lunes, 19 de octubre de 2009

El artículo de Fernando Bergamín Arniches

Para charlar un rato me ha llamado hoy Fernando Bergamín Arniches, hijo de, nieto de, como el Camborio, y tras provechosa conversación hemos terminado hablando del gran artículo que publicó hace unos días en la página web de la COPE sobre José Tomás y su tarde fin de temporada en la que pudiera ser la última de la legendaria plaza Monumental de Barcelona. Le he preguntado que si habría inconveniente en que lo reprodujera aquí y me ha dicho que por su parte, ninguno, y que por parte de la emisora de la Iglesia lo ignoraba ya que no entiende, ni quiere, de estas cosas.
Y aquí tienen la pieza.
No porque hable -¡de la manera que habla!- de los dos ídolos de luces de la propietaria de este espacio ni porque lleve la firma de un buen amigo, que también, sino porque ante el torpe discurso de la Fiesta en los interplanetarios medios de comunicación de nuestros días, apolillado, obsoleto, pretendidamente culto por nostálgico, aburrido y triste, creo necesario divulgar en nuestras páginas todo aquello que tenga categoría intelectual de actualidad para dejar cuanto antes de ser la risión de la sociedad española del siglo XXI, que nos ve como lo que somos: un rebaño de ovejos con pretensiones.

"José Tomás o la creación del relámpago"
Hace no muchos meses pude leer unos espléndidos versos de un poeta no demasiado conocido (afortunadamente para él): Hugo Mújica -Argentina 1942- decían así… “LA CREACIÓN ES SIEMPRE INSTANTE:/ RELÁMPAGO/ (EL TRUENO YA ES ECO DE LO APAGADO,/ SE LE OYE, PERO NO ENCIENDE)”.
Ahora -hoy- al ver torear a José Tomás su última tarde de temporada en Barcelona (no es casual…) este 27 de septiembre del año 2009, no pude sino recordar acercándolos a una presencia viva, estas palabras antes leídas que tanto me impresionaron en su momento y que me revelaron toda una verdad, pensando en el “acto creador”, en el nacimiento de la creación.
Ya lo hemos dicho -y se ha dicho muchas veces- que si hay un arte, un arte grande y prodigioso donde el valor, su valor, está en el instante, ese arte es el de torear. Porque sólo queda esa nada que lo es todo… “
el cómo qué sencillo, qué fulminante el cuándo” como nos dice César Vallejo. Yo ya no puedo, ni quisiera ahora hablar en detalles del toreo de José Tomás. Lo han hecho muchos y en algunas ocasiones espléndidamente, otras veces desde la “mas terrible ignorancia en acción” como diría Goethe. En cualquier caso creo que casi todos los visionarios de este arte conocen ya las formas y maneras de su toreo… su hacer y decirlo. Nos interesa en este presente de madurez al que ha llegado Tomás en su arte de torear, algo de lo más entrañable de su ser y personalidad que lo llevan como buscaría el poeta, a “lo naciente”.
Un nacimiento que se produce cada tarde que torea en la Plaza. Cada acción de Tomás frente al toro es siempre relámpago, se queda como detenido, recogido tal vez en el instante más poderoso y al mismo tiempo más frágil de la creación, eso hace que ya todo lo que sucede a su lado sea como un trueno apagado…que se oye y enciende de otra manera, porque es un paso después del instante creador del que sólo José Tomás es dueño.
Naturalmente, esto sucede con otros grandes creadores en otros campos de la creación, la música, la pintura, la poesía, sobre todo la poesía…, aunque sin lo efímero del toreo pero con sublime grandeza y diríamos que total encarnación en el arte grande, nunca artificio ni artificioso. La forma de estar, no solamente de torear de José Tomás en la plaza, es ya como un instante perdido de antemano… como aquel amor de Rilke
perdido de antemano, jamás venido, oh tu amada, nos dice el poeta: perdida… jamás venida”.
¿Será por todo esto por lo que se reconoce en Tomás esa diferencia, esa otra cosa? José Tomás es otra cosa se repite siempre, lo dice ya cualquier aficionado. Pero no porque no se parezca a ninguno, sino porque es relámpago antes que trueno, como muy pocos elegidos. En el toreo lo fue también yo creo que sólo Manolete. Esto lo sabe José Tomás, sin haber visto nunca al cordobés. Ya no se trata de valor, de distancias, de estilo, de prodigiosa muñeca… de sabiduría, yo diría que popular y mágica siempre.
Es, efectivamente, otra cosa. A mi ahora, el toreo de Tomás me produce una melancolía de Ángel conciente de verdad y pureza, a lo que ha ido llegando poco a poco, sin dejar de ser desde un principio relámpago y no trueno. Luz destellante, deslumbrante armonía, nunca ruido sino sentir callado. Silencioso, íntimo como su propia vida. No me importa que después de estas mínimas reflexiones se me tache aún más de “
intelectual taurino”. Sigo pensando con Byron que “cuanto mas intelectual es nuestro placer, mejor para el placer y para nosotros”. Yo sólo he pretendido, aunque sea para unos pocos, encender no el trueno del toreo de Tomás, porque el trueno no enciende, sino reflejar en alguien el nacimiento y la comprensión de su relámpago humano y torero, ese que marca como la brasa del fuego, una diferencia de eternidad… que puede disiparse en el aire, pero que no desaparece del recuerdo. El toreo como la poesía “es un asunto permanente del espíritu”. El espíritu del toreo emana siempre “de la grandeza del alma”. Así hay que entender o comprender a José Tomás, ¿comprenderlo? Puede que sea imposible, como lo es llegar a su intimidad que tan bellamente defiende, tal vez el no poder hacerlo, nos de más libertad para la locura. Si las cosas más interesantes son las misteriosas, debemos aceptar siempre en el regalo de arte que supone José Tomás, su escondido relámpago.
También fulgurante. Luz de rayo.


Fernando Bergamín Arniches

En Barcelona a 27 de septiembre del 2009
Antes de la posible prohibición del arte del toreo en Catalunya.
LO QUE SE PIENSA EN LIBERTAD JAMÁS PUEDE LIMITAR LA LIBERTAD DE OTRO STEFAN ZWEIG

4 comentarios:

JUAN AROLAS dijo...

Muy buenas soy lector de su blog, el cual me reporta agradables lecturas que me redimen en parte de este mundo que nos toca vivir. Hoy cuando he leido lo publicado en el que se toca "el espiritu del toreo y la grandeza de su alma", se me han erizado todos y digo todos, los pelos de mis sentimientos.

Un abrazo y gracias.

La condesa de Estraza dijo...

Juan Arolas, gracias por la fidelidad, no es la primera vez que usted comenta en este blog, ¿verdad?

La condesa de Estraza

JUAN AROLAS dijo...

Condesa de Estraza, sí es la primera vez que comento en su blog; una vez lo intenté pero me hice un lío, poco a poco le voy cogiendo el ritmo a la "identidad", "contraseña" y todos esos líos.
Me ha recordado mucho al gran Bergamín, aunque con más claridad, don José era más difícil e irónico en su escritura.

Un saludo.

La condesa de Estraza dijo...

Juan Arolas, soy poco refranera, pero ahí va uno:
"al que a los suyos se parece, honra merece".
¡Jo!

Vuelva por aquí que será bien recibido y no se aburrirá, nuestro lema blogosférico es ante todo que no se amuerme el personal pues por aquí se conciben los medios de comunicación como un espacio, también, para distracción. Somos de los que pensamos que lo serio no tiene nada que ver con lo triste, ummm.

La condesa de Estraza