viernes, 20 de octubre de 2017

Mi primo Omega




Feliz y movido fin de semana de otoño a todo bicho viviente al ritmo de Omega el Fuerte, se les desea. 
Otro ejemplar único en su especie, de extraordinaria personalidad que es lo primero que se le debe exigir a un artista, no hay ni habrá dos iguales, como la Callas, controvertido como ninguno, unos que sí, otros que no, y se forman unas batallas campales en Internet a favor o en contra dignas de seguir, con todos los ortodoxos de los sones dominicanos bramando y con ganas de acogotarle. 
Confieso que yo estoy en el grupo de los que sí, me encanta Omega, lo digo aquí y donde haga falta, y me moriré con las ganas de darme un garbeo agarrada a su brazo negro forrado de "colorao" camino, sin ir más lejos, de una andana en la plaza de toros Monumental de Madrid una tarde de agosto camuflados en la última fila para ver lidiar una gayumbada del Tío Picardías con tres legionarios anunciados en el cartel pasando miedo.

Palos a mí, que diría @rafaelelpipo, pues Omega me recuerda a Antonio Núñez, el Chocolate, al que también acusaron en su inicios los flamencos de que no tenía compás. ¿Que no tenía compás Chocolate, que no tiene ritmo Omega?
Vamos, hombre, a otro perro con ese hueso.

2 comentarios:

frascuelo77 dijo...

Gracias a ti Condesa conocí a Omega el fuerte. Es una cosa grande, y eso que a mí los sones del otro lado del charco nunca me han llamado la atención. pero fue bichear en lo que pusiste y encantarme.

Free Omega el fuerte.


Saludos

Frascuelista

La condesa de Estraza dijo...

Cuánto me alegra que hayas pillado a el 'Fuelte', mi querido Frascuelista, ahí hay mucho, pero mucho, siempre a mi manera de ver. Para empezar, personalidad, que ya digo que es lo primero que hay que exigirle a un artista, único en esa monotonía del merengue mi Omega, que lo parte. Creo que es un merenguero más para escuchar que para ver, sobre todo los tíos con vuestras rarezas, pues puede echar para atrás o equivocar esa pinta absoluta de macarra absoluto que, a mí, por otra parte, me encanta.
Ya digo, me chiflaría ir una tarde con él a los toros a Las Ventas de su brazo, de incógnito, aunque veo difícil que se me logre el capricho.

La condesa de Estraza