domingo, 14 de mayo de 2017

Ella




El español más mexicano de todos los españoles, un personaje muy célebre y querido en aquellas tierras en las que fue corresponsal de toros en varias tribunas de prensa y en donde se le conocía cariñosamente como el Gordo Guanes, no venía a Madrid un torero de allá, chico o grande, que no llamara para saludarle e invitarle a comer. 
Devoto de la escuela mexicana de torear, que me la descubrió y me la transmitió poniéndome el cebo de Silverio, su dios, fue Luis Procuna su ídolo, Capeto, su gran amigo, Gaona y Armilla como máximas figuras indiscutibles,  estuvo perdidamente enamorado de Lola Beltrán, que, junto a doña Angustias Sánchez, que se sepa, fue la única mujer que se casó con dos toreros de fama: con José Ramón Tirado, El Tiburón de Sinaloa, al que dejó tirado por Alfredo Leal, acabando con el Tiburón y con su carrera debido a una profunda melancolía que, cuentan, el matador de toros de Mazatlán nunca superó. 
Amante de las mujeres con raza, de las que se arrancan, porque José Luis tenía alma de torero, tampoco le hacía ascos a Katy Jurado, cuya película El rostro impenetrable fue precisamente una de las últimas que vimos juntos una fría tarde de sábado de invierno, por enésima vez, y no le gustaba nada, sin embargo, Pina Pellicer, también en el reparto, porque, me decía, la consideraba muy chata y una mosca muerta.
De música mexicana lo sabía todo, como de cine y de fútbol, y Ella fue su canción preferida, tanto que yo le vi muchas veces verdaderamente emocionado mientras la escuchaba en un viejo cassette con más años que la mar, grabada la versión de José Alfredo, su autor, en aquellas cintas que se rebobinaban con un bolígrafo Bic perteneciente a una colección que compramos hará de eso treinta años en una tienda de discos que había en la Glorieta de Quevedo, camino de uno de los cines Roxy.
(*)

sábado, 13 de mayo de 2017

sábado, 6 de mayo de 2017

Sobre el caso Chapu



No estoy ni a favor ni en contra en el caso Chapu, no conozco a Chapu Apaolaza, sí tenemos grandes amigos en común, que le quieren, y oí hablar de él desde niño pues fui una gran colega de su padre y de su tío Huberto, que para que se hagan una idea de sus ideales era más paulista que el Paula, un gran señor de San Sebastián que del chamán gitano lo sabía todo.
No veo los toros por televisión entre otras cosas porque me duermo, matemático, aunque a esas horas de la tarde ando danzando en otra casa en donde tienen sintonizada en directo la feria de Sevilla y alguna onda de lo gordo me llega, así que sobre esto nuevo de la guerra de las televisiones, que yo creía que no iba tan a sangre y resulta que vuelan cuchillos, me lo venía tomando a la ligera y además pasaba mucho del tema por puro aburrimiento. 
Lo de pasar, hasta ahora mismo, que empiezo a husmear por los rincones, que me gusta más una de la serie negra que a un tonto un lápiz, soy de James Cagney, debido el interés repentino que les cuento a que me ha abierto los ojos Paco Cañamero, como debe ser labor primera de todo periodista rastreator.
El Caña II, natural de La Fuente de San Esteban, ese periodista al que tenemos arrinconado sabiendo más que todos los monigotes y monigotas juntos que copan hoy en día las pestíferas tribunas, de magnífica pluma de Castilla la Vieja, en perfecta localización geográfica para lo suyo, con buena edad y experiencia máxima y que, además, como otras dos que yo me sé y cada uno en su edad, se criaron fieles al lado de Alfonso Navalón.

Lo borda Paco en el sitio al que les enlazo, interesantísimo artículo, información pura del periodismo bueno, y de lectura entre líneas, aunque se queda corto, sabe más de lo que apunta, pero
 no larga como debiera (quizás porque se siente solo).

viernes, 5 de mayo de 2017

Copio and pego



La frase define el estado anímico exacto en que me encuentro, trole que trole moviendo el torrao todo el santo día, y podría haberla escrito yo pero la ha escrito Álvaro Acevedo para encabezar su crónica de hoy sobre lo ocurrido ayer en Sevilla.
Dice así: 
"Escribo a partir de una certeza y una incógnita: el toreo ha cambiado y no sé a dónde va".
(*)

 Me apunto incondicional al carro morantista hasta el degenerado punto de que prefiero asistir a un fracaso estrepitoso del gran torero de La Puebla, corriendo incluso, breado a almohadillazos si fuera menester,
 que tragarme a tanto tramposo tirándose el rollo y dándonosla con queso en tiempos de roedores a cientos como pueblan los tendidos de las plazas de toros.
Foto: Carlos Núñez

miércoles, 3 de mayo de 2017

Más guerra



Otra cosa a revisar de urgencia, y también tiene la palabra el graderío, y hablo en exclusiva de la plaza de Madrid, es la concesión de orejas, devaluados y adiposos trofeos como raquetas de tenis que empiezan a dar hasta asco al ser paseados ante nuestra jeta.
De complicada solución pues el público es soberano, todo, y el isidro es un personaje venteño clásico, y con literatura, el rigor de la Monumental peligra y nos vemos obligados a conseguir recuperarlo entre los fijos, de la forma que sea y sino que se arme una revuelta cualquier tarde, o de lo contrario la gloria de la puerta grande queda desde ya pulverizada, puerta ganga para toreros baratos, y eso sí que es sagrado.
 ¿Por qué no empezamos por restaurar la torerísima vuelta al ruedo cuyo olvido es culpa nuestra por pitarla por costumbre?

Foto: toro Curioso, de 534 kilos, negro bragao meano, de la ganadería de Victoriano del Río, sexto de la tarde corrido ayer en Las Ventas: bravo.
Lo mató Paco Ureña y le cortó una oreja.


martes, 2 de mayo de 2017

Tosquetito



Ahí tienen al retaco para su observación, protestado en Madrid, un novillo de la ganadería de Dolores Aguirre que nació bravo para poner a un tío en circulación, pidiéndole guerra tú por tú al mismísimo rey de espadas, y Morante a los albañiles, desde mañana mismo.

Señores del toro, torpes: o se lo toman ustedes en serio y organizan el melonar de las novilladas de la forma conveniente, a favor de los novilleros y de sus debidos inicios en tan delicada profesión, o lo mismo dentro de un tiempo las tienen que matar ustedes.

lunes, 1 de mayo de 2017

¿Dónde van?



Ya no es el volumen, es que no se pierdan ustedes el sentido de aquí mi primo el de la fotografía, olfateando avieso al del chápiro, que ni un fiscal figura del Estado en ejercicio. Un novillo lidiado ayer en la plaza de toros Madrid, de la que huí para no ser posible testigo de un homicidio en toda regla pues las armas las carga el diablo, señores del toro, cometido a uno cualquiera de los tres muchachos que ayer hicieron el paseíllo en la Monumental y que ninguno de los tres ha nacido para ser torero.
El bisnez desde hace un lustro en todo lo que se refiere a la presentación del ganado en Madrid es de película, amigos, lo resume el refranero al que se acude para abreviar, ni más ni menos lo de "caballo grande..." Pero afortunadamente los moruchos que sueltan son mulos, que no andan, que es ahí donde reside el finísimo método para robarle impunemente el dinero por la cara al personal y tener contentos a los talibanes. 
Pesados armarios que no embisten, de afeitados cuernos afilados como agujas, que nos llevarán a la ruina y a empezar a plantearnos el cierre de la cátedra en menos de una década -calculo yo- por falta del imprescindible elemento humano, dilapidado. 
Toro mastodóntico, pero sin capacidad ninguna para agredir, el truco, soporíferos animales saltando a la arena uno tras otro que aburren a las ovejas en tedio tal que muchos fijos rehusan, marrajos que luego y para más desgracia, y aquí pagan los muchachos aprendices, dan cornadas como panes y a lo tonto partiendo muslos todas las tardes.

Moraleja: Si al novillo que salió ayer en Madrid, sin tocar los pitones para nada, como la vaca lo parió presentado, le dota usted de la fiereza debida como todos deseamos, o se emplaza en los medios un novillo de esos pidiendo guerra, cualquier día al día siguiente puede que ocupemos las portadas de los grandes medios siendo tratados como verdaderos criminales.
¿Responsabilidades entonces?