La pincelada currita (brochazo a Cuadri)

Soy de las que lo pasa mal cuando tengo que arrearle a alguien de quien sé con certeza que su planteamiento profesional es impecable. Me ocurrió el otro día con el mal rollo de las fundas, hablando de Adolfo Martín, y me vuelve a ocurrir ahora cuando me toca comentar la corrida de Fernando Cuadri lidiada ayer en Sevilla.

Un hombre limpio Fernando Cuadri, de lo mejor con lo que contamos humanamente, pues existe unanimidad por parte de todos al valorar su calidad como persona y como hombre de campo. Pero ayer en la Maestranza salieron seis toros de su propiedad que eran seis bueyes. Mansos, sin peligro real ni fuerza, bobos y desesperadamente parados, sin movilidad, toros que se echaron, seis toros basura cuyo comportamiento habrá sumido al matrimonio ganadero en una profunda tristeza... y esto sí que lo siento yo.

¿Sospechosos de pitones? Eufemismos, no, por favor, ya está bien, seis toros escobillados de una manera escandalosa que a los muy suspicaces, como es mi caso, nos produjo el verlos de esa manera una desagradable sorpresa.

Que si en los chiqueros, que si pitos, que si flautas, no, no y no, que llevamos tres festejos, El Serrano, Palha y Cuadri, y en los tres los animales nada más tocar tablas o telas, han salido con los cuernos reventados. No estaría mal plantearnos un debate y responder a esta pregunta:
¿A los toros en puntas, al derrotar, se les abre por sistema el pedernal de sus pitones como si fueran dos alcachofas?