El Fundi y los Cabales

Ya dije hará cosa de dos meses que pertenezco a la tertulia de Los Cabales, foco infeccioso que cuenta con siete únicos miembros, conspiradores los siete, y nuestro único lema es atentar contra el poder taurino desde la más absoluta clandestinidad.
Profesionales en activo, o en pasivo, somos todos los miembros del grupo excepto uno. Aficionados grandes fuera de toda duda los siete, nos une nuestro amor a la Fiesta por encima de todas las demás diferencia y el haber sido testigos de la historia moderna de la plaza de Madrid, unos más que otros por razones de edad, lógicamente, siendo servidora la más joven, además de la única mujer.
Nos reunimos espontáneamente, siempre a comer y siempre en el reservado de un conocido restaurante del centro de Madrid, y no suelen pasar más de veinte días sin que uno de nosotros -normalmente ellos- se ponga en contacto con el resto y convoque el siguiente encuentro.
A veces, bastantes, se suele invitar a una figura de cualquiera de las variadas facetas que componen el toreo, teniendo en cuenta el interés de la misma y su postura ante el toro y ante la vida, la actualidad y las ganas que tengamos de oírle hablar.
Pasará a la historia de las tertulias de toros la que Los Cabales celebraron, y digo celebraron porque servidora estaba por aquellos días en la feria de Salamanca, con Antoñete.
Fue el 11-S, cuando la primera edición de todos telediaríos abrieron con el bombardeo y cuando, por aviso del servicio, la clientela suspendió el almuerzo y se metió en un cuarto preocupada a ver la televisión, toda ella, menos la mesa de la tertulia que estaba embobada con Antonio Chenel. Ajenos a todo pues sin calibrar las consecuencias venideras, prefirieron seguir departiendo con el torero que ver en directo la voladura de las Torres Gemelas mientras el resto de los humanos asistíamos en directo a través de la televisión al momento exacto en que cambiaba el mundo.
(Dignas de ser reproducidas las breves palabras que mascó el del mechón por lo bajini cuando se enteró del alcance del atentado contra los gringos).
Pues bien, un día de la semana pasada tocó comida con José Pedro Prados, El Fundi, muy querido entre nosotros pues uno de nuestros compañeros de mesa, concretamente José Luis Suárez-Guanes, es su más reconocido partidario desde que José tomó la alternativa, sin haber renunciado jamás a la sincera admiración que le profesa hasta que las circunstancias le han dado la razón, motivo de haberse reforzado mucho más la extraordinaria corriente de simpatía que venía circulando desde siempre entre el torero y el escritor.
Obviamente lo que se rajó en el almuerzo al que me refiero es largue de primera clase, ummm, qué movidas... y obviamente yo no voy a soltar prenda aquí, aunque me encantaría, pues a pesar de que los cabales somos siete personas y siete aficionados muy diferentes, tácitamente se sabe que de lo que se hable entre nosotros, y con el invitado el día que toque, no va a trascender nada de nada.
Pero como soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, me salto las reglas a la torera y me voy de la lengua mínimamente para informarles a ustedes que, según palabras del matador, en el cartel estrella de la próxima feria de Valdemorillo estarán si las avanzadas gestiones no sufren cambio, dos toreros muy del gusto de Madrid, sin ir más lejos El Fundi y Julio Aparicio.
¿Mano a mano?

Foto: Juan Miguel Sánchez-Vigil