
Foto incluida de la mesa para ilustrar la noticia, y en ella no se encuentra el corrupto presidente de tan magna institución, o sea, José Carlos Fernandez-Villaverde y de Silva-Bazán, conde de Estradas.
Que cualquier mortal no se encuentre en determinado lugar a determinada hora no significa nada, la ausencia se puede deber a infinidad de circunstancias todas ellas posibles, así que no flipemos.
Ahora bien, como este blog va a seguir sabueso los pasos taurinos del impresentable coleta coronado de espinas, me ha llamado la atención, inquietado y alegrado, el que no aparezca en el documento gráfico su excelencia, aunque desconozco si se deberá el suceso a que una tuviera la suerte de que se encontrara el aristócrata siendo apartado de su función por parte de una junta directiva con dos dedos de frente, o quizás debido a un viaje del señorito acompañado por la querida a los glaciales americanos de los mares del sur.
Ya digo, conclusión de momento ninguna acerca del destino del pollo pera, pero en día tan señalado choca cantidad que Pepecarlos no aparezca, ya no en imágenes, siquiera reflejado en el texto dado su cargo como cabeza visible de la entidad.
Texto que por otra parte no dice nada de interés para conocimiento del ávido personal que está pendiente de tema tan periodístico, y no se engañen, que la audiencia es la que decide.
El distribuidor de la nota de prensa a la que me refiero, Javier Sarkozy Salamanca, lanza la soflama a la que nos tienen acostumbrados, ocultando matices de interés como sería la respuesta del público congregado en la sala, como se debe reflejar, pues estamos hablando de un acto de puertas abiertas y el aforo canta mogollón.
Eso sí, mucha comedura de tarro, y la sensación de que la fórmula de esta peña que agrupa en la base a extraordinarios aficionados, quizás los más documentados de Madrid, está completamente agotada y ha llegado el momento de meditar.
El invitado que abrió el ciclo fue Carlos Aragón Cancela, de los Cancela colmenareños de toda la vida, como nuevo propietario del legado de la sangre santacolomeña en estado puro, al que se le desea mucha suerte en su aventura ganadera.
Sólo un pero: el nombre elegido para la lidia de la vacada, Flor de Jara, un horror por obvio camperamente opinando, rebuscado, propio de nuevo rico, blando y florido, no le pega nada a tan legendaria ganadería de míticos toros de casta de pezuña dura.
Flor de Jara, Flor de Jara... joder, si es que parece que se trata de una marca de miel propia de la granja de san Javier Buendía con el barroco de Vivaldi sonando detrás por las cuatro estaciones.