miércoles, 11 de noviembre de 2015

La versión




A la espera de poder normalizar la paranormal actividad de esta leonera rosa de la señora condesa, les saludo con Elvis Presley, Pelvis, Elvis Pelvis, que le llamaría Ludo, más flamenco, imposible, incluso teniendo en cuenta la dudosa desdicha de ser francés.
Versión de O sole mío con más swing y más Nápoles que la mar entera, ni Moduño, porque el grande de Tupelo, Misisipi, que versionó mucho durante toda su carrera, tuvo los santos bemoles de mejorar casi siempre el original y dejar en ridículo a más de uno.
Ojo, menos cuando le mandó llamar el maestro Frank Sinatra para cantar mano a mano encima de un escenario ambos dos, creo recordar que en la plaza de Miami, escribo de memoria, que el del tupe de Tupelo y perdón por lo repipi pero es que una cree en las señales, se riló vivo.
Rilao pero sin achicarse por fuera terminó haciéndose el amo del cotarro porque Sinatra era un hombre de esos que no pueden arriesgarse a bailar.

No se me olvida ni aunque viviera cien años que este blog tiene pendiente rematar dos entradas muy antiguas, pero muy importantes según mi criterio y de obligado cumplimiento a la hora de compartir pareceres con la afición que pasa por aquí, una de ellas se trata de los apoderados de los toreros de hoy.
Vuelvo a Elvis porque recuerdo que la primera entrega la ilustré con una foto del Coronel Parker, un delincuente, que fue el novesco manager del cantante.
Para la segunda entrega, si se logra, ilustraré con otra foto, en este caso
 de Santiago López.

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