Sobre las declaraciones de Tomás Prieto de la Cal (I)

Al asunto Prieto de la Cal de cabeza, me tiro en una primera entrega para facilitar su lectura, pues el caso de las declaraciones en contra de los Domecq del joven criador ha dado un giro sorprendente ya que los maestros maquinistas que saben atizar la candela comienzan a echar leña a la locomotora, y por fogonera del ferrocarril a carbón me tengo.

Ahora es cuando debería empezar el debate sobre las declaraciones del ganadero de Huelva si aquí hubiera una pizca de conocimiento, debate que partió del torodelajotablog (felicidades, David Díez) con el personaje de la fotografía como comentarista estrella de la opinión generada en el imprescindible espacio del joven abonado de La Misericordia.

Se trata de Emilio Pérez, alías Jaramago, aficionado de Zaragoza que pasa por ser el gran valedor de don Tomás con la cercanía y la frecuencia suficiente como para entrar a La Ruiza como Perico por su casa, dicen, y disponer. Así, con todo el derecho del mundo, Jaramago se posiciona al lado de la filosofía ganadera de su amigo el marqués de Seoanes y, dicho sea de paso, nos congratulamos de que el señor Pérez sirva de valedor en la zona aragonesa para que su amigo lidie por las plazas de aquella zona y así podamos tener noticias del estado de la divisa jabonera. Pero para salir en su defensa, no se le ha ocurrido otra cosa que bajear a un toro que ya permanece en la memoria colectiva y que a mí cuando me lo tocan es como si me tocaran a alguien de la familia. Un domecq, sí, un domecq, aquel retaco pavoroso que se quiso comer a Antonio Ferrera una tarde en Pignatelli, bala de toro, de los últimos grandes toros que yo he visto, bravísimo, pero bravo de verdad, un toro que si no hubiera llevado el hierro de Antonio Bañuelos tendríamos al toro de nombre Acelerado hasta en la sopa de la blogojet.

Este hombre, Jaramago, o no sabe una palabra de esto o bien le están comiendo el tarro de mala manera prestándose el maño a hablar por por boca de otros, o portavoz, poderosos y acaudalados taurinos que tanto abundan y que desconocen la decencia pues son incapaces de reconocer los aciertos de los demás y torpedean el mercado con pésimo estilo.

Alarmo al personal muy seriamente ya que vengo detectando una corriente, que sale del melonar zaragonazo, en la que como si se estuviera intentando aleccionar a las NNGG en contra de la movilidad del ganado con el peregrino consejo de que no se puede confundir la movilidad con la casta, ¿?, en un tirabuzón retórico muy peligroso y muy mal intencionado. Cuando, a mi parecer, es consecuencia una cualidad de la otra, todo lo bravo se mueve en toda especie, es la rapidez del contrario lo que mete miedo, la velocidad del otro al reaccionar, su movilidad, sea uno humano o bestia o las dos cosas a la vez, por mucho que joda que un domecq se arranque y repita treinta cates seguidos al que tiene delante y que el de mi compadre se pare en cuanto huele la muleta.

Fuera el amiguismo charlatán de cuatro, que es mucho más importante la salud de la Fiesta que la notoriedad de los de nuestra pandillita.