jueves, 20 de marzo de 2008

La afición

En el toreo, el público congregado forma parte del espectáculo. No sólo en el sentido ornamental al completar con su presencia la extraordinaria escenografía que la representación supone, pues un festejo sin un alma en los tendidos no se puede considerar desde ningún punto de vista una corrida de toros. Tampoco porque el gentío contribuya a su inconfundible acústica, ya que nos resultaría imposible imaginar una faena en el más completo de los silencios desde que sale el toro por los chiqueros hasta que lo arrastran. El clima, el ambiente, el olor, el sabor, la policromía, todo y más, lo pone el público.
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Tanto protagonismo quedaría en un mero elemento decorativo, sino fuera porque al público le concede el toreo la gracia de ser parte fundamental del mismo. Sin nosotros no habría matadores de toros, pues somos testigos de unos hechos concretos y, como tales, poseemos la capacidad para dar fe de ellos ante las altas instancias de la Historia. El público de toros es el notario de la Tauromaquia de su tiempo, la legitimiza y la rige. Una alternativa concedida por un viejo maestro a un novillero que se presenta al doctorado, tiene su testigo: el público, y sin la presencia del público no hay alternativa que valga, y tiene su padrino. Sí, padrino en singular, pues hasta hace cincuenta años sólo el espada más antiguo salía al ruedo para entregarle los trastos al discípulo, aunque modernamente y por patearse las viejas costumbres, como siempre, salgan los dos a figurar.
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La tradición la pulverizó Antonio Ordóñez, como otras tantas, que impuso la nueva fórmula y cuajó forever. Ocurrió cuando el 26 de agosto de 1956 le concedió la alternativa a El Ciclón de Jerez, con Litri en el cartel, y como a las dos figuras los apoderaba el águila Jose Flores, Camará, se aprovechó la coyuntura, que era Camara catedrático en el dominio de la gramática parda y no es menester despreciar la oportunidad de chupar plano.
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Todo este protagonismo con el que se sabe atribuido el público crea, por lógica, un modelo humano intermedio entre los verdaderos protagonistas del toreo y la masa amorfa: el aficionado. Elite responsable del transcurrir de la Fiesta desde que reinaba Carolo III, ya que cuando se goza de privilegios también se tienen que asumir deberes, y, en consecuencia, responsabilidades. Harta una de denunciar a todos los estamentos del toreo allí donde me han dejado, he llegado a la conclusión de que la situación crítica que atraviesa el toreo se debe en primer lugar al aficionado, pero esa miga la dejo yo para otro post, futuro. Adelanto que resulta muy curioso -y dañino- el comprobar como nos encontramos ante la única actividad artística, cultural, o de ocio para el hombre, en la que los aficionados se dividen en dos categoría: los buenos y los malos, los buenos aficionados y los malos aficionados.
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Y esta clasificación la dictan unos engolados tiparracos que se creen más que nadie, ahuyentando a los que no son de su gusto, o de su postizo rigor, procurando desterrarlos lo más lejos posible. No he encontrado yo a lo largo de mi vida un melómano que se mofe de un partidario del pop que hace la arrítmica y pegamoide Alaska, ni que le eche las culpas del desastre musical a un seguidor de la pachanga más total. Tampoco he conocido a un cinéfilo que ataque a un forofo de las películas porno, como ejemplo de las producciones de más baja calidad, ni por supuesto a un coleccionista de pintura que atribuya el estado de las Artes Plásticas a otro coleccionista de bodegones de calendario.
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A muchísimos aficionados de altura les sobra soberbia, excluyentes ciudadanos que suelen crear reducidos grupitos de acólitos afines, sectas auténticas, que no tienen otra cosa que hacer que enfrentar a su congregación con el resto de los compañeros de viaje. Infantiles rencillas domésticas que a lo único que conducen es a un derroche de energía escandaloso. Y eso sí lo saben los taurinos, que serán unos granujas pero tontos no son, que conocen perfectamente que la afición no es que esté dividida, es que está fragmentada. Pasados los taurinos de compás, conocedores de que todo lo que sea intentar buscar alianzas para depurar problemas desde cualquier otro frente, contando con ellos, con los aficionados de postín, es una labor que a lo único que conduce es a perder el tiempo en muchos casos, y el prestigio personal, en otros.
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Pero bueno, esta clase de aficionados al menos se limita a hacer el ridículo y a presumir en su bloque de que la paciente vecindad se encuentra delante de todo un pilar destinado a salvar la Fiesta, y ahí queda todo, no hay que darle la mayor importancia por que estamos ante gente que no cuenta para nada. Lo terrible llega con esos otros aficionados que, ocupando un puesto dentro del oxidado engranaje del toreo a través de sus cargos en las más diversas peñas, usan su teórica integridad personal, ja, y van por la vida como los abanderados de una Fiesta sin mácula.
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Todo, para meter cabeza en el cotarro y hacerse con un nombrecito dentro de la maraña de intereses que rondan las plazas de primera, y sus alrededores. Taurinos natos esta carroña de tíos, que se les hace el culo agua de limón ante un profesional cualquiera, yo lo veo constantemente, pero que se venden como antitaurinos y como seres inmunizados contra todo peligro de contaminación. Trepas, arribistas, cizañeros, traidores, pelotas y arrogantes, a la vez, depende, todo depende, horterones y falsos. Personajes que no tienen inconveniente de, para tirarse el rollo ante sus paisanos del pueblo en tarde de toros en Madrid, pegarle un abrazo a cualquier celebridad de las letras toreras, verbigracia, de la que más tarde te enteras que es desollada sin piedad por el mismo gachó, a sus espaldas, cuando la situación así lo requiere.
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Cuídese, José Carlos Fernández, que me da a mí en la nariz que aprovechando de su desgaste, comienzan a moverle a usted la alfombra bajos sus nobles pies.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Señora Condesa,

Intereses personales y económicos aparte (que existen en cualquier actividad humana, el mundo taurino no iba a ser menos), creo que no se debe olvidar que desde el 2 de Mayo de 1808 siempre ha habido y habrá dos Españas, más o menos irreconciliables.

Estas dos Españas están en el fútbol, en la economía, en la barra del bar de la esquina...

El Sol y Sombra no iba a ser menos.

Un Saludo.

Manuel Ortega

Anónimo dijo...

No puedo estar más de acuerdo con usted en este artículo y los anteriores,
desde Barcelona pregunto,
de donde ha salido esta escritora con estas ideas tan claras?

tomasista

Anónimo dijo...

de nuevo, con esa lectura,mi gusanillo se topo con el suyo y no tiene mas remedio que saludarle y devolverle homenaje.

gracias por sus sabidurias geneticas en cuanto a Badila en el post del otro dia.

no estaré esta vez en madrid el domingo pero si el de la puebla se pone a cantar por solea con su capote echale un arsa y toma de mi parte.dicho por su boca le caera bien, seguro.

ludo

La condesa de Estraza dijo...

Ludo: fin del invierno.

"Giralda,
cuando yo me muera,
vendré a acariciar tu cuerpo
'vestío' de primavera".

Qué alegría, encontrar a un visitante que le guste de esta manera el flamenco, que vive en flamenco, que para toda expresión se acuerde de los soníos negros y se le venga una letra a la boca. Loca porque llegue el domingo estoy, Ludo, loca, pues pase lo que pase y para bien o para mal en Las Ventas/Resurreción 2008, será algo histórico. Porque algo va a pasar, estaría bueno, que no lo dude nadie.

Ole, Tomasista, de Barcelona, ese torero nuestro grande. No le puedo decir de dónde he salido porque hace ya tanto años que no me acuerdo. Sí le puedo asegurar que hace siglos lo hice del cascarón, precisamente.


Kalikatres: dicen los gitanos que el arte no admite prisas. ¡ojo al verbo, "admitir", cuánta sabiduría!. Así, como en el comentario que usted ha puesto en este post -interesántísimo comentario, arderá Troya- aparecen ya seis nombres propios con sus cuitas correspondientes de seis famosos abonados venteños, mas el zampabollos de Ballesteros, no lo voy a editar por el momento. Sin prisas, querido compañero, gitanamente, le recomiendo que se pase por la entrada anterior y se empape, yo no entiendo nada, pero doy el dato por si acaso le sirve a alguien.

Ah, aclarar quiero que mi jornada con Rosa sera utilizará única y exclusivamente para asunto profesionales, otros temas ni tocarlos. Cuando yo estaba mal la niña decidió que no me volvería a hablar jamás acerca de nada que tuviera que ver con Pepecarlos y lo ha cumplido. Ha sido muy duro porque soy humana. El hombre siempre quiere saber acerca de todo aquello que le inquieta, el silencio en determinadas sircunstancias es atroz, quien lo probó, lo sabe. Y la tía lo cumple a rajatabla desde entonces y hasta llegue a dudar de la sensibilidad de Rosa hacia mi dolor. Pero hoy no tengo más que darle las gracias públicamente desde aquí por su mutismo, su inteligente ayuda y su calidad humana, que ha resultado de gran beneficio emocional para la que firma.

La condesa de Estraza

Anónimo dijo...

Que cambio,
condesa,
no?
leña al mono.

CURRITO

Anónimo dijo...

Estimada Condesa Vd. como buena lidiadora, como el maestro Cesar Rincon, marca el tempo de su blog que para es suyo, me parece que mida como y cuando publica las opiniones, esto nos es censura es medir distancias, terrenos y tempo.

Creo que valdria la pena que pudieramos establecer un contacto personal por mail, pero quien pone una direccion en su o mi blog para que se llene de porqueria.

Voy a abrir un correo al efecto para pasarle mi mail de forma personal y Vd.me pueda pasar el suyo, asi podremos intercambiar informaciones e impresiones de forma directa y personal y manejarlas como creamos conveniene ¿esta de acuerdo?.

Kalikatres.

Anónimo dijo...

si se puede bautizar el nuevo look de la bitacora -precioso, señora condesa, precioso- le diria por alegrias saleras :

a dibujar esa rosa
ayudame caballero
a dibujar esa rosa
que estoy soli
to y no pue'o
dibujarla
ay tan hermosa

ludo

Anónimo dijo...

Kalikatres, eso mismo que usted propone estaba pensando yo estos días atrás. Voy para su blog inmediatamente, le pongo un comentario facilitándole mi correo, usted no lo edita pues nos pueden brear, y estamos en contacto. Ah, le cuento a usted y a todos aquellos que estan pendientes de este blog desde el que me he propuesto tirar de la manta y demostrar que determinados aficionados utilizan idénticos métodos, o peores, que los taurinos a los satanizan, que un lector de Ciudad Real se ha puesto en contacto conmigo por este mismo sistema que voy a emplear yo con usted ahora mismo. Y está dispuesto a ofrecer colaboración valiosísima. Lo que ocurre es que este caballero desea, y en su derecho está, no figurar públicamente para nada.

Disculpas le pido, Manuel Ortega, por no responder a su comentario en la anterior ocasión. Completamente de acuerdo, amigo, en cuanto a lo de los intereses personales y económicos propios en cualquier actividad humana. Pero así mismo me gustaria que usted estuviera conmigo de que yo estoy en mi derecho -y creo que en mi deber como informadora- de denunciarlos
aquí y en todas aquellas páginas en las que se me de la oportunidad.

Ludo: me encanta que le guste el look. Obviamente no es el definitivo pues verá que carece de remate, aunque por ahí van a ir los tiros. Estamos trabajando sobre ello, sin prisas, y no es otro mi deseo que conseguir decorar un salón muy femenino para que se sientan lo más cómodos posible mis invitados.

"Te criaste en un jardín,
rosa que bonita eres,
yo quise robarte un día
y me dio pena de ti
por ser niña todavía".

La condesa de Estraza

Anónimo dijo...

8 comentarios me he leído y tengo ya resaca de arte. La vuelta de la Condesa es de azabache y chalequillo en oro.
Desperdicios

Anónimo dijo...

Gracias, Desper, ¿dónde te metes?

La condesa de Estraza