechugar con ganado fuera de tipo y edad- para perderse en el intento sin conseguirlo.
El animal retratado, por mucho que lo aseguren los papeles de la guía, no es un novillo, que es un toro. Y con ese toro Miguel Tendero, desparpajo a tope, hizo un faenón en Las Ventas que no la firma cualquier coleta de fama y, como queda mucho mayo, los hechos venideros lo demostrarán en breve. Ahora sólo es preciso que los taurinos no hagan de las suyas como acostumbran. O sea que, entendiendo que estamos ante un filón, se carguen este proyecto de torero en cuatro días como si aquí sobraran material humano para dilapidar.
Respecto a ti, Miguel Tendero, asimila lo hecho, goza del momento, no permitas que te calienten los cascos y evita que te vuelvan loco, clarividencia te deseo, suerte, vista y al toro, y recibe un abrazo muy fuerte de nuestra parte.
(foto: lasventas.com)
No sé si ustedes observarían el arreón que uno de los toros de Dolores Aguirre, echado y con una estocada hundida, muerto el toro, le pegó al puntillero en cuanto lo vio merodeando cacheta en mano por sus alrededores. Para que luego me vengan diciendo a mí que el jabonero de Prieto de la Cal que se lidió en la celebre corrida concurso zaragozana y se paró en la muleta, se debió su nula acometividad en la faena que le presentó Serafín Marín a una presunta falta de gas a causa del fragor que empleó el animal durante la suerte de varas.
Los hechos ya los conocen, media docena de jóvenes antitaurinos saltaron al ruedo de la plaza de Madrid durante el festejo del domingo pasado y reivindicaron la abolición de la Fiesta. Con las cámaras de televisión en directo retransmitiendo para España entera, en lo que va a ser a mi entender el punto de partida de la ¿definitiva? campaña -muy bien organizada, por cierto- para que sea planteado, en serio, un debate nacional con la intención de prohibir las corridas de toros.
Salgo de las fiestas de mi barrio exactamente igual que si me hubieran pasado un rodillo, rulando de alante atrás y de atrás alante, que ha estado la cosa este año muy animada gracias al señor alcalde.