jueves, 10 de enero de 2008

Dedicado a Ludo



"Señoras y señores:
El arte de la danza es una lucha que el cuerpo sostiene con la niebla invisible que le rodea para iluminar en cada momento el perfil dominante que requiere el gráfico o arquitectura exigidos por la expresión musical. Lucha ardiente y vigilia sin descanso como todo el arte. Pero si el poeta batalla con los caballos de su cerebro y el escultor se hiere los ojos con la chispa dura del alabastro, la bailarina ha de batallar con el aire que la circunda, dispuesto en todo momento a destruir su armonía, o a dibujar grandes planos vacíos donde su ritmo quede totalmente anulado.
El temblor del corazón de la bailarina ha de ser armonizado desde la punta de sus zapatos hasta el abrir y cerrar de sus pestañas, desde el último volante de su cola al juego incesante de sus dedos. Verdadera naúfraga en un campo de aire, la bailarina ha de medir líneas, silencios, zigzags y rápidas curvas, con un sexto sentido de aroma y geometría, sin equivocar nunca su terreno, como hace el torero, cuyo corazón debe estar en el cuello de toro, porque corren el mismo peligro, él de muerte, ella de oscuridad.
Llenar un plano muerto y gris con un arabesco vivo, clarísimo, estremecido, sin punto muerto, que se pueda recordar sin maraña: he aquí la lengua de la bailarina. Pues nadie en el mundo ha sabido escribir en el viento dormido este arabesco de sangre y hueso como Antonia Mercé. Porque une a su intuición nativa de la danza una inteligencia rítmica y una compresión de las formas de su cuerpo que solamente han tenido los grandes maestro de la danza española, entre los que yo coloco a Joselito, a Lagartijo y sobre todo a Belmonte, ¡Belmonte!, que consigue con formas mezquinas un perfil definitivo que pide a voces el plinto romano.
Esta española, enjuta, seca, nerviosa, mujer en vilo, que está ahí sentada, es una heroína de su propio cuerpo. Una domadora de sus deseos fáciles, que son los más sabrosos, pero ya ha conseguido el premio de la danza pura, que es, pueden creerme, la doble vista. Quiero decir que sus ojos no están en ella mientras baila, sino enfrente de ella, mirando y rigiendo sus menores movimientos al cuidado de la objetividad de sus expresiones, ayudando a mantener las ráfagas ciegas e impresionantes del instinto más puro.
Y lo mismo que en el cante jondo gitano están superados en complejidad, inteligencia y riqueza musical los viejos cantos orientales, oscuros y llenos de monotonía, en la danza española se acusa de manera más fuerte el perfume de las antiguas danzas religiosas de Oriente con toda la cultura y la serenidad y la medida de Occidente, mundo el nuestro de la crítica. Pero lo maravilloso de la danza española es que en ella, como en el cante jondo y el toreo cabe la personalidad, y por lo tanto la perenne aportación individual, y por lo tanto la perenne modernidad y el genio. Una bailarina actual de la India, aparte de su gracia personal humana, baila como siempre se ha bailado y, en general, bajo las normas de siempre. Una bailarina española o un cantaor o un torero inventa, no resucitan, crean. Crean un arte único que desaparece con cada uno y que nadie puede imitar.
Aquí quería yo llegar para señalar el arte personalísimo de "La Argentinita", creadora, inventora, indígena y universal. Todas las danzas clásicas de esta gran artista son su palabra única, al mismo tiempo la palabra única de su país, que es el mío. España no se repite nunca y ella, siendo antiquísima, poseyendo quizá la gracia de aquellas bailarinas de Cádiz que eran ya famosas en Roma y danzaban en las fiesta imperiales, teniendo el mismo corazón nacional de aquellas espléndidas danzarinas que entusiasmaban al gentío en los dramas de Lope de Vega, baila hoy en New York con un acento propio y siempre recién nacido, inseparable de su cuerpo, y que nunca más se podrá volver a repetir.
Antonia: Estos amables señores del Cosmopolitan Club han querido que yo te salude en esta fiesta para que tu lengua nativa se oiga, y lo hago con el mayor cariño, porque, aunque no es buena, mi palabra al fin y al cabo es palabra española. Por justa ley del tiempo (bendita sea esa ley) tu danza se perderá en el cielo, donde vigilan temblando las voces maestras de Silverio, de Paquirri, de Juan Breva, de los innominados cantores asturianos y las viriles gargantas de Aragón. Pero tu ritmo prodigioso, tu ritmo eterno y siempre renovado volverá al sitio de donde lo has cogido para traerlo aquí, al centro vivo donde el perfil del viento, perfil de fuego y perfil de roca, hiriendo y depurándose, construyen cada día la nueva inmortalidad de nuestra España".

(Elogio de Antonia Mercé, "La Argentinita", presentada por Federico García Lorca en su debut como bailarina en Nueva York, en 1930. La torerísima historia de esta conferencia merece otro post, se lo prometo a ustedes, y así se hará. Mientras tanto es obligado decir que la conferencia la recoge su hermano, Francisco García Lorca, dibujo suyo que he escogido para ilustrar, en el libro dedicado a la infancia del poeta, titulado "Federico y su mundo" editado por Alianza).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Señora Condesa,
gracias por el brindis.

de mis andares le traigo flores

"la rosa,
no buscaba ni ciencia ni sombra :
confin de carne y sueño,
buscaba otra cosa"
(FGL/divan del tamarit)

"craquements verts dans les doigts de craie
peu à peu nous apprîmes à écouter
quelque part la chute du jasmin"
(lorand gaspar/sol absolu)

abrazadas a luna nueva
una noche de aunque
una noche de Rancapino y Jose
toreando a contra oscuras.

"con tu capotillo grana
ponle, Romero, al tendío
torea si te da la gana
que el que te toca servío
vuelve a verte mañana"
(Rancapino/fandangos caracoleros)

saludo.
sincero.

ludo

Anónimo dijo...

Ludo: RELIGIÓN, simplemente.

La condesa de Estraza

Anónimo dijo...

Matizo: RELIGIÓN, para religiosos, simplemente.

La condesa de Estraza

Unknown dijo...

Qué texto más bonito. Y más preciso. Me ha dejado de piedra la definición de "baile".

Condesa, ¿dónde encuentra usted estas joyas?

Anónimo dijo...

Ludo: ¡Diván del Tamarit, Caracol, Curro... y!

Noelia, así es, el texto es precioso, de lo mejor que yo he leído sobre baile (y toreo, agárrate: "Juan Belmonte, que pide a voces el plinto romano"). Ya dije que lo copié del libro "Federico y su mundo", autor Francisco García Lorca, único hermano varón del poeta. Lo bonito es como conseguí esta joya. Me lo regaló mi amiga Gloria García, gran pintora, hija de Francisco, luego sobrina carnal de Federico. Como será la tía, de ley, que pienso yo que no firma con el Lorca detrás del García, para no llevar ventaja alguna en su profesión de artísta.

La condesa de Estraza

Unknown dijo...

Pues sí que es de ley, sí. Cualquier otro se -¿nos?- aprovecharíamos de la circunstancia.

Pido disculpas por el lapsus con la bibliografía. No entendí bien y creí que del libro había usted tomado la ilustración. Qué ilusa...