Entre las coles pestíferas que suelta la blogosfera madrileña de toros, la peor del orbe del cuerno salvo incorporaciones recientes, surge de pronto una frondosa lechuga perfumada y verde, fresquita, y hasta me entran ganas de comerme una ensalada.
No se pierdan el último trabajo de Estrapicurciela de Cadalso y observen, cintura rota, que es un arma letal para los toros, cómo se torea a dos manos y por alto. Los toros se quebrantan lo mismo por abajo que por arriba siempre que vayan toreados, que no me venga con gilipolleces algún modelno, escuela clásica en desuso, muy mexicana, hasta que llegó José Tomás y la restauró.
Su gran intérprete fue Luis Procuna, el Berrendito de San Juan.
miércoles, 5 de mayo de 2010
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7 comentarios:
Bonita conjunción torera y literaria... Ese pueblo, Cadalso, debe ser muy singular. ¿Dónde está?
Paulista
Paulista: gracias por su visita y por su participación.
Pero mire usted, yo no se donde está Cadalso porque nunca he estado en Caldaso, aunque me suena que está por la parte avileña, como las vacas pardas.
Los de la conjunción torera y literaria son de Cadalso, pero es afición venteña, y editan uno de los mejores blogs de toros para mi gusto en la variada red (no los conozco de nada).
La entrada sobre Rafael de Paula, texto del paulista acompañando tanto toreo, es magistral. No le miento si le digo que a mí durante el día se me ha venido el video a la cabeza con frecuencia, la he visitado media docena de veces por lo menos, y hasta se la he recomendado a Fabab, un señor profesor de Granada que le gusta Rafael hasta de salón.
Vuelva por aquí, se necesita un paulista.
La condesa de Estraza
Cadalso de los Vidrios (Madrid), está en el suroeste de la Comunidad de Madrid. Es el penúltimo pueblo según te diriges a Ávila y Toledo. Lugar precioso y con mucha historia, también taurina.
SAN ISIDRO 2010. EN LA PRIMERA NO ME ABURRÍ
Salieron a recibir a seis toros impresentables tres graves toreros. De éstos que torean en algunas plazas. De éstos que, como no nacen toreros, no aciertan a mostrar su toreo a los espectadores ni a los neófitos que vienen detrás y que, quizá, sí aspiran a saber y aprender. De éstos que quieren que la grandeza de los toreros grandes se mida con la estrechez de sus cualidades. De éstos que queriendo mostrar a los espectadores lo “bien” que torean, les hacen ser ignorantes… Uno de ellos compuso una estética artística, llegó a la concurrencia y consiguió tapar con su arte sus ventajas toreras: “fueracacho”, pico de la muleta y nulo uso de la izquierda. Como mató bien le dieron una orejita que paseará al día siguiente por las tertulias gastronómico-taurinas madrileñas. En puridad, he de decir que hubo derechazos con alma.
Me leí un periódico y parte del otro. Me comí un amoroso bocadillo que regué con una cerveza bien fría. Saludé a mis compañeros de localidad después de un año de ausencia. Comencé a sentir fresquito al cuarto, me calcé una liviana cazadora azul marino y seguí leyendo. Oí ruido de cencerros alocados y alevosos al declinar la tarde. Elevé mi vista perpleja y observé mansos casquivanos en pos de bovino despistado y cojitranco. Mientras retornaba mi mirada hacia las letras impresas, escuché ovación atronadora, deduje que dirigida a los cabestros (¿) (¿se pone así para señalar extrañeza?), ya que el mayoral ni apareció en el ruedo. Observé unas nubes con pinta de muñecos de nieve que contrastaban luminosamente con los colores circundantes. Tomé anteojos y repasé ese espectáculo nuboso con delectación. Me acordé de mi paisano Carlevaris: Nadie como él sabe captar con una cámara fotográfica estas maravillas de cielos, tierras y cadalsos.
Sigo leyendo: Aparece un recordatorio en el ABC de la célebre corrida de Beneficencia que mató en solitario Paco Camino en 1.970: ¡Magistral! Su foto emblemática sentado en el estribo, esperando la salida del cornúpeta, es una institución en la tauromaquia de Las Ventas. Me llevó mi abuelo a los toros aquella tarde, grada del 2, tarde soleada, emoción a raudales, golpe de luz cegador sobre las cuadrillas al atravesar el ruedo. A mi abuelo ya le rilaba la barbilla cuando se emocionaba. Recuerdo perfectamente (lo de ayer no), cuando Camino (era el “Rococó del Toreo” para mi amigo Gildo) salió del burladero para recibir a uno de los toros y la plaza prorrumpió en atronadora ovación, de tal calibre fue aquélla que con el toro en el ruedo le hicieron saludar mientras su banderillero sujetaba al bicorne en el burladero del 7. Está bien recordar tauromaquias añejas y bellas, gracias a ellas tomo el metro cada tarde. En estas cosas estaba cuando el hijo de mi compañera Alicia me pide que le enseñe a sujetar la muleta. Le enseño, no vaya a ser que ya tome vicios desde tan pequeñito, con dos años… No me lo perdonaría. Salgo de la plaza, en los aledaños observo a los verdes servicios de limpieza preparados para actuar cuando se les requiera. Son como antidisturbios. Rememoro en la explanada los quioscos desaparecidos de entonces: ¡Cuántas conversaciones taurinas con aquellos viejecitos! Cheli: ¿Qué espacios surcará tu sonrisa en este San Isidro?
¿Quién dijo que no hay cosa más aburrida que una tarde de toros aburrida? ¡Pues anda que no suceden cosas en una tarde de toros aburrida!
MIGUEL MORENO GONZÁLEZ
Dedicado a La condesa de Estraza y a "Paulista". Con todo mi afecto desde Cadalso de los Vidrios.
TOREO DE CAPOTE CELESTIAL
El toreo de capote ha desaparecido prácticamente de la faz de los ruedos taurinos -como tantas otras cosas- reciclado por el toreo actual circense y tortillero. El Templo de la Tauromaquia está siendo mancillado por mercaderes sin escrúpulos. Sin embargo, yo guardo en mi retina lances de un artista que no se prodiga mucho en la confusión taurina vigente.
Este torero cuando torea con el capote mete la barbilla en el pecho juntito al corazón, los brazos los mantiene sueltos y acunados mientras los pies están irremisiblemente asentados en la arena, como clavados, de ahí sólo los movería el toro de manera violenta. La cintura acompaña al tronco y a los brazos al unísono, esta acción recibe el nombre de "pechear".
Su lance es largo, algo así como tres de los que ejecutan los demás. Para crearlo trae el toro toreado desde lejos ofreciéndole el percal hasta el hocico -"enganchándole", en el argot- cuando el toro entra en su jurisdicción "mece" los brazos para que el capote adquiera un suave aleteo, o ritmo contenido, que ejerce de hipnotizador del bicho que sigue ensimismado el engaño justo por el centro o "bamba" del capote. En ese instante el brazo contrario al pitón reposa cerca del costado -"codillea"- formando un ángulo obtuso; a la vez que el brazo de salida del animal torea llevándole al lugar idóneo con un breve "toque" que es imprescindible para "ligar" el siguiente pase que lo consigue ganando terreno al toro dando un paso, máximo dos, hacia los medios.
A todo lo que antecede hay que añadirle el "duende" del arte para que la obra sea irrepetible e inigualable en belleza. Esto es posible merced al transvase inconsciente del sentimiento del artista hacia su obra, la cual emerge plena de armonía y estética policroma. Fiel paradigma del espíritu que anida en el interior de su ser es el semblante del torero, porque nunca como en este caso es tan cierta la sentencia de que la cara es el espejo del alma.
Esta sintonía de sensaciones ocurre muy de tarde en tarde -el torero, como cualquier artista, no puede ser sublime sin interrupción- pero cuando un día acontece todo lo demás es secundario, me atrevo a decir que no sirve ni de acompañamiento válido.
En toda mi vida únicamente he visto torear a un torero de esta manera. Su nombre es Rafael de Paula y su inmortalidad la alcanzará con el paso del tiempo.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Gracias, Miguel Moreno, en nombre de Paulista y de servidora, sobre todo en mi nombre pues viene usted a darle categoría a esta casa.
¡Joder!, qué curro nos acarrea por otra parte:
coincidencia plena en lo Carlevaris de Cadalso, para mí uno de los mejores fotógrafos que circulan por la red, gran paisajista, le sigo y no vean ustedes como capta la atmófera exterior y la escena urbana.
Uf, que ando parecida a Manolo Ufff Caballero, y encima saca usted a debate el aplastante argumento del codilleo -sólo para 'palaares'- y habla de los dos inolvidables quioscos y su personal... y evoca usted tal cantidad de nutritivas cosas, querido amigo, que vamos a aplazar el deshuese de tanto material literario y torero como nos regala, generoso partidario caldaseñor de Rafael.
La condesa de Estraza
Se pone la carne de gallina,
como canta la señorita,
Rafael andado despacio como
un pajarillo solitario, deja
las huellas sobre la arena
y para el tiempo.
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