

Por todo esto y por mucho más la corrida del antipático criador portugués decepcionó, pero también porque se había distribuido un catálogo de fotografías excelentes de unos toros perfectos de hechuras que le pusieron los dientes largos al personal, toros que no se vieron luego en la plaza ni en pintura, que esa es otra. Bien, una corrida de expectación torista que salió mala como tantas, nada nuevo bajo el sol, cuando desde un medio de comunicación, concretamente la COPE, se lanza un rumor que viene a decir que en determinados mentideros del toro se comentaba que el mayoral de Joao Folques quiso pernoctar en la plaza pero que alguien -¿quién?- le había dicho que eso no podía ser.
Lanzada la especie desde la potencia de un medio semejante, tan periodísticamente ambigua, nadie se preocupó de nada y mucho menos se preocuparon los profesionales que difundieron un asunto tan grave como el que en los corrales de la plaza de Madrid, supuestamente, presuntamente, al parecer, se pudieran estar drogando a los toros en general y a los toros de Palha en particular, se dice, se comenta, se rumorea por esos blogs porque a raíz del percance de Lancho tres toreros del mando de Rafaelillo, Javier Valverde e Iván Fandiño habrían exigido la manipulación de las fieras criadas en la Heredade de Adema por miedo a enfrentarse a ellas.
Lecciones no me gusta dar, pero lo suyo hubiera sido que ya que los informadores de la COPE habían oídos campañas, din, don, y decidieron que se entera el público de que al mayoral de Palha se le impidió estar a pie de obra, lo suyo hubiera sido, decía, que posteriormente se hubieran puesto a currar que para eso debe pagarles de puta madre la santa madre Iglesia, y contarle a la audiencia lo que de verdad ocurre en los corrales venteños, sin sembrar dudas, y el por qué al encargado de vigilar los toros le prohibió se desconoce qué mano negra el ejerce su oficio como está mandado.
Que yo no sé lo que pasa en la mazmorra de los corrales venteños, ni lo sabe nadie, lo que sí sé es que demasiados taurinos del taurineo, sobre todos los poderosos procedentes del latifundio internacional, no saben perder y en mi derecho estoy de sospechar que el alarmante rumor recogido por la COPE pudo lanzarlo el propio ganadero -ellos son así- para quitarse cualquier tipo de responsabilidad tras el petardo presenciado en la plaza monumental de Madrid, que siga la bola y que cargue otro con el mochuelo.
Luz y taquígrafos -señor Chopera y autoridades, ¿algo que decir?- mientras que de la insensata participación en los hechos del inefable Javier Salamanca, tesorero de la Asociación el Toro de Madrid, ejerciendo de amplificador de rumores y de la aportación de una fotografía paranormal con el mayoral en los corrales asomado a la barandilla mirando el ganado como ido, nos ocuparemos si acaso surge el debate y los lectores tienen a bien comentar alguna cosa.
Próximamente, es decir, cuando se pueda.
Fotos: página de Las Ventas, novillo de Pablo Romero y toro de Palha.