Un dato, buscando imágenes de Pepín Liria en el google con el fin de ilustrar el presente artículo, me ha resultado muy llamativo la cantidad de fotos que aparecen con Pepín por los aires, volteado por los toros, corneado. A lo mejor, y como los toros sólo cogen a los toreros que se la juegan, estadísticamente estamos ante un torero de esos que ha entendido su profesión como un destino de alto riesgo, y no como un ballet vestido el hombre de lentejuelas frente a un animal tarado.
¿Qué hace mi Pepe?, solté cuando el de Murcia atravesaba el tapiz de albero maestrante para hincarse a porta gayola. Venga, hombre, a estas alturas, no, ¿tú no ves que la larga cambiada es una suerte absurda pues trae consigo demasiado riesgo para tan poco resultado artístico como aporta. ¡Ese túnel de los chiqueros sevillanos!, ancho, cuesta abajo, mirando al sol, chiqueros que bien pudo diseñar un arquitecto procedente directamente del Averno.
En qué hora hablaría, si a la milésima de segundo siguiente pegué un bote y del impulso se me puso el corazón en la garganta y un grito me salió de dentro ante lo que presentí como el fin. Extraordinariamente bien la banda de música en ese momento, oportuna, precisa, sabia, la más sensible del mundo con el toreo y con el torero, atacando el maestro un pasodoble con brío, que vino a poner orden en la que ya es la escena más emocionante de la feria. Música para recomponer el ánimo del torero, "tranquilo, Pepín, que ya pasó todo, vamos a torear". Música amiga, bendita música, música que vino a echarle un capote a un hombre en trance, al que le debieron llegar los alaridos que salían del graderío como si ya fueran los primeros acordes de la sintonía del Más Allá.
Un palizón, pero, ¿por que se somete un hombre a semejante barrigazo cuando lo tiene todo hecho? Por torería, por pundonor, por orgullo, por cojones, por tío, porque aunque estoy de gira final de despedida, estoy en Sevilla y ahí está encerrado un toro de Victorino, que me espera. Victorino Martín, qué monstruo, ¡y en ese marco la corrida!, señores, en el cogollo de la tonterida andaluza, ea, el cateto, y eso es un ganadero y de él a los demás va un largo trecho.
El que es malo es Ferrera, pero al menos puede con los toros, no como otros que no pueden ni con los gatos. Y el defecto principal que le encuentro es muy fácil de corregir a mi entender. Sobre actúa, y eso es feísimo, y únicamente con que se olvidara de esa exagerada manera de expresarse (horroroso el brinco que pega en banderilla, parece un bañista que se tira al agua) podría resultar un matador de toros más que digno.
El Cid debe matar, o eso o al pelotón, de cabeza. No es normal que después de haber toreado a su primero como lo hizo, tan bello, pegara un mitin con la espada propio exclusivamente de un principiante. Preciosa la faena, limpia, con verdad y, aunque con el vestido de torear más espantoso que uno pueda escoger dentro de la variada gana que ofrece la sastrería de luces, testigos fuimos de una obra de arte verdadera. Desde su inicio hasta el torerísimo desplante de remate, dedo índice acusador apuntando al toro, como acordándose de todos los muertos de su enemigo.
Desplante, macho, que estoy perfeccionando en mi salón. Pues se trata del mismo que le aplicaré al excelentísimo señor don José Carlos Fernández-Villaverde y de Silva-Bazán, conde de Estradas, cuando servidora de por concluido el trasteo y no le apetezca otra cosa a una que montar la espada e irse detrás.
¡Va por ustedes!
Foto: burladero.com
viernes, 4 de abril de 2008
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6 comentarios:
Como se me ponen los dientes cuando leo comentarios como el suyo y otros en la red de corridas como esta, estoy haciendo mangas y capitores para conseguir ver, pagando y todo, Digital + desde Colombia, pero es una investigacion la que llevo que requeriria de Poirot o Sherlock.
De todos formas no renuncio, a ver si puedo ver San Isidro, Bilbao y bueno si no la cobran muy caro Zaragoza, porque 39,95 para Sevilla es barato para Zaragoza un robo y me propuesto cuidar la cartera.
Me pongan a los pies de ese Pepín, ¡torero! y a los pies del viejo ganadero.
despues de tanto guerra de despachos en la villa y corte,de tanta bilis descargada en la red, de tardes pesadas en baratillo parece que necesitabamos el soplo de un viento apacible y lo llevo una tarde de tauromaquia pura y dura, como rafaga de vendadal que calma heridas a flor de piel. que
maja paradoja. se respira mejor en las tertulias de barra.se llenan los vasos de una subjectividad salvadora que nunca deberiamos olvidar.
gracias pepin, jesus y victorino.
cuando la aficion comunia , no hay nada mas grande.
ludo
Eso de Pepin Pepin en Iruña se lo cantan a muerte y normalmente el homabre se engorila y suele dejarse la piel,y es muy de agradecer.
Ludo, así es, cuánta bilis,y lo triste es comprobar como aquellos que tendrían lo obligación de limpiar, pues van de puros, le vierten cada día más babas a una Fiesta que ya no es fiesta.
Kaparra, efectivamente, lo de Pe-pín, Pe-pín, Pe-pín, es el grito con el que los mozos navarros reciben en Pamplona a Pepín Liria: de ellos lo he copiado.
La condesa de Estraza
Acaba de decir Pepín en la radio que le tenían prometida una de las corridas de Tomás en Madrid y al final nanai y se ha quedado con una única tarde..
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