

Los datos de ambos ejemplares están sacados de la ficha que facilita la plaza. Ficha de la que más de uno -entre los que me encuentro- cada día desconfía más. Se han intentado seleccionar dos fotografías en las que el ganado estuviera más o menos en la misma postura para que la comparación resulte fácil, aunque las tengo de otros fotógrafos que son todavía más cantosas. Según la ficha, el novillo de la primera foto pesó 56 kilos menos que el toro de la segunda, que le lleva así mismo dos años justo de edad pues ambos nacieron en octubre de ¿2006? y octubre de 2004 respectivamente. Ya no solo el trapío de uno y de otro en cuanto a volumen y seriedad se refiere, sino las hechuras, cara de reviejo la del novillo y lavadita en castaña la del torete con su morrito de diseño: uno no paró de moverse embistiendo a todo lo que se movía y el otro fue un inválido marmolillo que salió derrengado de chiqueros. Miren la expresión de los dos, la alzada, los pitones, los rizos en la testuz, la pelambrera en la verga, la potencia del pescuezo, el jopo del rabo... y saquen sus propias conclusiones. Ah, la afición mediática madrileña de los blogs y otras vanidades parecidas, recibió al ¿utrero? de Torres Gallego con una ovación y fue loado en webs variadas como ejemplo de buena presentación, mientras el cuatreño de San Miguel apenas fue protestado de salida, aunque nada más hubiera sido por equilibrar la balanza y que a Las Ventas comience a llegar la cordura cuanto antes y de una puñetera vez. (fotos: lasventas.com)