Sigo haciéndome preguntas

Uno de los grandes damnificados de la oscura maniobra ocurrida en las catacumbas de los corrales de la plaza de toros de Madrid con la corrida de Adolfo Martín ha sido Jony. Veintiún años tiene mi criatura y un carrerón, que dejó sus exámenes finales de 4º curso de Derecho en su Salamanca tierra mía para venir a vernos por este orden en el sentido animal: a servidora primero, después a Rosa Jiménez Cano y por último a los terciados y cornalones toros propiedad del sobrinico de Victorino, que hubiera largado en plata el zorro bleu asentado en Portezuelo y nos hubiera amenizado el final de la feria si acaso le llegan a echar la corrida para atrás como ha pasado con su pariente.
Vaya tela de prensa de la especialidad, señoritos de pan pringado, y luego son estos camastrones de la información salidos de las más chiripitiflaúticas universidades (saludos, Leticia Ortiz de la Titulitis) los que se la agarran con un papel de fumar y como muy dignos desprecian a las rapaces que nos curramos el corazón, resto humano de un oficio que fue de callejeros desvergonzados, hoy ejercido en Toros por unos tipos y tipas inexplicables, rilados siempre, que yo no entiendo como la profesión puede haber caído en manos de gente que tiene semejante miedo a todo lo que se mueve, mayormente al Poder, que es contra lo principal que debemos atentar desde cualquier tribuna lo enseñen en la Facultad o no lo enseñen.
Vamos, cae la mosqueante maniobra perpetrada al criador de Galapagar en manos de los del Sálvame y, tras perseguir al ganadero por tierra mar y aire con un fotógrafo camuflado en cada encima de los Alijares haciendo guardia en la rama, le meten un micrófono a Adolfi debajo del barbuquejo quiera o no, y a estas alturas todos los aficionados, público en general y algún profesional en la luna, sabríamos el motivo por el cual los responsables de las arenas monumentales de Ventas nos privaron de ver una interesante corrida, objeto de deseo del abonado, para meternos seis impresentables ejemplares de deshecho de Domecq en una provocación indignante aunque la plaza encajó como si tal cosa la provocación, leves pitos, incapacitados los tendidos actuales para amotinarse una tarde y acojonar a los responsables, que es lo que temen por todos los medios.
Vino Jony de Salamanca, ya digo, y a la hora del aperitivo malasañero, zaca, aparece en el Siting Bull de improviso mi abogada Cristina Almeida y delante del niño, que es de casa, no ponemos a hablar por encima de un litigio que la letrada de Badajoz y servidora tienen pendiente de poner en manos de la Justicia, ejem, Jony un poquitín flipado por estar presente en una conversación con la histórica y combativa maestra, siempre generosa con sus saberes.
Hasta ese momento servidora tenía un secretillo que no había compartido absolutamente con nadie y, camino de la pizzería del Papi, fui y se lo casqué a Jony como ahora hago con ustedes: en octubre comienzo la carrera de Derecho pues, aunque siempre me tiró el pleito, a partir de una experiencia personal me ha entrado como una especie de veneno y no pienso ni leo otra cosa que no tenga que ver con el payo Justiniano.
Si me gradúo y la vida me da tiempo, yo como abogada puedo tener mucho peligro o eso deseo. Porque fíjense ustedes que troletrole me traigo desde la más completa ignorancia del Código Civil tras finalizar la feria de San Isidro, que la población no sabe si ha finalizado en una ceremonia de la confusión total pues nos queda una semana de toros, y le vuelvo a trasladar la peliaguda cuestión a ustedes, que estoy segura que en este aspecto estarán más preparados, puestos y estudiados que la que firma.
¿Forma la Fiesta parte del Patrimonio español?
Sí. La misma Esperanza Aguirre en uno de los golpes más inoportunos y demagógicos de todos los que el toreo viene sufriendo la declaró desde la presidencia de la CAM bien de interés cultural aprovechando el rollo catalán, con esa espesura de ideas de la derechona madrileña... y el impresentable catalogo del CAT como oxidada maquinaria debe ser enviado a la chatarra como primera medida de urgencia, ya, pero ya.
A ver, abogados del mundo con bufete puesto, ¿contempla la ley cualquier agresión al Patrimonio y condena a los autores por los daños causados a los bienes comunes?
Es decir, si cualquiera de nosotros se arma con un hacha y parte a golpes hasta hacerlo astillas un retablo de la Catedral de Burgos, ¿sería el del hacha entrullado por la autoridad y puesto delante de los jueces?
Creo recordar que hace años un loco se lió con la Piedad a mazazo limpio, llegó a partirle incluso la nariz a la figura que representa a la Virgen María y fue causa de talego saliendo los hechos y su autor retratado en las portada de los periódicos de medio mundo con la general condena.
Entonces, ¿por qué permitimos que una serie de individuos se hayan pulido en pocos años el tesoro común de la sagrada Tauromaquia, a conservar como cualquier otro, y del que apenas quedará alguna reliquia que será en el futuro muestra de que existió y objeto de veneración por nuestros descendientes?