lunes, 20 de abril de 2009

El loberío (Sevilla, 3ª de feria)

Para el tercer festejo de la feria de Sevilla estaba anunciada una corrida de rejones, espectáculo del que abomino pues lo encuentro de una crueldad enorme, además de que siempre me horrorizó presenciar la pelea de dos animales contra uno, y ese uno para más inri, mutilado.
Así, pensé echar el domingo a pájaros lo más lejos posible de Las Ventas, y sus venteños. Pero vi por la mañana la foto que ilustra, se me encendió la memoria evocando tiempos pasados gracias a las hechuras del genuino ejemplar de Adolfo Martín de nombre Comadrón que saldría en la atroz corrida concurso de ganaderías de por la tarde, y me presenté a la cita únicamente para no perdeme el juego de este toro.
La foto está sacada de la página web de la plaza, y aprovecho la ocasión para quejarme de la chapuza gráfica que venimos padeciendo en la misma y para rogar a los responsables que a ser posible estas deficiencias informativas se remedien, ya que ni siquiera se refleja al menos con una chiripitiflaútica imagen de esas a las que tan acostumbrados nos tienen, el estelar momento de la entrega de premios.
Para empezar y según mi opinión, una corrida concurso con sangre Santa Coloma a celebrar en la primera plaza de mundo en la que no estén incluidos un toro de Victorino y otro toro de Buendía, ni es corrida concurso con sangre Santa Coloma ni es nada.
Un cuarto de aforo cubierto fue nuestra primera sorpresa al tomar asiento, lo cual deja claro que este tipo de festejos en una ciudad como la capital no interesa a nadie. Con el 7 repleto, sin embargo, y el resto de los tendidos vacíos, excepción sea hecha de los cuatro japoneses de turno, otros tantos periodistas y taurinos, más los partidarios manchegos que vinieron a ver a dos de los actuantes.
Mal presentada por regla general la corrida. Mansa y sin casta pues todos los toros fueron a menos, todos, y varios de ellos se dolieron en banderillas, otros varios o los mismos escarbaron, se repucharon en varas la mayoría, sin fijeza en los caballos ninguno, cabeceando, una corrida que no apretó para adelante, floja de remos, que no se entregó jamás y que volvió la cara, seis torós más de los de tantas y tantas tardes plomizas.
El primero, de Juan Luis Fraile, fue un patilargo fuera de tipo y sin trapío para Madrid. El segundo, de Joaquín Moreno Silva, serio y sin emplearse en varas, carecía de fuerzas. De tercero salió un búfalo de Cuadri, que se iba suelto de varas, esperó mucho y que cantó la gallina cuando se volvió, vencido, a morir a tablas. El cuarto, de Escolar, tras un tercio de varas anodino, quedó bobo y con nobleza para la muleta. De quinto iba Comadrón, el de Adolfo Martín, precioso de lámina, chiquitito pero de gran trapío, serio el toro, muy bien hecho y muy bien criado, de excepcional presentación, rematadísimo, Comadrón se llevó el premio al ejemplar más bravo, aunque yo personalmente hubiera dejado el premio desierto en todas y cada una de sus modalidades. Fue seis veces al caballo Comadrón con mayor o peor fortuna, sangró mucho (como toda la corrida, que todo hay que decirlo) y en las dos últimas varas se le picó con la puya campera. Un fenómeno nuevo y desconocido por la que firma hasta el momento -Zaragoza es otro mundo- pareciera que abandonada para ¿siempre? la clásica, torera y de sabio recurso, suerte del regatón.
Por último salió una cabra loca cerrando el festejo, con cojones suficientes la cabra como para emplazarse y sembrar el desconcierto entre las cuadrillas. El toro pertenecía a Pablo Mayoral, ganadería que según el programa carecía de antigüedad, luego la tomaría, y que fue el único toro que derribó, en terrenos del 1, cuando se le arrancó al picador de lejos metiendo los riñones con genio en su primer e improvisado encuentro.
De los toreros, nada de nada, tres pegapases sin técnica ni oficio, mal los picadores, mal lo banderilleros y pésimamente mal lidiados con el capote los seis toros. Estrellado uno por uno en los burladeros, sin que ninguno de ellos fuera parado y fijado debidamente de salida pues eso ya no se lleva y es cosa de toreros de los tiempos del cuplé.
Mal la plaza de Madrid, rematadamente mal, fatal, a la plaza de Madrid no hay quien la conozca y mucho me temo que comienzan a desaparecer definitivamente aquellos buenos aficionados imprescindibles y con opinión en el graderío de la calle de Alcalá, ocupados ahora por gente llena de prejuicios, filias y fobias, que no sabe ver la mayoría de las tardes lo que sucede en el ruedo.
Dos toros habían nacido en 2003, meses de noviembre y diciembre, fueron los de Adolfo Martín y Pablo Mayoral, y la diferencia de peso entre ellos iba de los 488 kilos del de Adolfo a los 630 que dio el de Cuadri.
A ambos ganadero me los encontré por los pasillos a la salida en amor y compaña. A Adolfo Martín le di la enhorabuena, iba más dicharachero de lo habitual y por lo bajinis me dijo haciéndome un aparte, "bravo el toro, bravo, bravo de verdad", y yo, que no había visto tal cantidad de bravura por ningún lado, puse la cara de póquer y me despedí mohina. Adolfi, como digo, iba acompañado por Fernando Cuadri, que me hizo un extraño rarísimo que me desconcertó cantidad y que no me pegó nada en un señor al que considero de una pieza, de franca nobleza, y al que servidora respeta como a pocos.
¿Le estará comiendo el tarro algún machaca al ganadero metiendo cizaña contra mi persona?
Si mis sospechas son ciertas, ni puto caso, Fernando, ni puto caso...

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Oiga, que se me deja lo más divertido de la tarde. Me han contao que en la tronera del 2 había un "callejonero" nuevo: Fernando Polo haciéndole callo al burladero, ensayando para su debut del jueves en Zaragoza...

EL CABALLERO NEGRO dijo...

Hay que ver, Plo ya ejerciendo de taurino, aguantando insultos y desprecios, pero todo se para poner un plato en la mesa y chupar del bote.

Querida Condesa si alguien le como el tarro a D. Fernando no lo dude que tiene nombre y apellidos Pedro Garcia Macias conocido pseudoreventa de apodo Chikilicuatre de Extremadura.

Lo que parece increible es que un hombre de una pieza como D. Fernando se deje influenciar por un parasito o varios.

El Coronel dijo...

Sra. Condesa, queda demostrado que estas corridas concurso no interesan a nadie, pero que monten una corrida concurso de verdad, con lidiadores de verdad que no vengan a lucirse y que traigan toros pagados con billete grande y verá como si interesan.
Yo tampoco conozco eso de la puya campera, antes se hacia con el regaton. Claro que eran otros tiempos y mientras tanto el personal haciendo el D. Tancredo y comiendo pipas.
Besos
Salud

Judas Iscariote dijo...

Yo vi los dos primero por la tele y decidi no perder más mi tiempo, despejo la tarde, salió el sol y me sali a dar un paseo, porque me pareció que lo único que ibamos a ver era limpieza de corrales.

Anónimo dijo...

Condesa: A las tres de la tarde de hoy hice un comentario sobre Sevilla en esta entrada del blog, ¿qué ha pasado con el?

Oselito.

EL CABALLERO BLANCO dijo...

Me parece de una pedantería exagerada, creerse tan importante como para pensar que Fernando Cuadri dedica un segundo de su vida a usted. Lo mismo puso esa cara intentando acordarse de quien era usted.

La condesa de Estraza dijo...

Tiene usted toda la razón, Caballero Blanco, tanta, que hasta dudé incluir el comentario al que se refiere del texto, pensando que surgiría alguien de su estilo metiendo la gamba como se demuestra.
Mire usted, ni Fernado Cuadri por muy temprano que se levante es más que yo ni más que nadie, para negar el saludo cordial a un semejante, máxime cuando Adolfo y yo hicimos un parón y comentamos el festejo ante testigos.
Yo no aseguro que este señor al que tengo por un gran señor y un caballero rehusara, simplemente fue lo que percibí y como lo percibí lo conté: que hizo un extraño.
Usted le da al ganadero más reconocimiento social que a mí, ¿por qué?, ¿por ser ganadero?, ande, váyase usted al cuerno (escobillado). Mire, el toreo es una familia y nos conocemos todos, chicos y grandes, pobres y ricos y hasta mangantes, y, para su información, le diré que Fernando y servidora cuando se han visto y siempre que ha cuadrado se han saludado con verdadera amabilidad. Siempre y con gran agradecimiento por mi parte -y le cuento- desde que una mañana muy temprano, tempranísimo, casi al alba y sin un alma por la calle -feria de Salamanca- Fernando, acompañado por su esposa, me cedió en una parada el primer taxi que apareció a dos kilómetros a la redonda tras interminable espera, y gracias a ello llegué puntual a un trabajo que aquella mañana era el primer día precisamente y el de mi incorporación, con una entrevista en directo para una televisión local mano a mano la que firma con Alfonso Navalón.

Podría ocurrir que la triste situación que usted aporta en su comentario fuera la cierta y que el ganadero en su poderío taurino, que no en la vida en general, hablando en plata pasara olímpicamente de mí.
Pero en ese caso la falta no es de servidora, sino él y dice muy poco a favor de un señor al que respeto como a pocos y tengo en alta estima.

No meta usted más caña, le ruego, pues yo más bien creo tran reflexionar y como he dejado dicho que a Fernando Cuadri algún chota le puede estar calentando la cabeza en mi contra y él cimienza a mantener las distancias, cosa mucho más humana y que dice mucho más a favor del ganadero como persona, que la paranormal versión que usted nos suelta, propia de un tipejo fascistas y 'eñorito'.

La condesa de Estraza

La condesa de Estraza dijo...

Oselito: Perdone por la tardanza en contestar.Amarrada este mes de abril al duro banco de la galera turquesa del ordenador, los garbanzos son los garbanzos, puede y debe creerme si le digo que la prioridad bloguera de esta mañana era darle una explicación a usted, pero la intervención del chorvo anterior -un clasista de mala muerte- ha distraído mi atención y se me ha pasado.
Ocurrió que debí rechazar su comentario por error y tras buscarlo por tierra, mar y aire, dada su categoría de aficionado de esos que le dan categoría a un espacio y del tema que trataba, me convencí que estaba perdido para los restos y pensé avisarle para que lo volviera a incluir.

Para los demás lectores, la cosa iba de la desdicha que supone el que a Canorea le hayan prorogado su permanencia en la Maestraza, ¿no es así, Oselito?
Si acaso y como quedan días, podría usted volver a contarnos el caso y tras concluir la feria sevilllana y antes de la de Madrid, meterle mano al asunto y plantear un debate acerca de la situación actual de la Maestranza.

La condesa de Estraza

Anónimo dijo...

Ha vuelto a intervenir hace unos minutos el Caballero Blanco, ¡qué cosas, qué puntualidades, cuánto interés!, pero en esta ocasión me cepillo el comentario tan ricamente, aunque lo conservaré.
¡Pues no es nada con el atasque que tenemos en la entrada dedicada a Victorino y éste cretino delirando ahora a esta horas!
Fuera, el nuevo comentario del Caballero Blanco, además de clasista como el anterior va a más pues es sibilinamente machista y llega a insultar.
No vuelva más por aquí, impresentable y presunto caballero.
Ah, ¿y saben ustedes una cosa? Daría una mano, y podría no perderla, apostando quién se encuentra detrás del mismo, el estilo es inconfundible, lo tengo muy estudiado, y explicación no pedida...
Señor conde de Estradas, Pepecharly rilé, le ruego que controle usted a sus portavoces, que como un día me mosquee de verdad la formo más gorda que la formé aquel día, y parece mentira que su excelencia conociéndome como me conoce, se arriesgue tanto:
julandrón, que es usted un julandrón más famoso en el toreo que el mismísimo Carracuca.

La condesa de Estraza

(con las prisas no sé que he hecho que ha desaparecido la cabecita, lógicamente el presente comentario me pertenece)

EL CABALLERO NEGRO dijo...

Respetada Condesa quien le calienta la cabaza a D. Fernando Cuadri no hay duda de quien es el inefable PG Macias y sus compiches de Aragon.

Que se diga que D. Fernando no la conoce es de retrasadito, pero si se queda satisfecho el caballero de blanco cual novia virgen va al altar pues sea feliz.

Aqui lo unico extraño es que D. Fernando caballero de personalidad e inteligencia preste oidos a unos parasitos y no se de cuenta que son sanguijuelas que le chupan lo que pueden hasta cierto miembro viril si se lo permitiera Don Fernando.

La condesa de Estraza dijo...

Caballero Negro:
Pue claro que es de retrasado mental pensar y de verdadero hijo de la gran puta opinar aquí con ese estilo descalificador que tanto me suena, que dos profesionales del toreo como Fernando Cuadri y servidora no se conocen.
Retiro lo del taxi, pues acabo de recordar que a Cuadri le entrevistó servidora en su primera etapa en la revista 6T6, años noventa, cuando estuvo de redactora y no, como sucedió mucho más tarde, colaborando en las páginas de opinión del semanario.
A propósito, algún día publicaré aquí para reírnos un rato la columna que le dediqué al pobre Pepecarlos informando de la conferencia -¡de toros!- que este estúpido se atrevió a dar una tarde en un Centro Cultural del Pinar de Chamartín con seis personas de audiencia, incluida la que firma.

La condesa de Estraza

La condesa de Estraza dijo...

Se me olvidaba, ¿y no le ha llamado a usted la atención el que firme como Caballero Blanco?

La condesa de Estraza